El palacete de Farnesio de Valladolid no tiene quien lo compre
Defensa realiza obras de conservación en el edificio tras la urbanización de las calles aledañas. Quiso venderlo en 2017 pero no encontró interés
La presencia estos días de maquinaria y operarios en el palacete de Farnesio ha alimentado la esperanza de que el edificio podría ser por fin rehabilitado después de dos décadas de abandono. Pero no. Se trata de una somera intervención para la conservación de un inmueble de noble factura que mantendrá su aspecto decadente en el esquinazo de Arco Ladrillo con el Paseo de Farnesio, un islote en medio de la expansión urbanística que pronto quedará bañado por un mar de pisos de nueva construcción.
El Ministerio de Defensa, propietario de la parcela, ejecuta dos obras tras solicitar sendas licencias municipales : una para el mantenimiento del tejado y otra para actuar en el muro exterior tras la urbanización de las calles aledañas. En concreto, al derribar una vivienda anexa al muro en la parte trasera, ha sido necesario actuar en la medianera para acondicionar el cerramiento de la parcela. Y así, se ha aprovechado para intervenir también en la maltrecha cubierta del edificio, donde esta semana los trabajadores colocaban las nuevas tejas que preservarán su interior de las lluvias y de las no menos inclementes palomas.
«Es una intervención para evitar que se degrade el edificio, para mantenerlo y conservarlo», apunta el teniente coronel Miguel Torres, desde el área de Patrimonio de la Delegación de Defensa en Valladolid, al hablar de estas «tareas de conservación derivadas de la urbanización del entorno».
Las flamantes aceras y los recién instalados bancos de las calles aledañas contrastan así con las desvencijadas persianas, los grafitis de la fachada del palacete y las ventanas tapiadas que evitan el saqueo en las entrañas de este histórico inmueble, protegido en el catálogo del PGOU e incluido hace dos años en la Lista Roja de Patrimonio.
Este palacete castrense, ubicado en el número 37 de Arco Ladrillo, tiene un hermano gemelo unos metros más adelante, en el número 43 de la misma calle, esquina con General Shelly. Ambos edificios forman parte del acuartelamiento General Monasterio y flanquean el pabellón central de este conjunto militar de Artillería (cerca del cuartel Conde Ansúrez de Caballería, levantado a comienzos del siglo pasado). Este segundo recinto, construido entre 1949 y 1952, iba a llamarse en inicio iba ‘Isabel la Católica’ pero acabó siendo bautizado en honor al militar mallorquín que participó en el golpe de Estado del 36.
Todo el conjunto militar fue diseñado hace 74 años por Lorenzo Carrasco Zamorano y Mariano Baratech Zalarre, del Cuerpo de Ingenieros de Armamento y Construcción (CIAC). Concebido como residencia militar, este palacete acogió el Regimiento de Artillería Antiaérea 26 (hasta su traslado a la base El Empecinado de Santovenia de Pisuerga) así como el Regimiento de Artillería Antiaérea 75 (que tenía otro grupo en Villanubla y acabó disolviéndose para su traslado a Cartagena). Desde el año 2000, el inmueble está desocupado.
En 2017, el Ministerio de Defensa intentó sin éxito la enajenación del edificio. El Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa (Invied) llegó a publicar el anuncio de la subasta al incluir el inmueble dentro del apartado de ‘ventas previstas’ de su página web pero la tramitación no avanzó al toparse con el desinterés del mercado. El expediente pasó por la ‘fase de depuración física’, paso previo a la ‘depuración jurídica’ y la consiguiente tasación, que es el último paso antes de sacarlo a subasta con el anuncio del precio y la fecha de la subasta.
La inclusión como ‘venta prevista’ se realiza para tantear el interés que tiene una propiedad, explican desde la oficina comercial del Invied, en Madrid. Al no existir compradores potenciales , si nadie preguntó, nunca llegó a subastarse. Ni tampoco se realizó ninguna «tasación oficial». Por el momento –agregan– no hay previsión de que vuelva a publicarse su venta.
Según la descripción del edificio coincidiendo con aquel tanteo para la venta, el palacete lo componen tres viviendas de 238 metros cuadrados, 199 metros y 244 metros, y su calificación es residencial.
La finca tiene una superficie de 1.809 metros cuadrados, según el catastro, consta de tres plantas edificadas (una baja y dos en altura) y está rematado por una gran azotea cubierta en un cuarto nivel.
Está formado por dos grandes volúmenes y destaca por la marcada horizontalidad en cada planta, por las hileras de ventanas de arco de medio punto decoradas con ladrillo , el friso que recorre toda la segunda planta y sus dos grandes terrazas, en la primera planta y en la azotea.
Según la ficha del Catálogo de Arquitectura del PGOU, el acuartelamiento de Artillería es un conjunto de arquitectura militar de notable valor tipológico y formal, parcialmente rehabilitado. Cuenta con nivel de protección P3, lo que conlleva que no se puede modificar su estructura, «debiendo preservarse la volumetría, estructura, organización tipológica y envolvente exterior de las tres piezas que lo integran» , es decir, el pabellón central y los dos palacetes que lo escoltan. «Se deberá abordar la rehabilitación de uno de los pabellones extremos, unificando su tratamiento con el ya intervenido, así como del edificio central, actualmente abandonado, dotándolo de nuevos usos», reza el PGOU.
Además, los elementos blasonados del regimiento de Artillería Farnesio son Bien de Interés Cultural. «El escudo de 1949 tiene protección integral», según consta en su ficha.
En 2021, Hispania Nostra incluyó los dos recintos (el General Monasterio y el Conde Ansúrez) en su Lista Roja al considerar que, tras años de abandono, los siete inmuebles que lo componen «se encuentran al borde de la ruina». El palacete abandonado presenta un mejor estado que el resto de módulos, aunque según Hispania Nostra todos los bloques de los cuarteles de Arco Ladrillo «han sido víctimas del «constante saqueo y la destrucción de elementos arquitectónicos». «Carecen de tejas y vigas, permitiendo el acceso no sólo de las dañinas palomas sino también del agua de la lluvia que va minando su cada vez menos sólida estructura», explica la ficha de la lista roja.
El palacete gemelo de General Shelly corrió mejor suerte y fue rehabilitado hace años. Hoy presenta un buen estado de conservación y acoge la residencia logística San Isidro, para alojamiento de militares,.