CSI vallisoletano en el escalofriante caso del ‘hombre sin corazón’
El forense de Valladolid Aitor Curiel determinó que un español que apareció flotando en un fiordo sueco fue arrojado muerto al agua / Un juez pide reabrir el caso
El escalofriante suceso del ‘hombre sin corazón’ , el hallazgo del cadáver mutilado de un varón español de 45 años en aguas de Estocolmo (Suecia) el 22 de septiembre de 2005 y que llenó páginas y horas de emisión de medios de Suecia, Reino Unido y España, acaba de recobrar actualidad informativa para el público de toda Europa ávido de novedades del caso, ya que un juez de Bilbao ha pedido reabrir la investigación en Suecia , país donde falleció.
En días pasados la titular del Juzgado de Instrucción 4 de Bilbao ha enviado un escrito oficial a las autoridades de Estocolmo, haciendo uso de la figura de ‘Asistencia Judicial Internacional’ para que den curso al escrito de denuncia de la hermana del fallecido, Blanca Martínez, quien solicita una «investigación real», porque, a su juicio, la Policía y la Justicia sueca pasaron tan de puntillas por el caso que estuvieron a punto de liquidarlo como ‘suicido de cadáver sin nombre’, y eso que tenía una fotocopia de su DNI en un bolsillo.
Los lectores de Valladolid tienen especiales motivos para seguir de cerca el avance de las pesquisas del enigmático caso de la víctima, Miguel Ángel Martínez Santamaría , conocido como ‘Mitxel’, ya que el médico forense que realizó en Londres la tercera y última autopsia que ha apuntalado la reapertura del caso, es Aitor Curiel, residente y ejerciente desde su consulta de la calle Angustias en la capital del Pisuerga.
Su conclusión es que ‘Mitxel ’ no murió ahogado: sostiene que ya estaba muerto cuando lo arrojaron al mar . Es más, sostiene que llevaba más días muerto en tierra que los que pasó flotando ya sin vida en aguas suecas (en torno a 20 o 25 días en el mar). Curiel también certificó que el cuerpo era el de Mitxel en el laboratorio Lorgen de Granada. En previsión de que iba a ser necesario el cotejo, cuando aún vivían los padres de Miguel Ángel, donaron muestras genéticas.
En la hoja de servicios de Curiel figura una decisiva intervención en casos de alcance nacional como el homicidio de la joven Déborah Fernández-Cervera en Vigo en abril de 2002, que apareció muerta en una cuneta; o la sospechosa muerte de la primera hija en Burgos de la asesina del niño Gabriel ‘el Pescaíto’ en Almería.
La primera hija de Ana Julia Quezada, Ridelca, de 4 años, murió el 3 de marzo de 1996 al caer desde un séptimo piso desde una ventana patio de luces de la casa. Curiel concluyó que no se precipitó de forma voluntaria. La intervención de Curiel fue igualmente clave para que el acusado juzgado por el doble crimen de Almonte (Huelva), Francisco Javier Medina, fuera absuelto del asesinato de un padre y su hija de ocho años por decenas de puñaladas en su vivienda de la localidad en 2013,
Su prestigio llevó a la plataforma de streaming Discovery + a contratarle para r ealizar la tercera y hasta ahora última autopsia del cuerpo de Mitxel tras dos exámenes post mortem (Suecia, 22 de septiembre de 2005 y Londres, 17 de noviembre de 2005) todo ello espoleado por los recelos de la familia, muy crítica con la verdad ‘oficial’ de Suecia sobre su muerte.
La colaboración dio lugar a un documental de dos capítulos de una hora de duración, en la que uno de los grandes protagonistas es el médico legal vallisoletano. Este diario contactó con el doctor Curiel, pero se remitió al contrato de confidencialidad con Discovery + para excusar que no podía hacer declaraciones , hasta que los episodios se estrenen en España (aunque ya se pueden visionar en decenas de países de todo el mundo).
Las circunstancias de cómo apareció el cuerpo, unido a las sospechas de que pudo ser víctima de redes de tráfico de órganos, elevó el caso a titulares de portada de los tres países.
Miguel Ángel Martínez, ‘Mitxel’, (Erandio, Vizcaya, 18 agosto de 1960), mayor de cuatro hermanos, cogió un tren en Vizcaya el 28 de abril de 2005 con más de 11.000 euros en su cuenta del BBK para realizar un viaje de vacaciones por toda Europa. Disponía de recursos suficientes para viajar porque tenía sus ahorros del banco además de la p ensión mensual de 618 euros por padecer esquizofrenia paranoide . Nunca habría querido suicidarse.
La decisión de realizar una ‘escapada’ por el continente tenía relación directa con el reciente fallecimiento de su novia , una joven portuguesa que vivió hasta su muerte en Londres y con la que había salido durante dos años y medio. Este fallecimiento y el hecho de que sufría una esquizofrenia, hizo que buscara evadirse en un largo viaje.
Por ello, se despidió de los suyos en Vizcaya por una temporada. Su familia no volvió a saber de él hasta el 29 de septiembre de ese mismo año, fecha en la que recibió una llamada de una Comisaría de Bilbao en la que les comunicaron que Miguel Ángel había aparecido flotando muerto en avanzado estado de putrefacción junto a la orilla del fiordo de Lidingö , un barrio en la periferia de Estocolmo.
La policía sueca atribuyó la muerte a un suicidio y, un año y medio después, remitió a la familia el informe de autopsia que aseguraba que murió por «ahogamiento». El cuerpo fue trasladado hasta Londres, donde Mitxel había vivido y quería ser enterrado . El examen post mortem de 2005 en la capital inglesa reveló una sorpresa de impacto: había sido mutilado. En julio de 2018 el Ministerio de Justicia británico autorizó exhumar el cadáver para una tercera autopsia que aportase más luz, de ella se encargó Curiel.
