El juez condena a tres años de cárcel a un policía tras pegar sin motivo a una persona por preguntar en la comisaría de Parquesol
Jorge A.S.A. también detuvo ilegalmente a la víctima, que acudió a la oficina pensando que se trataba de un hospital y aseguró que en ningún momento golpeó al policía, lo que motivó la reacción del encausado
Golpear y detener sin motivo a un ciudadano le costará tres años de cárcel y ocho años de inhabilitación a Jorge A.S.A. , agente de la Policía Nacional. Esta es la pena que decreta la Audiencia de Valladolid por los hechos ocurridos contra Atila S., a quien preguntar en la comisaría de Parquesol, que confundió con un hospital, le condujo a sufrir dos agresiones y a ser trasladado con grilletes a la Comisaría de Las Delicias , este último hecho bajo orden del superior del encausado tras escuchar su versión de los hechos pero sin haber visionado la cámara de seguridad de lo que realmente había ocurrido.
Ante el episodio ocurrido en una tarde de mayo del año 2022, la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Provincial considera probada por parte de Jorge A.S.A. la autoría de un delito de detención ilegal -le aplican la atenuante de reparación del daño-, merecedor de la citada pena de tres años de cárcel y ocho años de inhabilitación para el ejercicio de la profesión.
También juzgado por un delito contra la integridad moral, de este cargo se le absuelve al entender que el puñetazo y las patadas propinadas a Atila S. se incardinan en un delito de maltrato de obra por el que no reclamaron las acusaciones pública y particular, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
El policía nacional también deberá hacer frente a una indemnización de 9.000 euros en favor de la víctima , en concepto de daños morales. La cuantía ya fue depositada en el tribunal con carácter previo al juicio mediante transferencia bancaria con la intención de reparar el error cometido cuando, como así reconoció, propinó un puñetazo al ciudadano rumano y luego le pateó tras caer éste al suelo. Esta acción lleva a la sala a aplicarle la citada atenuante de reparación del daño.
Tanto el fiscal del caso como la acusación particular coincidieron en rebajar la petición global de condena a tres años y medio de presión que pedían -seis meses por delito contra la integridad moral y tres años por detención ilegal- , pese a que inicialmente solicitaron siete años y medio y otros cinco de cárcel, respectivamente.
La defensa, por contra, había solicitado una pena mínima y multa de 90 euros por un delito leve de maltrato e interesó la absolución por el delito de detención ilegal al concurrir, a su juicio, un error invencible. Subsidiariamente, por delito de detención ilegal imprudente pidió una suspensión de mes y medio de empleo y sueldo.
«Pensé que me la liaba»
Desbordado, con fiebre y Covid. Estos fueron los tres estados que el policía Jorge A.S.A alegó, con arrepentimiento, para propinar un puñetazo y una patada a Atila S., quien acudió a la Comisaría de Parquesol para realizar «preguntas incoherentes», según declaró el agente el juicio.
Sin poder responder a sus peticiones y tras atender a otras incidencias, el ciudadano entró en el edificio policial sin ser localizado. Fue en ese momento cuando al agente la situación le superó porque la Comisaría de Parquesol cuenta con el depósito de explosivos de los TEDAX y otra serie de «material sensible» de otras unidades. «Pensé que me la podía liar» , dijo gráficamente el policía.
Tras poner en alerta a media decena de compañeros, el hombre fue encontrado en la segunda planta, haciéndose cargo de él Jorge A.S.A., quien en el juicio sostuvo que fue entonces cuando Atila S. se resistió y llegó a golpearle en la mejilla y la oreja, por lo que le redujo segundos más tarde con un puñetazo y una patada. Por ello, el agente insistió en que había motivos para la detención al haber sido objeto de un delito de atentado .
«!Madre mía, pero dónde me he metido, estoy otra vez en el orfanato!» , es lo que Atila, entre sollozos, aseguró que pensó tras la agresión tras recordar cómo le pegaron y le metieron en un barril con agua a modo de castigo en un hospicio en su país de origen.
La víctima, además, indicó que se personó en comisaría pensando que se trataba del hospital y que su deseo era el de ser ingresado al sufrir un brote psicótico, mientras negó que hubiese pegado al policía encausado, como atestiguaron los policías que se encontraban esa tarde en comisaría.
También, entre otros, compareció el coordinador o superior del acusado para defender que la orden de detener a Atila por atentado y trasladarle hasta la Comisaría de Las Delicias para realizar el trámite oportuno la dio él tras escuchar la versión de los hechos facilitada por el encausado, y ello sin haber visionado la cámara de seguridad de lo que de verdad había ocurrido en el hall.