Barrio A Barrio | Calles y plazas
La calle del Conde de Valladolid
El Palacio construido en 1540, en la actualidad Casa del Sol, perteneció a uno de los nobles más ilustres de la ciudad
La calle Gondomar es uno de los pulmones de la Rondilla. No es de las más extensas del barrio -su longitud se acerca a los 300 metros- pero genera una actividad incesante y un tráfico que en ocasiones desespera a los conductores. Desde allí se toma enseguida la salida hacia León, Palencia y Burgos y también ahí confluyen quienes se acercan al centro de Valladolid desde la Avenida de Salamanca y el Paseo de Isabel la Católica . La Casa del Sol , que alberga el Museo Nacional de Escultura, sigue siendo para los vecinos el Palacio del Conde de Gondomar, uno de los nobles más relevantes de Valladolid que da nombre a esta calle. Diego Sarmiento de Acuña, Conde de Gondomar , fue también un diplomático español, caballero de la orden de Calatrava, y embajador de España en Inglaterra entre 1613 y 1622.
El conde fue uno de los inquilinos más ilustres de este edificio que mantiene su esplendor . La época en la que el Conde de Gondomar residió en Valladolid corresponde a finales del siglo XVI y primeros del XVII. La Casa del Sol se encuentra en la calle Cadenas de San Gregorio pero también forma parte de Torrecilla y Gondomar debido a la cercanía entre las tres calles. El origen del Palacio se debe a la familia Leguizamón, linaje que tuvo su procedencia en el valle vizcaíno de Orozco. El licenciado Don Sancho Díaz de Leguizamón, alcalde de Corte, y Doña Mencía de Esquivel compraron en Valladolid un terreno que estaba ubicado junto a la iglesia parroquial de San Benito el Viejo y ahí se edificó el Palacio del Conde, además de construirse viviendas.
El Palacio fue levantado entre 1539 y 1540. Con el paso del tiempo urgía un cambio de cara y fue el conde en persona quien ordenó su reforma en 1612. Francisco de Praves dirigió las obras que fueron ejecutadas por los maestros Marcos Escudero y Jerónimo Ruiz. Prácticamente al mismo tiempo se dieron por finalizadas las obras del templo de San Benito el Viejo, situado al lado y con la familia del conde al frente del Patronato.Este noble vallisoletano llevó al Palacio uno de sus grandes tesoros, una biblioteca repleta de libros que ocupaban una extensa superficie. Con el paso de los años, los libros fueron vendidos por sus descendientes y el comprador fue Carlos IV.
En el libro Las Calles de Valladolid, Juan Agapito y Revilla refleja que Gondomar tuvo su origen a finales del siglo XIII y entonces su nombre fue ‘Cal de San Benito’ . El autor del libro, arquitecto municipal, delegado de Bellas Artes de la provincia y consiliario de la Academia de Bellas Artes de Valladolid, indica en su obra que un acuerdo del Ayuntamiento de Valladolid en 1863 estableció que la explanada de San Benito El Viejo pasaría a llamarse calle de Gondomar . En su libro, Agapito y Revilla indica que llamaba la atención el ancho de la calle. Gondomar cuenta con dos carriles en cada sentido que traen aparejado un tránsito enorme de vehículos. La calle comienza tras dejar atrás el Hospital Clínico y Chancillería y conduce hasta la Rondilla de Santa Teresa y el Puente Mayor. En la dirección opuesta el inicio del recorrido arranca en la calle San Quirce y continúa hasta la llegada a la Plaza San Pablo.
Se trata de una de las calles emblemáticas de la Rondilla. Su ubicación permite una salida rápida hacia las afueras de la capital, del mismo modo que el recorrido a la inversa también permite a los conductores llegar a varias de las zonas céntricas. Gondomar es una calle repleta de vida . Es cierto que dos establecimientos han cerrado sus puertas en los últimos años, ahogados por la crisis, pero otros siguen aguantando y en algunos casos con cifras de récord como reflejan las cuatro décadas que llevan instalados. Y si el tráfico rodado aumenta en las horas punta, el trasiego de peatones también es mayor, sobre todo después de mediodía. Son horas para realizar compras y así lo conforma la presencia de multitud de vecinos de la zona, que incluye Santa Clara y las calles Torrecilla y Padilla.
Una de las tiendas más veteranas de la zona es Electricidad Martínez Revilla , que años atrás cambió su ubicación aunque en la misma calle Gondomar. Los propietarios fueron testigos directos de la demolición hace año y medio de la residencia de Las Oblatas, un edificio majestuoso que estaba al lado de Gondomar, ya en la Rondilla de Santa Teresa, donde ahora se levantan pisos cuyo precio no está al alcance de la mayoría. Así lo indican vecinos del entorno que reconocen, al igual que la dueña de la tienda de electricidad, que el derribo de Las Oblatas les causó «pena» porque se trataba de un edificio «peculiar» . Los pisos que se construyen están situados en una zona céntrica de la capital vallisoletana, muy cerca de San Pablo y del Palacio Pimentel, sede de la Diputación. La constructora decidió levantar el edificio Puerta de San Pablo con viviendas de varios tipos con el fin de que los compradores se decantasen por un piso más pequeño o más extenso en función del número de dormitorios. La cercanía con la calle Gondomar era un enorme atractivo. El Ayuntamiento dio luz verde al proyecto presentado por la empresa constructora y una vez resueltos todos los trámites los responsables del grupo habían comenzado la demolición antes de la fecha tope fijada por el Consistorio, Bien podría decirse que Las Oblatas también fueron vecinas de la calle Gondomar y en ello insisten los propietarios de varios de los comercios que siguen abiertos.
En Gondomar, a escasos metros del establecimiento de electricidad, abrió su negocio hace diez años David Bausela. El escaparate de Rayse , concesionario oficial de varias marcas de motocicletas, no puede ser más atractivo: motos de todo tipo y de varias cilindradas que entran por los ojos a simple vista a los curiosos. «La zona es como una frontera con el centro y tiene mucha actividad» , indica David Bausela. «Se han abierto y se han cerrado negocios, es general», añade el propietario.
En la misma acera, Icaria Belleza y Bienestar ha cumplido más de 20 años atendiendo día tras día a su concurrida clientela. El bar Concorde es otro de los ‘veteranos’ de la calle, aunque sufrió las consecuencias de la crisis. Ha estado cerrado un tiempo prolongado y a finales de octubre ha abierto de nuevo sus puertas. Ha sido una de las cafeterías emblemáticas de la calle Gondomar y los vecinos celebran la reapertura. Otros dos establecimientos de hostelería se ubican muy cerca, Bar y Raciones San Juan Bautista y el restaurante Il Nuovo Veneto’s. La acera de enfrente está menos concurrida y allí sobreviven Peluquería Tere’s, PC Box y Pinedo y Villa.