Barrio A Barrio
El barrio que bautizó a José Zorrilla
Las numerosas reformas en la iglesia, que comenzó siendo una ermita en el año 1148, le han devuelto el esplendor que siempre le acompañó y que tuvieron el reconocimiento de Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico-Artístico Nacional; el poeta y dramaturgo vallisoletano recibió el sacramento del bautismo en 1817
Las últimas reformas en la iglesia de San Martín le han devuelto el esplendor que siempre le acompañó. Y si el templo luce esa imagen que invita a su atenta contemplación, la torre también es un premio para los ojos. El recorrido por las calles que rodean a la iglesia no resulta extenso. En cuestión de pocos minutos el visitante se adentra en el barrio San Pablo y si el paseo cambia ligeramente el rumbo uno se adentra en las calles que conducen al barrio Hospital. San Martín, el barrio más pequeño de la capital , se encuentra en un entorno de calles que se caracterizan por su estrechez y que en su mayoría albergan diversos establecimientos de todo tipo y negocios de hostelería.
La historia del barrio incluye un episodio que los vecinos recuerdan con agrado desde que tuvieron conocimiento de que en su pila bautismal recibió este sacramento uno de los hombres más ilustres de Valladolid, José Zorrilla . Así lo recuerda Manuel Fernández , párroco desde hace doce años y al frente también de las cofradías Nuestra Señora de la Piedad y Discípulo Amado. La historia refleja que el poeta y dramaturgo fue bautizado allí el 1 de marzo de 1817.
Los vecinos de la zona de San Martín presumen de su iglesia pero también apelan a la historia año tras año en el homenaje a Juan Martín ‘El Empecinado’. En la calle del mismo nombre se conserva una de las casas en las que habitó y Valladolid lo celebra en agosto con una ofrenda floral . El Empecinado, militar español que participó en multitud de combates, buena parte de ellos ante el ejército de Napoleón, es recordado por los vecinos. El Círculo Cultural que lleva su nombre acaba de conmemorar el 198 aniversario de su muerte con ese reconocimiento que lleva a cabo todos los años en recuerdo de su otro ilustre vecino.
Pero hablar de San Martín en Valladolid es volver al pasado para referirse a lo que comenzó siendo una ermita en 1148 para transformarse en una iglesia emblemática. A lo largo de los años, tanto la iglesia como la torre han sido sometidas a laboriosos trabajos de restauración. El deterioro era acusado y los vecinos recibieron con agrado la presencia de operarios para llevar a cabo esas labores. San Martín es la gran referencia para ellos, santo y seña. Allí se congregan todas las semanas vecinos y otros vallisoletanos que se acercan a disfrutar de ese encanto que nunca ha perdido cuando abre sus puertas al culto.
La cercanía con San Pablo pudo quitarle por momentos el protagonismo del que siempre gozó . Hablamos de zonas monumentales y sin querer surgen las comparaciones. Lo mismo ocurre al referirnos al barrio Hospital. Cada entorno de la ciudad tiene su encanto, sus monumentos, sus reliquias, y es normal que haya diversidad de opiniones y criterios al compararlos. Lo mejor para los visitantes es que se encuentran ubicados con esa cercanía que permite contemplarlos en un corto espacio de tiempo.
Además de toda la riqueza arquitectónica que atesora, la iglesia atrae la atención por su torre campanario. A principios del siglo XVII fue reedificada por el arquitecto Francisco de Praves . La obra concluyó en 1621. El templo era de una sola nave, con bóvedas de cañón y cúpula central. En la portada se colocó un relieve de piedra representando a San Martín y el pobre, obra de Antonio Tomé .
A excepción de la torre, el templo inicial fue demolido. En 1588 se levantó una nueva iglesia que fue diseñada por Diego de Praves . Consta de una sola nave, de tres tramos, con coro alto a los pies y cubierta con bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones. Se iluminaba con huecos termales, posee capillas hornacinas entre los contrafuertes y los arcos de comunicación de éstas con la nave se abren entre pilares decorados con pilastras toscanas que sujetan un entablamento interior que corre a lo largo de toda la nave y crucero. En su construcción el crucero era de cortos brazos cubiertos con bóveda de cañón, se cerraba con una cúpula ciega sobre pechinas. Todos los abovedamientos presentaban decoración con yeserías planas con diseños lineales y geométricos.
Las numerosas reforzas efectuadas incluyeron en 1620 la construcción de la capilla del obispo don Fresno de Galdo , utilizando como ingreso la primera capilla hornacina del lado del Evangelio. La capilla tiene planta cuadrada y se cubre con cúpula de media naranja, todo siguiendo los patrones clasicistas de ese momento. Posee un retablo neoclásico procedente de la capilla contigua, la de don Gaspar Vallejo . La capilla de San Juan de Sahagún, mandada edificar por Gaspar Vallejo, es vecina de la anterior y usa como ingreso la segunda capilla hornacina desde la cabecera del lado del Evangelio.
En el entorno de San Martín se encuentran las cofradías de Nuestra Señora de la Piedad y Discípulo Amado . La Piedad tuvo actividad durante todo el siglo XVI, y así lo confirma un cambio con la Cofradía de la Vera Cruz el 7 de septiembre de 1549, originado por la hora de salida de la procesión de Jueves Santo, lo que motivó su traslado a la tarde-noche del Sábado Santo.
El Convento de las Descalzas Reales da realce a la zona. En su origen estuvo consagrado y dedicado a Nuestra Señora de la Piedad. Tras una orden del rey Felipe III se cambió la advocación por la de Nuestra Señora de la Asunción. Su fundación data de 1550 y su estancia en Valladolid de 1552. En 2007 lo habitaban 13 monjas clarisas coletinas de clausura cuya economía se basaba en una lavandería industrial montada en el propio convento. Desde 1974 es Monumento Nacional.
En San Martín se encuentra también la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid, órgano judicial establecido por Enrique II de Castilla en 1371, con competencias sobre todo el territorio de la Corona de Castilla. Tuvo sede en la ciudad de Valladolid, funcionó durante buena parte de la Edad Media y durante toda la Edad Moderna como el más alto tribunal de justicia del reino, y fue suprimido en 1834 como consecuencia de la implantación del Liberalismo. A finales del siglo xv perdió parte de su jurisdicción al ser creada la Real Audiencia y Chancillería de Ciudad Real, que fue trasladada a Granada.
En la calle Torrecilla, una de las más concurridas de San Martín, se encuentra la Casa Revilla, actual sede de la Fundación Municipal de Cultura. Es una antigua casa nobiliaria española de construcción medieval. Sus cimientos y parte de su estructura datan de los siglos XIV o XV y su alzado tuvo lugar en el siglo XVI. Los muros son de piedra y está totalmente restaurada y rehabilitada en su interior para las funciones municipales. En ella habitaron personajes históricos y relevantes hasta que al morir su último propietario, Francisco de Cossío , el Ayuntamiento adquirió el inmueble que dispone de una sala dedicada a pequeñas exposiciones.