El Gobierno desprecia a Valladolid y mantiene sin fecha el final de la A-11 entre Olivares y Tudela
Transportes tras aprobar el modificado del tramo de 20 kilómetros es incapaz de ofrecer un horizonte de finalización aunque lleva empantanado 4 años en obras y se enroca en que «no supone alteración de plazos» pese a que debería estar acabado hace un año
Una obra sin fecha de finalización. Así es como mantiene el Gobierno central los tramos de la Autovía del Duero (A-11) , a su paso por Valladolid: los 14,5 kilómetros entre Quitanilla de Arriba y Olivares de Duero y los 20,2 kilómetros que unen Olivares y Tudela de Duero. El Ejecutivo , con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana de Raquel Sánchez a la cabeza, desprecia a Valladolid y continúa sin fijar con claridad cuándo será el final exacto de las obras de estos casi 35 kilómetros , todo ellos en un recorrido llano, de la A-11 en la provincia vallisoletano.
Valladolid
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Lo último que se conoce es el sobrecoste de 11,78 millones de euros en el trayecto entre Olivares y Tudela . Un gasto a mayores que viene motivado por el modificado en las obras que aprobaba el Consejo de Ministros en su reunión del martes día 11.
Pero ni siquiera en ese momento, el Gobierno era transparente y claro , como demuestra el hecho de que la referencia del acuerdo del Consejo de Ministros sea prácticamente la única en la que no permite entrar, al no contar con contenido adicional alguno, ni de plazos sobre lo que va a suponer este modificado, ni de cuándo se prevé que finalice definitivamente la obra.
«Acuerdo por el que se autoriza la modificación número 1 de obras Autovía del Duero A-11. Tramo: Olivares de Duero-Tudela de Duero. Provincia de Valladolid. Importe: 11.784.383,39 euros» . Ese es el epígrafe del Consejo de Ministros, en el que se oculta todo lo que tiene que ver con los plazos de la obra. Aclaraciones que, todavía hoy, continúan sin dar desde el Ministerio de Raquel Sánchez y desde la Delegación del Gobierno, después de más de una semana.
Después de las reiteradas preguntas de este periódico, tanto a la Delegación del Gobierno de Castilla y León como al Ministerio, desde el departamento de Raquel Sánchez se limitan a señalar en un escueto correo electrónico de apenas tres líneas que «relación al modificado al que alude la referencia del Consejo de Ministros, el mismo no supone ninguna alteración en el ritmo ni en el plazo vigente de las obras del tramo Olivares- Tudela, de la autovía del Duero A-11» .
Y ahí se queda. Ni una aclaración más sobre cuándo concluirán unas obras que, según los plazos iniciales del propio Ministerio de Transportes deberían estar ya finalizadas. El silencio o «vamos a consultarlo» era la respuesta del departamento de comunicación de Transportes al requerimiento de este periódico para que, más allá de esa escueta respuesta aclararan los plazos tras el modificado y la conclusión de las obras en el tramo vallisoletano entre Quintanilla y Tudela de la Autovía del Duero.
La realidad es que estos 22 kilómetros de tramo entre Quintanilla y Tudela , cuyas obras arrancaban el 2 de diciembre de 2019 debería estar ya finalizado , ya que su plazo de ejecución era de 33 meses, con lo que se debería haber acabado tras el verano de 2022. Bien es cierto que por medio le pilló los años de la pandemia, pero no es menos cierto que, a día de hoy, cuando van camino de cumplirse los cuatro años del inicio de los trabajos, el Ministerio de Raquel Sánchez sigue sin dar una fecha clara y definitiva sobre su final.
Entre medias, en 2022 se hacía necesario cambiar el proyecto inicial con el famoso modificado por lo que se autorizaba, el 7 de octubre de ese mismo año, la redacción de un modificado de obra que valoraba los nuevos trabajos con una previsión de incremento de la inversión en 10,88 millones. Pocos días después se autorizaba también la continuidad provisional de las obras, eso sí a ralentí, como viene evidenciando este periódico.
Durante la elaboración del proyecto del modificado surgían nuevas necesidades que se hacía necesario introducir. Dichos cambios afectan a la geometría de las pilas y dinteles prefabricados del viaducto; a la inclusión de nuevos precios para las reposiciones de riego que se plantearon al inicio de la obra, así como la ejecución de un ranurado del pavimento, fijado por una Auditoría de Seguridad Vial.
También se incluía en ese modificado, que ahora se aprueba y que va a suponer un drenaje superficial de la isleta sur del enlace 1 y la inclusión del tratamiento ambiental de parcelas pertenecientes al dominio público que no se incluyeron en el proyecto de adjudicación. Asimismo, se ha añadido la eliminación de tierra vegetal en los taludes de excavación dado que las pendientes, alturas de banco y ancho de bermas para garantizar la estabilidad sobre el talud.
Información sobre el modificado de la obras en el tramo entre Olivares y Tudela que sí se facilita desde el Ministerio de Transportes, mientras se siguen ocultando cuáles son los plazos para la finalización de las obras.
Pero el desprecio hacia Valladolid y, por ende, hacia Castilla y León, al mantener las obras empantanadas sin fijar los plazos claros, se evidencia también en la otra autovía que acumula retraso tras retrasos, incumplimiento tras incumplimiento: la A-60 que une Valladolid y León .
La realidad es que el único que preocupaba de la infraestructuras de Castilla y León era Javier Izquierdo en sus tiempos como secretario general de Infraestructuras, cuando su actuación también evitaba que caducara un impacto ambiental en la Autovía del Duero. Desde entonces, desde que Izquierdo dejaba el Ministerio, la desidia más absoluta.
Una infraestructura que continúa sin impacto ambiental a la espera del desbloqueo por parte del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico de la vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera. En este caso, es tal la desidia del Gobierno que el Ministerio de Raquel Sánchez dejaba caducar el impacto ambiental y tenía que volver a iniciar todo el expediente.
Tal y como publicaba este periódico, la anterior declaración de impacto ambiental del tramo Villanubla-Santas Martas caducaba el 9 de diciembre de 2019 . Precisamente un año después, el 5 de diciembre de 2020, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicaba una actualización de este impacto ambiental que, todavía hoy, tres años después,continúa sin resolverse.
Y por si dejar caducar la declaración de impacto ambiental fuese poco, es el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico el que se servía de esta DIA para paralizar la infraestructura al solicitar información complementaria a la dirección general de carreteras de Castilla y León. Una estrategia con la que se pretende hacer ver que se trabaja en el mencionado informe pero que, en realidad, solo añade más y más a los de retraso a los veinte que ya acumula esta carretera.
Esto hace que la autovía entre Valladolid y León esté bloqueada . Así es como mantiene el Gobierno de Pedro Sánchez. Una A-60 que ve cómo desde los ministerios de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y de Transición Ecológica y Reto Demográfico, de la vicepresidenta Teresa Ribera, se usan las triquiñuelas de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para mantener el desarrollo de la infraestructura parado.
Mientras Transición Ecológica no concluya y apruebe la Declaración de Impacto Ambiente, Transportes no podrá continuar con la redacción del proyecto . Ya después vendrá su aprobación, licitación y adjudicación. Años y más años que vendrán a esos veinte que ya acumula la autovía Valladolid-León, que puede decirse que tiene ya el triste honor de ser la gran olvidada de los diferentes gobiernos, del PP y del PSOE.