¿Víctima de mafias de órganos?
La solicitud judicial para que la Administración sueca investigue en profundidad la causa real de la muerte de ‘Mitxel’, tiene su origen en la denuncia de Blanca Martínez, que acusa a la Policía y a funcionarios de no haber indagado para determinar quién mató a su hermano . Blanca apunta a la, a su juicio, deficiente actuación profesional escandinava que, por citar solo algunos apuntes de su poco trabajado informe, ni los forenses vieron que Mitxel tenía una herida en la ceja derecha, algo que sí dejaron anotado los policías que recogieron el cadáver, ni se molestaron en registrar sus bolsillos.
En declaraciones recientes al diario ‘El Correo’ de Vizcaya, (ella reside ahora en Getxo), expresa su rabia por la «falta de investigación de lo ocurrido» y la «tortura institucional» que ella y su familia llevan sufriendo desde hace casi 19 años. Pide a los tribunales que se depuren responsabilidades entre los policías y las autoridades que «no hicieron nada», un agrio reproche que hace extensible a la Policía y a la Justicia española.
Tan pobre fue la intervención de la Policía y la Forensía sueca que despacharon el caso a toda prisa como suicidio de un varón «sin nombre» que se lanzó de un ferry en el trayecto entre Helsinki y Estocolmo y ni siquiera repararon en que en el su bolsillo de su pantalón se hallaba una fotocopia del DNI. Se percató de ello, y por casualidad, una enfermera sueca de raíces españolas, Isabela Franco Cereceda, que ese día se encontraba por azar en la morgue del departamento forense de Solna (Suecia).
Y así se lo contó esta ATS al entonces corresponsal de EL MUNDO en Estocolmo, Ferrán Barber, en una entrevista realizada en 2015. «Había muchos cuerpos y apenas personal, así que eché una mano. Al descubrir la sábana para observar su rostro, me llamó la atención su aspecto de español y comencé a registrar en los bolsillos. Allí apareció la fotocopia, doblada y mojada. Inmediatamente, llamé a la Policía» .
A tenor de las palabras de Isabela, los agentes que «investigaron» las circunstancias de la muerte no miraron tan siquiera en los bolsillos. Si así lo hubieran hecho, hubiesen dado con la fotocopia del carné que mandó la policía española.
Eso, siempre y cuando alguien no se lo deslizara en los bolsillos con posterioridad , lo cual podría explicar, en opinión de Blanca, que la fotocopia no se hubiera deteriorado ni la tinta desleído. El aspecto de ese documento era llamativamente de poco deteriorado, considerando que el cadáver permaneció semanas en el agua.
«No existen fotografías del cadáver ni de la autopsia , no existe un certificado de identificación, no nos permitieron ver el cadáver, el policía de Estocolmo que llevó la investigación desconocía el lugar donde había aparecido el cadáver, es más, toda la documentación del caso está plagada de contradicciones y mentiras», protestó Blanca Martínez.
Lo peor aún estaba por venir. Miguel Ángel dejó escrito que deseaba ser enterrado en Londres , ciudad en la que trabajó durante dos años y medio (como celador, en el hospital Brompton), y donde yacía enterrado el cuerpo de la que fue su novia. Su cadáver llegó al aeropuerto de Heathrow el 4 de noviembre de 2005 y permaneció en sus cámaras frigoríficas durante cinco días.
Las autoridades británicas se negaron a autorizar su enterramiento, dado que los suecos no habían remitido el salvoconducto mortuorio. En vista de que no se había acreditado la causa de la muerte, el responsable de la oficina forense de Westminter, el coroner Terry Lovegrove, ordenó efectuar una segunda autopsia el día 17 de noviembre de 2005. (Luego llegaría la tercera, la efectuada en 2020 por el vallisoletano Aitor Curiel).
El cadáver del vasco llegó a Londres sin corazón y sin tres quintas partes del hígado. Como es sabido, en los casos de trasplante se utiliza a menudo una parte de este órgano.
La forense sueca, Petra Rästen-Almqvist, se defendió de los sorprendentes hallazgos británicos y aseguró que el cuerpo partió hacia Londres con el corazón. Ella, dijo, sólo tomó un pedazo de dos por dos centímetros para realizar las prueba pertinentes, y al concluir su trabajo, lo devolvió de nuevo al cuerpo. A su juicio, los ingleses «no lo vieron debido al estado avanzado de descomposición que el cadáver presentaba».
La familia sostiene que a Miguel Ángel lo asesinaron. «No se suicidó. Le mataron para arrebatarle sus órganos porque pensaron que era una persona en situación de exclusión social» , ha sostenido en este tiempo Blanca Martínez,
El forense vallisoletano Aitor Curiel no comparte esta opinión, aunque tiene claro que ‘Mitxel’ fue arrojado al agua cuando ya estaba muerto . Eran unos días en los que Miguel Ángel viajaba sin DNI y sin tarjeta física de su banco, motivo por el que la embajada le entregó la fotocopia del documento que luego apareció entre sus ropas. Por esta indocumentación tuvo altercados semanas antes de aparecer muerto, incluso fue detenido por la Policía de Estocolmo cuando protagonizó un altercado en un banco porque no le daban dinero de su cuenta. El cuerpo presentaba hematomas en la zona costal y en la cápsula suprarrenal derecha, pero la forense sueca también dio una explicación: todo se debía al impacto contra el agua cuando se tiró desde el ferry. Ahora se va a determinar si esa fue la ‘verdad’ o realmente fue asesinado.