La tragedia de Murcia rememora el incendio del Siete Siete de Valladolid
En la sala de fiestas junto al Puente Mayor perecieron el 6 de octubre de 1996 dos bomberos, una empleada y una clienta
La devastadora noticia de la muerte de 13 personas y 14 desaparecidos en tres discotecas de la zona de ocio 'Atalayas' de Murcia coincide casi en el tiempo cuando Valladolid se preparaba para celebrar el 6 de octubre el 27 aniversario del incendio de la discoteca 'Siete Siete', ubicada junto al Puente Mayor.
Una triste efeméride tan marcada en la sociedad vallisoletana que el Cuerpo de Bomberos ha institucionalizado, cada año con más participantes, una carrera popular en homenaje a los dos valientes compañeros fallecidos en las labores de extinción: el sargento José Luis Vidal, de 39 años, y el bombero Juan Carlos Matarranz, de 34.
El suceso se produjo a primera hora de la mañana del 6 de octubre de 1996. Cuatro personas, dos de ellas bomberos, y seis heridos -uno muy grave, con quemaduras en el 50% de su cuerpo- fue el resultado del incendio que arrasó ayer la entonces discoteca de moda. Es, desde entonces, el mayor siniestro registrado en una sala fiestas de Valladolid hasta la fecha.
El suceso se produjo en torno a las 6.15 horas de la mañana en la discoteca situada en el número 36 de la Rondilla de Santa Teresa, justo en el cruce con el paseo del Renacimiento. Un foco de fuego que se inició en el «fondo a la izquierda» de la sala, según testigos presenciales, fue tomando cuerpo hasta destruir por completo el local. Luego se supo que fue provocado por una broma, cuando un cliente chiscó unas flores de plástico de decoración.
En aquel momento se encontraban sólo unas quince personas en el «Siete Siete», entre clientes que esperaban recoger sus prendas en el guardarropa y el personal del bar.
Casi todos ellos emprendieron la huida de inmediato, cuando fracasó el intento inicial de apagar el brote de fuego con los extintores. Sin embargo, dos empleadas se rezagaron unos pocos instantes, los suficientes para verse atrapadas por el humo y desmayarse tras inhalar monóxido de carbono.
Una hora después del siniestro los bomberos lograron rescatar de entre los escombros los cadáveres de la encargada de guardarropa, Lucía Escudero Martín y de una cliente que había bajado a coger su bolso. Los cadáveres estaban totalmente carbonizados.
En las operaciones de rescate perecieron los bomberos José Luis Vidal, de 39 años, un sargento con 15 años de servicio en el Cuerpo, y Juan Carlos Matarranz, de 34 años, incorporado a Extinción de Incendios en marzo del 83. Otros dos suboficiales resultaron heridos: Gerardo Abia Romero, con quemaduras en la mano y en la oreja izquierda y Francisco Arias Barrero, de 50 años, que sufrió una leve intoxicación por inhalación de humo.
«LENGUA DE FUEGO»
Los dos bomberos fallecidos murieron al ser alcanzados por una «lengua de fuego» que les sorprendió cuando entraban al local para rescatar a varias personas que aún se encontraban dentro. Un tercer bombero que les acompañaba se salvó gracias a unos compañeros, que, al ver lo que ocurría, le agarraron y consiguieron sacarle a la calle a tiempo.
El herido muy grave fue uno de los clientes que se encontraba el local, Rafael Barca Díez, de 27 años, sufrió quemaduras en el 50% de su cuerpo e intoxicación por humo. Después de ser atendido en el Hospital Río Hortega, como el resto de heridos, fue trasladado a la unidad de grandes quemados del Hospital Universitario de Getafe, en Madrid. Los médicos indicaron que su estado era «muy grave», aunque sobrevivió tras un largo proceso de recuperación.
El resto de heridos eran los vecinos L.R.M., de 89 años, y A.G.O., de 66, residentes en la planta inmediatamente superior a la discoteca, y la cliente A. V.C., de 26 años. El inmueble en cuyo sótano se encontraba la «Siete Siete» estaba ocupado en el momento del incendio por unas cuarenta personas que tuvieron que ser evacuadas.