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Club de Prensa El Mundo de Castilla y León | Innovación desde la tradición en las empresas familiares

Empresas familiares de agroalimentación piden apoyos para asentar población en el mundo rural

Responsables de reconocidas firmas reconocen problemas para encontrar trabajadores y cuestionan por qué los jóvenes prefieren buscar alternativas en grandes núcleos, cuando en Castilla y León existen oportunidades

El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León, Gerardo Dueñas, comparece en el Club de Prensa. Club de Prensa El Mundo – Diario de Castilla y León ‘Innovando desde la tradición en las empresas familiares’. -PHOTOGENIC

Publicado por
Laura G. Estrada
Valladolid

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Tradición y experiencia alineados con la investigación y la innovación. Esa es la clave del éxito de las empresas familiares que han conseguido, generación tras generación, convertirse en sólidos pilares sobre los que se asienta en la actualidad el sector primario de Castilla y León , con presencia dentro y fuera de las fronteras autonómicas. El camino, basado en el esfuerzo y el aprendizaje constante, ha sido largo, como largo es el trayecto que queda por recorrer para continuar siendo referentes en el mundo rural, ofreciendo oportunidades de empleo que faciliten el asentamiento de población en el territorio. 

Alcanzar el prestigio en el sector agroalimentario ha sido fruto del tesón, pero mantenerse no es fácil , y no por falta de oportunidades, sino por la falta de personas dispuestas a quedarse a trabajar en empresas tan vinculadas a la tierra y alejadas de la imagen, quizás equivocada, a la que se asocia el concepto de éxito. Escasez de vivienda en los pueblos, ausencia de una formación más especializada o conflictos generacionales respecto a las aspiraciones laborales son algunos de los problemas que pusieron ayer sobre la mesa los ponentes que participaron en el Club de Prensa Innovando desde la tradición en las empresas familiares , organizado por El Mundo de Castilla y León y el Instituto Tecnológico Agrario, Itacyl.

«Muchos jóvenes no esperan trabajar de viticultor porque no está valorado y no lo consideran un buen trabajo , pero también tengo amigos que quieren quedarse y sus padres les dicen que mejor se saquen una oposición o se vayan a trabajar a un banco, cuando un viticultor cualificado puede ganarse bien la vida», reflexionó el director comercial de Bodegas César Príncipe, Juan Príncipe , sobre uno de los obstáculos pendientes de sortear para revertir la imagen del sector primario. 

A su juicio, hay que recuperar el arraigo para aprovechar todo el abanico de oportunidades que se abren gracias a la calidad de los productos de Castilla y León y a los proyectos de innovación. «Venimos de un mundo en el que la gente estaba orgullosa de saber podar o cuidar las tierras, pero ahora no se les tiene tanto cariño y es imposible encontrar gente que sepa y que se quiera quedar» , expuso en una de sus intervenciones este graduado en informática y en publicidad, que regresó a casa para aplicar sus conocimientos en el entorno que había vivido desde niño. 

Una situación parecida a la de Beatriz Blázquez , formada en farmacia y en biotecnología, que también decidió volcar todo lo que había aprendido, en la empresa Jamones Blázquez, con 91 años de historia. «Tenemos mucha gente cualificada, con carrera o máster, pero faltan personas que sepan diferenciar un producto de otro o que sepa cuándo un jamón está bien curado ; saben de exportación, pero no del producto en sí», puso sobre la mesa. 

Esa «falta de apego» debido a un «cambio de mentalidad» que arrastra a los jóvenes a buscar alternativas fuera la región a pesar de las oportunidades que hay dentro también la constató el director general de Legumbres Penelas, Pedro Álvarez . «Con la pandemia parecía que la gente se quería quedar en los pueblos, pero llama más la atención trabajar en Valladolid, Madrid o Barcelona y, además, los jóvenes tienen mucha inquietud por cambiar de trabajo», consideró.

En esa misma línea se expresó el director general de Huercasa, Manuel Moracho , quien sostuvo que las empresas de agroalimentación están creando empleo y tienen clientes, pero falta encontrar y retener plantilla.

Sin duda, el concepto de ‘sector tradicional’ ha cambiado, gracias a proyectos innovadores como los que han impulsado en los últimos años estos cuatro ejemplos que ayer participaron en el foro de debate, gracias en muchos casos a la colaboración con el Itacyl . Como ejemplo, Legumbres Penelas explicó el proyecto de nuevas semillas en el que están inmersos, haciendo ensayos con distintas variedades para comprobar cuáles ofrecen mejores rendimientos; y desde Bodegas César Príncipe destacaron la línea de elaboración de mostos, aprovechando la variedad de uvas en la zona.

