Nueve meses en quirófano para curar las heridas de la fachada de Santa Cruz
La Universidad de Valladolid licita por 819.000 euros la restauración de su Rectorado renacentista / Corregirá las humedades y arreglará cornisa, canalón, balaustres y esculturas para evitar nuevos desprendimientos
La caída de cascotes –hace justo cuatro años– dio la voz de alarma sobre el estado de la cornisa del Palacio de Santa Cruz. Aquel día no hubo que lamentar daños, los bomberos se limitaron a acordonar la zona y los arquitectos se pusieron manos a la obra para diseñar la próxima restauración de la histórica fachada, primera muestra de arte renacentista en España fuera de Italia , Bien de Interés Cultural desde 1955 y sede del rectorado de la Universidad de Valladolid.
La obra acaba de ser licitada por 819.000 euros , con asignación al presupuesto de 2024 de la institución académica. El plazo de ejecución es de nueve meses . Las empresas interesadas tienen hasta el 24 de octubre para presentar ofertas.
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La adjudicataria deberá ejecutar el proyecto de rehabilitación trazado por los arquitectos Eduardo Miguel González Fraile, José Ramón Sola Alonso y Salvador Mata Pérez y con Carlos Sanz Velasco como restaurador. Su plan de restauración puede consultarse en el Portal de Contratación del Sector Público.
Los cambios bruscos de temperatura, el viento y la contaminación han afectado la piedra del inmueble, incluyendo sus elementos escultóricos. Las principales heridas se sitúan en la cornisa y el esquinazo que se asoma a la calle Cardenal Mendoza, que es el más expuesto y precisamente donde se registró la menciona caída de cascotes, el 7 de octubre de 2019. Además de curar esas patologías, la intervención aprovechará para curar otras afecciones surgidas por la humedad y los agentes externos con el paso del tiempo así como consecuencia de intervenciones previas. También se tomarán muestras para ahondar en el conocimiento de las fachadas y detener el deterioro del edificio en el futuro.
El objeto de esta restauración comprende la portada escultórica, que preside la fachada principal, con orientación Oeste, así como las dos alas que la ‘abrazan’ por el Norte, junto al colegio Jesús y María, y por el sur, frente al San José.
La obra se plantea en dos fases. La primera contempla los trabajos de ensayos, toma de muestras y protocolos de limpieza. Además, se formará un nuevo canalón y se realizará la restauración de paramentos lisos, contrafuertes y cornisas y obras complementarias. La segunda fase, y bajo la aprobación de la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural, se centra en las obras de restauración del cuerpo central de fachada.
El edificio fue objeto de dos grandes restauraciones, en 1983 y en 1995 . Casi tres décadas después de esa última intervención, y «habida cuenta del deterioro» que la fachada principal ha sufrido desde entonces, «se han manifestado elementos inestables en la propia fachada y contrafuertes, desprendimientos en la cornisa y balaustrada y un deterioro de los elementos escultóricos de la portada», precisan los documentos técnicos.
Así, los trabajos plantean la restauración de paramentos en la fachada principal, de contrafuertes y pináculos y de cornisa y balaustradas, incluyendo la consolidación o reintegración de los desprendimientos de la crestería y parte del faldón.
Sustituir el canalón
Lo primero será meter mano al actual canalón, que se ha demostrado insuficiente y de una calidad mejorable. La intervención contempla el desmontaje de ese pesebrón y la formación de un nuevo asiento, más ancho y profundo, para evitar el rebosamiento con agua de lluvia. Luego se colocará un nuevo ‘cauce’ de plomo de mayor calidad y espesor que el actual para evitar que se cuartee. «El cuarteamiento del plomo puede tener varias causas, pero los frecuentes saltos térmicos, a veces muy radicales, son una de las seguras y principales fuentes del deterioro», explican los arquitectos en el proyecto.
Limpieza de excrementos, moho y líquenes
La intervención incluye también los tratamientos de limpieza, eliminando los depósitos ajenos al soporte original. Se procederá a retirar los biodepósitos (microorganismos, restos orgánicos y excrementos de aves ), depositados sobre vuelos y cornisas de la fábrica de piedra, mediante tratamientos adecuados para la destrucción y prevención de proliferación de colonizaciones de algas, líquenes, mohos y microorganismos y de superficies meteorizadas.
Los ensayos previos para conocer la piedra y sus respectivas canteras determinarán los métodos y parámetros de limpieza. «Dentro de este tipo de tratamientos cobrarán especial relevancia los referidos a la eliminación de morteros de cemento o yeso aportados en sucesivas reparaciones, eliminación de agentes causantes de biodeterioro (especialmente en balaustradas, pináculos y cornisas), tratamientos de sales y eliminación de costras negras o grises», precisa el documento.
Recuperar la lectura
En esta intervención «es tarea fundamental la restauración de alzados y de los elementos escultóricos, deteniendo las causas de la agresión que provocan las patologías, ralentizando el proceso de degradación de la piedra, provocado por agentes medioambientales, pero que se ha visto agravado a partir de la segunda mitad del s.XX por actuaciones de restauración inapropiadas», explican los autores del proyecto. «Consolidando y recuperando el volumen y plasticidad delos alzados para recuperar la lectura de la fachada como un único conjunto arquitectónico y artístico, desvirtuada antes de la intervención por las diferentes manchas provocadas por la acumulación de suciedad y la pérdida de volumen y material de cornisas, vivos y molduras».
