Así es el búnker de un vallisoletano que escapó de Israel

La crueldad que se está viviendo en la franja de Gaza no está pasando desapercibida para el resto de la población mundial. Los medios de comunicación, las redes sociales y los relatos en primera persona sirven de transmisores del sufrimiento que se está viviendo en Israel, donde al menos 1.600 personas ya han fallecido. Las imágenes son fieles a la realidad, con edificios destruidos, coches explotados y calles en ruinas, mientras el aviso de las alarmas antiaéreas pretende reducir la pérdida de vidas humanas con los búnkers como refugio . Pero, ¿cómo es vivir entre sus cuatro paredes?

Félix Alberto de Fuentes, un vallisoletano de 33 años, se despertó el sábado con el sonido de la alarma antimisiles. Un estruendo que en un principio pensó que era de una ambulancia debido a que reside cerca del hospital de Soroka, el más grande de Israel. "Nunca la había escuchado en directo", reconoce, pero una vez se intensificó el sonido durante varios segundos corrió rápidamente al búnker ubicado en la respectiva planta de su apartamento.

Las imágenes que nos muestra Félix Alberto del espacio trascienden con lo visto en series y películas, donde se reservan zonas apartadas de las aglomeraciones para su construcción. Pero sin duda, en el que su ubica en su inmueble de la ciudad de Beer Sheva también lo que llama más la atención es la puerta de entrada, siendo blindada y con una manivela que desbloquea su apertura. 

El refugio se ubica en una zona de la casa o edificio que sea  menos vulnerable a los ataques,  como en el centro del edificio y lejos de las ventanas exteriores, y como se aprecia en las imágenes, la habitación está con suministros básicos de supervivencia, como  agua potable o botiquín de primeros auxilios , además de instalaciones comunes como inodoros o fregadores . Además, con el propósito de garantizar el alimento se cuenta con un microondas y un frigorífico que permitirán tanto cocinar como conservar la comida.

Según el testimonio de Félix Alberto, es con la alarma antiaérea cuando hay que acudir al refugio, entonces se permanece allí mientras dure el aviso y entre cinco y diez minutos más como recomendación de seguridad. Es compartido, como fue en su caso con una familia entera. Y aunque el miedo provocó que el refugio se convirtiese en gran parte en su hogar, él intentó evadirse de los bombardeos. "Intentaba dormir un poco, cerrar los ojos, pero era imposible porque en cualquier momento se puede acabar tu vida . Entonces, piensas en tus seres queridos, en tu familia, piensas en todas las personas que conoces", concluye desde su hogar en Valladolid al que llegó este martes, rodeado de su familia y suspirando por que sus amigos estén bien. " Solo quiero eso, solo pienso en las personas. Mi cabeza está allí aún con ellos" , concluye.