La ludopatía atrapa a 200 familias en Valladolid
El presidente de la Federación de Jugadores de Azar Rehabilitados, Ángel Aranzana advierte del aumento de la adicción del juego entre los jóvenes
El Día de la Salud Mental cada vez tiene más cabida en la sociedad. La Federación Castellano Leonesa de Jugadores de Azar Rehabilitados (FECYLJAR) ha inaugurado este martes el Primer Congreso de Salud Mental y Adicciones en Jóvenes en Valladolid. La edición que se celebra hasta este miércoles, reúne en la Feria de Muestras a 180 profesionales.
El presidente de la FECYLJAR, Ángel Aranzana , explica que actualmente se encuentran en tratamiento por ludopatía 800 personas en Castilla y León. Mientras, AJUPAREVA asiste en Valladolid a 200 familias y otras 35 se encuentran en tratamiento por otro tipo de adicciones como las redes sociales. "Por suerte, tenemos un ratio de un 70% de personas que se recuperan de la enfermedad" asegura. Además, Aranzana aboga por concienciar a especialistas, técnicos y profesionales de la salud mental, para que "tengan claro los recursos de Castilla y León, para después saber a dónde dirigir a las personas que necesitan ayuda"
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"Hemos detectado un aumento de jóvenes adictos al juego de azar y a las pantallas en general debido al mal uso y abuso desde que los niños son muy pequeños" advierte la psicóloga de la Asociación de Jugadores Patológicos Rehabilitados de Valladolid (Ajupareva), Sandra Cuevas , minutos antes de participar como ponente.
Además, Cuevas añadió que "se trata del principal aspecto por el que luego mucho de ellos cuando son adolescentes pasan a tener ludopatía. Por ello, esperamos conseguir crear una mayor concienciación y sensibilización a profesionales y a la población".
La adicción del juego comienza cada vez más en edades tempranas por la llamativa propuesta de "conseguir" dinero fácil. El tratamiento a seguir cuando el paciente es consciente de la enfermedad, consiste en "hacer una acogida por parte del enfermo en rehabilitación, es decir, le recibe una persona que ha pasado por un problema parecido al suyo" detalla Cuevas, quien prosigue explicando que "después se comienzan las terapias de grupo para que el enfermo se identifique con el resto de compañeros que sufren trastorno por juego de azar y, de manera individual, se trabaja más a nivel cognitivo".
El proceso que duele durar alrededor de dos años, está compuesto por una etapa de iniciación, la intervención del grupo intermedio y la etapa de seguimiento. "A largo tiempo, hay una rehabilitación en la que el paciente no va a poder volver a jugar, pero sí va normalizar de nuevo su vida e incluso salir mucho más fortalecido" acaba por declarar Cuevas.
Por otra parte, el jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial Universitaria de Salamanca, Carlos Roncero, defiende que los trastornos por juego son “enfermedades mentales que desde la sanidad pública se deben atender” y que “no deben ser olvidados”. Además, consideró que cuentan con un “abordaje complejo multidisciplinario” porque estas personas “suelen tener otros trastornos mentales, tanto por consumo de sustancias como por ansiedad, depresión o TDH”.
“Desafortunadamente”, continuó, los trastornos por juego, sobre los que hay distintas versiones, como el presencial, online o videojuegos, “en ocasiones no son adecuadamente evaluados, explorados y por lo tanto diagnosticados y tratados” . “Este es uno de los retos del sistema sanitario, estar concienciados y hacer adecuados diagnósticos y, por lo tanto, aplicar los tratamientos correspondientes”, explicó Roncero, quien mencionó una iniciativa que se desarrolla en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, un “pequeño programa incipiente desde el año pasado para el abordaje de trastornos del juego en personas adultas que habitualmente tienen otros trastornos mentales y que requieren de un abordaje integral”.
También aprovechó para admitir que en materia de salud mental el “principal déficit y la principal demanda es la falta de profesionales cualificados, psicólogos clínicos, psiquiatras o enfermeros de salud mental”, aunque también citó a los trabajadores sociales, educadores, terapeutas y otros roles profesionales “importantes”. Ello ha provocado, señaló, “una falta de profesionales”. Incluso, cuando las administraciones reclaman organizar nuevas iniciativas existen dificultades para “arrancarlas y mantenerlas por este déficit de profesionales”.