Lotería de Navidad 2023
El Gordo del 84 se sigue vendiendo en Las Francesas de Valladolid
El 50076 se convirtió en el último primer premio importante del sorteo de Navidad que cayó en Valladolid / Una lluvia de 12.500 millones de las antiguas pesetas regó de felicidad a la provincia gracias a las participaciones de Caja Rural
Premiado por partida doble. Aunque parezca imposible, el 15640 y el 20297 han tenido el privilegio de convertirse dos veces en el Gordo del Sorteo Extraordinario de Navidad. El primero lo hizo en 1956 y 1978, y el segundo, en 1903 y 2006. Toda una proeza. 200 años y protagonistas en dos ocasiones. No es sencillo, ya que tienen que competir en un bombo con 99.999 bolas más, pero el azar los colocó en lo más alto.
Para algunos son solo cifras, para otros, el billete para cumplir sus sueños: coches, viajes, estudios… No siempre llueve a gusto de todos, pero si son millones sí. Por esta razón, los más fieles a este sorteo buscan invocar a la suerte de muchas maneras. Una de ellas es comprar el décimo con un número ganador. En Valladolid, dos veces ha tocado el Gordo a lo grande . Eso sí, entre una y otra los vallisoletanos tuvieron que esperar 163 años.
La primera fue en 1821 . Por aquel entonces esta cita se celebraba en Cádiz y no había niños de San Ildefonso. El premio eran 8.000 pesos fuertes. No todo el mundo podía jugar, solo estaba al alcance de unos pocos. La segunda fue en 1984. ¡12.500 millones de las antiguas pesetas! (75 millones de euros). La suerte partió de la administración de lotería número 22 Las Francesas de la calle Santiago , pero el artífice de que estuviera tan repartido fue Caja Rural, que vendió la mayor parte del número en participaciones de 200 pesetas entre sus empleados y clientes, la mayoría agricultores de pueblos vallisoletanos. «Por aquel entonces todo se vendía en participaciones», comenta Alfonso Cermeño , el actual propietario de ese despacho.
El 50076 cambió la vida de cientos de personas. La peculiaridad es que no se celebró el 22 de diciembre, fue el 21, sábado. Salió a las 11:45 horas. Ese número está grabado a fuego en el corazón de los premiados. Por esta razón, aún se vende en la administración Las Francesas . «No era un número abonado. Mucha gente me lo pide, les hace mucha ilusión, así que lo compro en una administración de Madrid para tener el billete físico. Traigo unos 50 décimos , muchos de ellos juegan a ese número todas las semanas . Y yo me quedo con uno». ¿Por qué? «Por si vuelve a hacer historia». Existen antecedentes. Y a la tercera va la vencida. Y ya van dos.
Cermeño no estaba por aquel entonces, ya que esta es su sexta campaña de Navidad al frente de este despacho , si bien guarda con especial cariño todas las anécdotas de gente que les sigue visitando tanto para contarles lo que hicieron con el premio como para lamentarse de que lo rechazaron en el último momento. Sea como fuere, Alfonso siempre está ahí para abrir bien las orejas y escuchar todo lo que sus clientes quieren relatarle. «Somos como psicólogos, viene mucha gente mayor y nos cuenta muchas cosas».
Rememora con especial cariño cómo uno de sus clientes le contó que estuvo custodiado mucho tiempo por la Guardia Civil, ya que era el encargado de pagar las participaciones de su zona. «Tenía muchos millones en casa», puntualiza. Ahora mismo sigue acudiendo al local donde se convirtió en el hombre más querido. «Juega todas las semanas a la lotería, aunque no viene todas porque lo gestionamos por WhatsApp», señala Alfonso que reconoce que está «feliz» de ser lotero. Ni las jornadas de más de 13 horas le quitan la sonrisa. «Lo mejor de un trabajo es que te sientas realizado en él. Aquí estoy muy contento. Disfruto de todo» , declara.
«Impresionante»
El titular de la administración Las Francesas explica que las ventas de lotería de Navidad van «muy bien». Es más, admite que ha sido su mejor verano. Es verdad, añade Alfonso Cermeño, que en octubre bajó, sin embargo, cuando llegó el frío, la gente se animó muchísimo. «Lo del puente ha sido impresionante. Cada vez se nota más el turismo . Ha habido muchos forasteros que no se han querido ir de Valladolid sin su décimo». Ahora dice que, aunque hay más movimiento de gente, las ventas bajan porque solo son olvidos.
En este sentido, apunta que las terminaciones que piden mucho son el 13, 15, 17 y 69 . A esto se suma la predicción de la inteligencia artificial. «Fue una locura, no teníamos el número, pero vendimos los acabados en 95 . Tuvimos que apagar el teléfono porque llamaba gente de todos los lados pidiéndolos». Otra peculiaridad con los reintegros más ansiados es que, según sostiene, es la primera vez que cuelga el cartel de todos los décimos terminados en 5 y en 7 vendidos . «Ha sido hace 15 días. Nunca me había pasado. Ahora mismo solo me quedan los que tengo guardados para algún cliente».
En su caso, lo que también ha tenido mucho éxito es la lotería viajera. «He traído décimos de todas las provincias y los he agotado todos». En esta línea, cuenta que suele hacer pequeñas campañas para promocionar algunos números, como la del pequeñín, el 00016 ; el feo del verano, el 22133 , y el de la casa, el 82232 . «Este último lo suelo tener para activar la compra en el barrio. El primero voló muy rápido y el segundo se terminó a final de verano», indica Alfonso, quien tiene claro que quiere vivir lo que se vivió en 1984.
Razones sobran. Cuando llega Navidad, Beatriz Álvarez , la anterior propietaria, aunque vive en Madrid, suele volver a la administración y se toma un café con él. «Nos cuenta muchas cosas y quiero revivirlas. No me puedo jubilar sin haberlo conseguido». De momento, solo sueña porque los grandes premios que ha dado al frente de este despacho de lotería fueron un quinto en 2020 y el segundo (un décimo de máquina) en el sorteo de ‘El Niño’ de este año.
Comisiones, bajas
Alfonso Cermeño es feliz trabajando de lotero, si bien asegura que las comisiones que reciben deberían incrementarse. «Mucha gente piensa que, si vendemos 10.000 euros de lotería a un bar, nos llevamos 10.000 euros. No es así, de cada décimo nos llevamos 0,80 euros brutos . Tenemos que vender muchos décimos para sacar un buen sueldo». En este sentido, comenta que hace muchos años ser lotero significaba «vivir bien», ahora excepto las administraciones que están bien ubicadas son despachos para el autoempleo. «Bastantes compañeros no se pueden permitir contratar a alguien, y en la campaña de Navidad significa no vivir», concluye.