Los planos y las fotografías incluidas en el proyecto de restauración documentan al detalle las heridas del histórico inmueble.
Pináculo y bolas decorativas
«Merece especial atención la esquina suroeste, puesto que este pináculo y zonas de cornisa y contrafuerte son los elementos de restauración urgente. En las primeras visitas las cornisas tenían varios cascotes procedentes principalmente de las bolas decorativas de este pináculo. Es donde se ve que la humedad ha afectado en mayor medida a la piedra», explica el documento.
En los contrafuertes, la humedad infiltrada en el muro también ha alterado varios elementos decorativos a lo largo de la cornisa.
Almohadillado
En cuanto al cuerpo central, el almohadillado ornamental que caracteriza la portada «se encuentra en mal estado». «Tanto las decoraciones originales de piedra como las reconstrucciones realizadas en mortero de restauración están muy degradadas . Hay una primera capa superficial que se encuentra desprendida, de 5 milímetros de espesor y las capas inferiores están arenizadas. Es necesario realizar aquí diferentes análisis físico químicos para poder determinar la presencia de sustancias ajenas a la piedra natural aplicadas para impermeabilizar la piedra o dar un recubrimiento pictórico que están impidiendo la transpiración de la piedra y provocan desplacaciones y fragmentación», reza el proyecto.
Alteraciones cromáticas en la cornisa
También son objeto de estudio «las alteraciones cromáticas producidas en la cornisa, bien producto de la cristalización de sales, bien por biodepósitos, depósitos orgánicos o por la aparición de escorrentías de agua». «Parece que incluso puede haber restos de costras negras dejados tras la última limpieza aplicada sobre la fachada» y también se observan «recubrimientos pictóricos en la cornisa aplicados para ocultar el estado real de la piedra». «Este recubrimiento parece estar acelerando el deterioro de la piedra; al desprenderse deja ver la piedra fisurada y recubierta por una costra negra no limpiada en su momento».
Zócalos
Los zócalos están afectados por las humedades de capilaridad. Es el ‘efecto terrón de azúcar’, cuando la piedra absorbe la humedad del suelo. Aquí se observa «pérdida de material, arenización y microfisuraciones y desplacaciones». El proyecto considera necesario comprobar las galerías de ventilación existentes y su correcto funcionamiento, verificar «que las ventilaciones exteriores no están obstruidas y chequear el tiro de aire, por si fuera necesario abrir nuevas ventilaciones».
El zaguán
Donde las juntas de ventilación sí quedaron taponadas es en el zaguán, cuando se colocaron unas luminarias», que ahora «tendrán que desmontarse y colocarse en otro lugar que no obstruyan la ventilación». También las juntas de ventilación de los bancos situados en el claustro, que ventilaban la cámara subterránea, quedaron cerradas con mortero y ahora deberán abrirse de nuevo.
Contrafuertes
En las zonas no esculturadas de los contrafuertes y paramentos lisos «también se observan enfermedades de la piedra, como la apertura de poros, enfermedades vermiculares y oquedades . Estas piedras «serán objeto de reintegraciones para recuperar el volumen y las líneas tectónicas del edificio» y evitar que el agua de lluvia quede almacenado en esos huecos deteriorando la piedra.
Fisuras en los balaustres
En la cubierta del edificio, balaustrada y pináculos registran varias patologías. que el proyecto de restauración documenta con fotografías para plantear su arreglo. Varios balaustres están afectados por pérdida de material, dejando al descubierto incluso su ‘columna vertebral’, el vástago metálico, que queda así expuesto a la oxidación. Otros balaustres presentan numerosas fisuras, exfoliaciones y apósitos de cemento. En cuanto a los pináculos, registran también variadas lesiones y pérdida de material, como algunas bolas decorativas.
La lista de trabajos incluye la «apertura de juntas de mortero de cal y posterior sellado» así como al relleno de «fisuras y grietas y la reposición de sillares de piedra natural».
Las reintegraciones (mediante mortero de cal y armaduras‐hilaturas de latón, acero inoxidable o fibra) serán «imprescindibles para la recuperación de la estabilidad, funcionalidad y reconocimiento formal» del inmueble. Se contempla también la «restauración y reconstrucción de jambas, vivos, cornisas e impostas».
Para evitar la falta de transpiración de la piedra y los desprendimientos y pérdidas de material, se procederá a la «adhesión y cosido de fragmentos». La consolidación de fábricas y tratamientos, evitando la creación de películas impermeables, se realizará mediante el tratamiento final con pátinas y/o hidrofugantes selectivos y muy ensayados in situ.
Una vez concluida la restauración se redactarán unas pautas de conservación preventiva, «establecidas tras el conocimiento directo de la realidad material de los elementos intervenidos». Ese plan indicará «los procedimientos a seguir para controlar los factores de alteración y mantener el seguimiento y control de su evolución».