El preso que robó y maniató a una empleada de una inmobiliaria en Valladolid pacta 13 años de cárcel
El acusado, que salió sin permiso del centro salmantino de Topas para visitar un piso con el pretexto de alquilarlo y cometer los delitos, se enfrentaba a una pena de 20 años
El recluso que en diciembre de 2022 salió de permiso del centro de Topas, en Salamanca, para desplazarse a Valladolid, concertar con la empleada de una inmobiliaria la visita a un piso con el pretexto de alquilarlo y aprovechar que estaban solos para maniatarla y robarla ha aceptado una condena global de más de trece años de cárcel por la comisión de hasta ocho delitos, en lugar de los 20 años a los que se exponía inicialmente.
La sentencia de conformidad alcanzada entre el acusado, Fiscalía y la acusación particular, que ha hecho innecesaria la celebración de juicio este lunes en la Audiencia de Valladolid, donde tan solo ha habido una breve vista para ratificar el acuerdo, consiste en que Iván C.R. asume una condena global de trece años y cinco meses de prisión, multa y, en concepto de responsabilidad civil , el pago a la víctima de indemnizaciones por importe de 17.645 euros por las lesiones sufridas, secuelas y daños morales, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
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En el acuerdo a tres bandas el reo se reconoce autor de un delito de detención ilegal, lesiones, robo con violencia e intimidación, estafa, un delito continuado de amenazas, atentado a agentes de la autoridad, un delito leve de daños y otro de quebrantamiento de condena , con la circunstancia agravante de reincidencia en cuatro de los delitos, y todo ello con las consiguientes medidas de seguridad que le impiden comunicarse con la víctima y aproximarse a ella por espacio de dos décadas.
El recluso se personó sobre las 09.30 horas del 20 de diciembre de ese año en la inmobiliaria Iberfinca, en el Paseo de Zorrilla de Valladolid, donde concertó con una comercial una cita para ver un piso en alquiler ubicado en la calle Aurora y quedó ese mismo día sobre las 12.00 horas en la citada dirección.
Una vez dentro, mientras la empleada le enseñaba las dependencias, al llegar al último dormitorio ubicado al fondo del pasillo, después de levantar ella la persiana, el acusado la abordó por detrás de forma sorpresiva y violenta , la rodeó el cuello con el brazo, apretó con fuerza y la tiró contra la cama y más tarde al suelo, poniéndose encima para amenazarla y pedirle que colaborara.
"¡Haz todo lo que te diga y no va a pasar nada si colaboras . Estate tranquila que a mi me lo mandan hacer así. He salido de la cárcel, estoy de permiso penitenciario, pero no voy a volver hasta después de Navidades . Las voy a pasar como mi hija y mi familia", son las palabras que el fiscal sostiene que el acusado dijo antes de sacar del bolsillo del abrigo cinta americana, sentar a la mujer en una silla y atarla de pies y manos , encintándole todo el tronco de su cuerpo con varias vueltas, además de taparle la boca con un trozo de cinta.
Acto seguido, Iván C.R. se hizo con el maletín de trabajo de la agente inmobiliaria donde portaba la documentación y sus efectos personales, entre ellos una tarjeta de crédito con su cuenta personal y 50 euros en efectivo . Nuevamente bajo amenazas, el acusado consiguió que la víctima le dijera el número 'pin' de la tarjeta.
Ya con las llaves de piso, el acusado abandonó el inmueble con los efectos sustraídos, entre ellos la tarjeta de crédito que utilizó luego en el cajero de Laboral Kutxa que se encuentra próximo y donde efectuó un reintegro de 400 euro s. Aunque un minuto después trató de realizar otro reintegro por el mismo importe, no lo logró al estar limitada la cantidad a 200 euros, si bien unos minutos después consiguió hacerse con otros 200 euros .
Hora y media más tarde, Iván regresó al inmueble donde permanecía maniatada y amordazada la víctima y le devolvió el juego de llaves del piso, salvo la llave de la puerta del portal , y advirtió a la mujer de que no denunciara lo ocurrido ni a la policía ni al banco.
"'Vuelve a tu trabajo con normalidad, no se lo cuentes a nadie, sé dónde vives tú y tu familia. Además, voy a controlarte y no hagas visitas a pisos que te estaré viendo . No vayas sola...no trabajo solo. Hemos vigilado tu inmobiliaria y otra de al lado y he ido a por ti porque eres mujer y estabas sola....!", son también parte de las advertencias que el acusado realizó a la víctima. Tras ello, Iván liberó a la empleada de las ataduras y ambos bajaron a la calle. El acusado abandonó el lugar andando y ella se montó en un autobús.
Ese mismo día la víctima acudió a comisaría a presentar la oportuna denuncia y cuando estaba realizando dicho trámite recibió hasta tres llamadas de su captor a través del móvil de la agencia que éste se había llevado.
La detención del autor de los hechos se produjo ya por la tarde, sobre las 20.30 horas, ya que agentes de la Policía Nacional de paisano habían montado un dispositivo de vigilancia en las inmediaciones de la calle Aurora al tener conocimiento de que faltaban las llaves del portal y la sospecha de que el acusado acudiese al mismo tras haber efectuado una copia de las de la vivienda.
Así, le localizaron e identificaron y cuando se iba a proceder al cacheo de seguridad el detenido comenzó a alterarse y ponerse agresivo y amenazó de muerte tanto a la empleada como a los agentes, así como con quemar el edificio , sin dejar en momento alguno de golpear el vehículo oficial y causar distintos desperfectos.
Al encausado se le atribuye un largo rosario de delitos que incluye detención ilegal, lesiones, robo con violencia e intimidación, estafa, un delito continuado de amenazas, atentado a agentes de la autoridad, un delito leve de daños y otro de quebrantamiento de condena, con la circunstancia agravante de reincidencia en cuatro de los delitos.
Por ello, Fiscalía solicitaba inicialmente una condena global de casi veinte años de cárcel, diversas multas y la prohibición de acercarse a la víctima a menos de 500 metros y de comunicar con la mujer por espacio de veinte años, junto con una indemnización en su favor de 5.810 euros por las lesiones y las secuelas, otros 600 euros por el dinero dispuesto con su tarjeta de crédito y otros 50 euros en metálico que se llevó del maletín.