Con la innovación por bandera, también el director general de Huercasa recordó cómo empezaron a innovar cultivando endibias con técnicas hidropónicas y ahora están volcados en la gama de vegetales cocinados , con un mercado que funciona no sólo a nivel local, sino que también llega a  Europa, Estados Unidos y, aunque en menor medida, a Asia. 

«Lo que nos falta es potenciar el valor añadido, como estamos haciendo con Tierra de Sabor», apuntó Príncipe, consciente de que «sería interesante dar un salto», puesto que los productos de calidad ya existen. «Yo vengo del mundo de la publicidad y he hecho guiones y carteles de anuncios sobre un producto que no tenía nada; ¿no vamos a ser capaces aquí de vender lo que tenemos, cuando los productos son la leche?» , dijo tirando de humor para encarar el reto. 

Además de dar un paso más en la promoción de los productos de Castilla y León y de buscar soluciones a la falta de personas que quieran afincarse en entornos rurales para trabajar en empresas agroalimentarias, los ponentes reclamaron más iniciativas que favorezcan la colaboración público-privada para iniciar más proyectos de innovación , así como líneas de ayudas más directas porque, en ocasiones, resultan «inaccesibles», según constataron la responsable de I+D+i de Jamones Blázquez o el director general de Huercasa.

Por ejemplo, resultaría interesante ayudar a financiar el carné a quienes lo necesitan para desplazarse a trabajar en una empresa ubicada en un pueblo, y que ahora no tienen esa posibilidad porque no saben conducir. 

Ayudas específicas, vivienda, formación pegada a las necesidades son algunas de las claves para continuar por la senda de la excelencia, asentada sobre la calidad y la innovación.

Beatriz Blázquez: «Los jóvenes huyen pese a que aquí la vida es más tranquila, económica y el empleo es mejor»

Salir fuera de Castilla y León, no sólo para formarse, sino también para trabajar, le ha permitido a Beatriz Blázquez, responsable de I+D+i de Jamones Blázquez, tomar perspectiva y tener claro que aquí «se vive mejor». «No sé por qué la gente quiere irse fuera» , cuestionó durante el debate tras contar cómo regresó a Salamanca para ponerse al frente del departamento de innovación cuando la empresa familiar decidió crear este área y le ofreció las riendas. 

Ella tenía claro que en algún momento regresaría, pese a haber estudiado Farmacia, porque lo «había mamado». «Me fui a Madrid, trabajé allí, después fui a Estados Unidos y, cuando la empresa creó el departamento y me propusieron venir, acepté», narró sobre esa  experiencia que le ha permitido comprobar en primera persona que Castilla y León es una tierra con oportunidades laborales y que ofrece una calidad de vida que no tienen otros entornos . «La capacidad económica no te llega en Madrid o Barcelona; aquí se vive mucho mejor», insistió para ensalzar las ventajas de residir en la Comunidad. 

Sobre esta idea, se preguntó por qué los jóvenes cualificados «huyen de Castilla y León», cuando en la autonomía hay muchas empresas «generando empleo» que necesitan «gente que quiera trabajar» y la vivienda es más barata que en otras ciudades. «Aquí la vida es más tranquila, económica y el empleo es mejor» , añadió después de considerar que, además, la situación geográfica permite desplazarse en poco tiempo a la capital del país para disfrutar de alternativas de ocio que aquí puede que no se programen. 

Por eso, hizo hincapié en la necesidad de vender mejor el territorio porque, a pesar de que existen oportunidades de empleo, «se nota la falta de personal».

Juan Príncipe: «Los jóvenes tenemos que empoderarnos y decir que Castilla y León mola»

Hay que pararse a reflexionar y no dejarse arrastrar por movimientos que son sólo una alternativa más, pero no la única. Hay que sentarse a pensar lo que tenemos dentro y lo que hay fuera. Ponerlo en todo en una balanza y comprobar hacia dónde se inclina. Es la conclusión a la que llegaron los asistentes al Club de Prensa Innovando desde la tradición en las empresas familiares después de escuchar  a Juan Príncipe, director comercial de Bodegas César Príncipe, quien consideró que «la gente va donde cree que hay que estar» , sin tener en cuenta los pros y los contras de ‘dejarse llevar’. 

«Es como ir a la discoteca de moda y, cuando llegas, te das cuenta de que está saturada y de que las copas son muy caras», puso como metáfora de lo que supone trasladarse a las grandes urbes, sobre todo a Madrid. «Allí la gente trabaja doce horas al día por 400 euros, tiene que pagarse el traje, acariciar la espalda al jefe y compartir piso con alguien al que no conoce de nada para, cuando llega el fin de semana, comprarse un kebab para darse un homenaje porque es lo único que se puede permitir», ironizó. 

