Diario de Valladolid

El magnetismo de Sigourney Weaver atrapa al público de Valladolid

La actriz evoca sus recuerdos y repasa su trayectoria en un encuentro con ciudadanos en el teatro Carrión

Sigourney Weaver llega al Teatro Carrión. -P.R.L.

Sigourney Weaver llega al Teatro Carrión. -P.R.L.

Publicado por
Fernando Martín
Valladolid

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Hay actrices y actores cuya simple presencia llena la pantalla. Tienen ese magnetismo capaz de captar la atención del espectador con solo aparecer su rostro, hacer un gesto o abrir la boca.  Sigourney Weaver, la veterana actriz estadounidense a la que generaciones de amantes del cine conocen por películas como ‘Gorilas en la Niebla’, ‘Aliens’ , ‘Los cazafantasmas’ o ‘Avatar’, llenó  ayer el escenario del teatro Carrión apenas pisarlo ,  en medio de una ovación cerrada del público, ya entregado antes de que la protagonista tuviera tiempo de decir ‘good morning’.  Con 1,82 de estatura su presencia impone sobre un escenario, aunque lo suyo sea el cine. Ataviada con una chaqueta larga estampada en rojo, resultaba evidente quién era allí la estrella , incluso para un profano que se hubiera colado en el teatro sin saber lo que se cocía dentro.

Después de la recepción oficial del viernes en el Ayuntamiento, ayer el era  turno para que el público conociera un poco más de cerca a quien tantas veces ha visto en la pantalla. No todos los días una estrella del cine pasa por Valladolid y además se presta a un encuentro con los mortales.

La cola para entrar al Carrión quince minutos antes de las doce del mediodía, la hora del encuentro con el público, se extendía a lo largo de la calle Montero Calvo casi hasta llegar a Menéndez Pelayo, mientras en la puerta lateral del teatro, en la calle Alcalleres, se arremolinaba la gente para ver la llegada de la actriz.

Ya en el interior, ante un auditorio multigeneracional que llenaba el recinto, con abundancia de jóvenes, la Weaver estuvo cercana, en la distancia y en el trato con el público, aunque el formato del encuentro, pregunta en inglés, respuesta de la actriz y luego traducción, restara agilidad. Es lo que tiene la ignorancia del inglés entre las generaciones de españoles que superan cierta edad . Mientras los más jóvenes reían las respuestas , la otra mitad del teatro esperaba, con cara de póker,  al traductor.

A preguntas de la también actriz Leonor Watling,  la entrevistadora ayer, Sigourney Weaver relató que, pese descender de una familia de actores  -su madre fue actriz, su padre productor de televisión y también tiene un tío actor- ella nunca pensó llegar tan lejos. Incluso contó la experiencia de  su paso por la escuela de teatro y los desalentadores comentarios que cuestionaban su talento. «Pero soy una persona muy tenaz», prosiguió al relatar sus primeros pasos. Esa tenacidad la llevó a estar nominada tres veces a los premios Óscar y a recibir dos Globos de Oro y un Bafta entre los galardones que decoran su currículum.  A ellos se unió ayer el Goya Internacional de la Academia del Cine Español, otorgado por «su impresionante trayectoria plagada de películas inolvidables» y por la interpretación de personajes femeninos complejos y fuertes», según rezaba la nota en la que se informaba de la concesión.

La conversación entre dos actrices, Leonor Watling y Sigourney Weaver,  aunque de latitudes muy distantes,  versó casi en exclusiva sobre cine, pero en sus respuestas la actriz estadounidense dejó  entrever la persona que hay detrás del personaje. De su rodaje en Ruanda de ‘Gorilas en la Niebla’, en la que daba vida a la naturalista Dianne Fossey, asesinada en las montaña ruandesas, «una mujer extraordinaria y compleja», dijo  Weaver, recordó «con cariño» las escenas con unos primates que pueden pesar  150 kilos y que en una ocasión embistieron contra ella. Pero también extrajo enseñanzas «como madre» al estar rodeada de bebés gorilas que la abrazaban, se le subían encima «y se hacían pis». Fruto de aquella experiencia con los gorilas, la actriz señaló que sigue implicada en «la causa para la protección de esta especie».

Del baúl de sus recursos evocó su encuentro con otra grande, Ingrid Berman, cuando ella era meritoria en un teatro en el que actuaba la actriz sueca. Ya entonces su altura llamaba la atención y recordó que Bergman, también de gran porte, se ponía a su lado para acabar por admitir que ella (Sigourne Weaver) era más alta.

Aseguró que le encanta su trabajo por la intensidad que exige, pero añadió que, en los tiempos muertos en los que no rueda películas, vuelve rápido a su vida ordinaria para estar con su marido, Jim, con el que lleva casada cuarenta años y al que señaló entre el público que estaba en el Carrión.

Sobre sus películas de ciencia ficción, dijo que le gustan porque permiten acercarse «al público joven»  y   subrayó la ampliación del espectro cinematográfico para los papeles femeninos. «Yo sólo recibía guiones con mujeres maduras caricaturizadas», dijo y aquí apuntó al director español Pedro Almodóvar como uno de los que han contribuido a esa diversificación. También tuvo palabras de elogio para Juan Antonio Bayona, un director «muy versatil». Con alguna pregunta intercalada del público, el encuentro terminó transcurrida una hora que supo a poco. Sigourney se marchó con la misma elegancia con la que entró. Agradecida, sonriente y en medio de la cerrada ovación de los asistentes.

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