«No sé qué busca la gente» , continuó como reflexión en otra de sus intervenciones para significar que vivir en la autonomía tiene muchas ventajas. Lo cuenta desde la experiencia de alguien que se fue para estudiar y regresó años más tarde, convencido de que se necesita una corriente que empuje a la ciudadanía a volver a su tierra. «Los jóvenes tenemos que empoderarnos y decir que Castilla mola . Ya se está abriendo camino en Galicia o Andalucía y aquí poco a poco vendrá. Hay que volver a poner de moda ir a un merendero a comerse chuletillas de lechazo y un vino, pero desde hace tiempo está de moda ir a Gran Vía; no porque esté mejor, sino porque hay que estar».

Manuel Moracho: «Hay que facilitar la captación del talento; hacen falta instrumentos para atraer población»

Las dificultades para atraer personas que quieran trabajar en empresas asentadas en el mundo rural fue uno de los principales focos de debate que los ponentes pusieron sobre la mesa, a fin de buscar fórmulas que les ayuden a resolver el problema. «Hay que facilitar la captación del talento; hacen falta instrumentos que nos ayuden a atraer población» , reflexionó el director general de Huercasa, Manuel Moracho.  

El portavoz  de esta empresa dedicada a la elaboración de productos vegetales puso de manifiesto que tienen que recurrir a «gente de fuera», y puso como ejemplo algo que también está ocurriendo en Suecia, dijo, donde «han metido a un montón de inmigración» porque, tanto a nivel de mandos intermedios como de producción industrial, resulta complicado consolidar la plantilla.

«Tenemos tres niveles de trabajo y en el más cualificado, que son perfiles universitarios y ofrecemos condiciones laborales más atractivas, tenemos menos dificultades, pero tanto en los mandos intermedios como en la producción hace falta formación específica y voluntad para trabajar en cultivos, con turnos y cuadrantes», avanzó para después puntualizar que las aspiraciones de estos grupos apuntan a «otro tipo de trabajo». 

De ahí que remarcara la necesidad de que las administraciones públicas pongan en marcha herramientas que faciliten esa consolidación de empleo en las escalas donde detectan más dificultades, para que a la población le resulte atractivo vivir en entornos rurales. «Teniendo conectividad, en un pueblo hay más tiempo útil, hay tranquilidad y hay argumentos que pueden interesar; por eso hay que ensalzar las ventajas de vivir aquí si se tiene un buen empleo» , añadió al respecto.

Pedro Álvarez: «Quizá no tiene mucho glamour decir que estoy en un pueblo de León haciendo legumbres»

Pedro Álvarez, director general de Legumbres Penelas, reconoce que nació «encima de la empresa». Esa que arrancó cuatro generaciones atrás, con la «pequeña tienda en un pueblo» que abrió su bisabuelo y que luego su abuelo amplió con un almacén para empezar a vender por España. La importación llegó de manos de su padre, hasta que sus hermanos y él se embarcaron en la elaboración de platos preparados para no vender sólo la legumbre seca. Una vertiginosa evolución basada en la experiencia y el aprendizaje.  

«Quizá no tiene mucho glamour decir que estoy en un pueblo de León haciendo legumbres, pero desde hace quince años estamos exportando a otros países» , destacó para poner de relieve que la imagen que tiene la gente sobre estar asentado en pueblo no se corresponde muchas veces con la realidad. «Moviéndote se consiguen un montón de cosas» , añadió al respecto en una de sus intervenciones tras hacer hincapié en que su sello se vende en París o en oriente medio. 

Después de un cuarto de siglo de experiencia en la empresa, echa la vista atrás y reconoce que tiene clavada la espinita de no «haber salido fuera», porque incluso cuando estudiaba Dirección de Empresas en la capital leonesa, trabajaba a tiempo parcial en el negocio familiar. «La facultad era muy teórica y a mi lo que me gustaba era la práctica; me gustaba ir a las ferias de agroalimentación». «Adquirir experiencia es otra forma diferente de encarar el negocio», añadió en este sentido.

A su juicio, vivir en un pueblo de Castilla y León es «muy cómodo» . «Tardo un minuto en llevar a los niños al colegio y tres minutos en llegar a la fábrica; cuando los fines de semana quiero ir al cine, al teatro o al centro comercial, o quiero a tomar un vino a León, cojo el coche; es un error pensar que hay que tener todo al lado» , sostuvo.