El Penicilino, la buñolería Ideal o La Garrocha, otros cierres emblemáticos en Valladolid como el de Cubero
En los últimos años, decenas de establecimientos hosteleros históricos han dejado de dar servicio a sus clientes
Valladolid se ha despedido de algunos de sus locales de hostelería más emblemáticos en los últimos años. Decenas de establecimientos en los que desayunar, pasar las tardes y reunirse con los amigos han comenzado a bajar la persiana por falta de relevo, por no poder hacer frente a los costes o por motivos de salud, entre otras causas. Asimismo, la llegada de franquicias a zonas cercanas ha hecho mella en la clientela, en especial en la más joven, que se decanta por estos nuevos locales y deja abandonados cafeterías, restaurantes y bares que han continuado trabajando como lo hacían tradicionalmente, alejados de los sistemas de producción de grandes cadenas.
Este 2023, dos locales históricos en los que cientos de familias han creado recuerdos, historias y costumbres, se han despedido de sus clientes de Valladolid. Dulces y pasteles de gran tradición histórica y hamburguesas 'de cine' abandonan el menú que ofrece la ciudad del Pisuerga dentro de su gran oferta gastronómica. Se suman a otros tantos que bajaron la persiana en años anteriores como el restaurante Campogrande, Casa Antonio, La Goya, María, A Fuego Lento, Panero, Taberna del Hidalgo, José y Alberto o Fortuna 25.
Confiterías Cubero
La última despedida, una que ha dejado un sabor amargo en la ciudad del Pisuerga, ha sido la de Confiterías Cubero el pasado 31 de mayo. Más de 65 años de experiencia y varias generaciones de la familia dejaban de endulzar el centro de la ciudad. La calle Pasión pierde uno de los locales más destacados, que además cumplía tres funciones: cafetería, pastelería y museo.
"Confiterías Cubero ha trabajado para hacer felices los paladares de sus clientes y hoy queremos daros las gracias por tantos años de cariño y felicidad", rezaba la nota de despedida pegada en su enrejado escaparate. Confiterías Cubero acogió durante años en su salón de té a miles de vallisoletanos que buscaban tomar algo cerca de la plaza Mayor, a clientes fieles que acudían allí por alguno de sus deliciosos pasteles y a otros que lo hacían por tradición. Calificada como un referente por la Asociación de Confiteros, Cubero cerraba por falta de un relevo generacional . " Nací en esto y es toda mi vida. Tomé las riendas junto a mis hermanas hace 27 años, después de la muerte de mi padre", explicaba Enrique Cubero, hijo del fundador del local y el encargado de llevar el obrador.
El Rincón del Labrador
Este 2023 también ha sorprendido con el adiós de El Rincón del Labrador . El local ha servido a vallisoletanos y viajeros para acercarse al pequeño municipio de La Santa Espina. Tras 18 años de actividad, el pasado 1 de febrero El Rincón del Labrador dejaba a muchos sin poder disfrutar de su "plato estrella y de referencia": huevos fritos, con lomo, chorizo y patatas a la sartén. Caracoles, cangrejos y setas, productos de muy marcada temporada y muy demandados en el local de La Santa Espina, no podrán degustarse en el histórico restaurante. Visitantes y locales pierden una de las paradas más emblemáticas de la zona. "Nuestra vida tanto personal como profesional ha girado alrededor del Rincón del Labrador, pusimos toda la ilusión en este proyecto en nuestro pequeño pueblo de La Santa Espina, en el que hemos aportado un granito de arena con la intención de potenciar el turismo rural y convertirnos en un referente de la cocina tradicional de temporada", declaraba Fernando Martín, propietario del local.
Dos mujeres al borde de un ataque de nervios
Valladolid se queda también sin hamburguesas y platos 'de cine'. Dos mujeres al borde de un ataque de nervios y una carta con nombres dedicados al director de cine Pedro Almodóvar bajaba la persiana el 29 de mayo. Cenas, comidas y algún que otro desayuno se repartían entre los clientes en un establecimiento de colorida decoración en el centro de la ciudad. Mar y Natalia cerraban el reconocido local de la calle Francisco Zarandona tras más de diez años sirviendo hamburguesas de autor, alejadas de las clásicas de cadenas de comida rápida, así como croquetas, cachopos y ensaladas, todo ello con guiños al director manchego y al cine español.
Buñolería Ideal
Pepi y Vicente abandonaban la cocina de Ideal hace poco más de un año. En el recuerdo quedan las colas de decenas de vallisoletanos esperando para conseguir buñuelos y merendar o desayunar churros y porras en el local de la calle Teresa Gil. El cierre de Ideal lleva consigo el fin de algunas anécdotas históricas: el reconocido escritor Miguel Delibes era cliente asiduo del local y el que fuera alcalde de Valladolid, Tomás Rodríguez Bolaños no perdonaba un desayuno en Ideal. Pepi y Vicente se hicieron con el negocio en 1981 y pronto se convirtieron en el único negocio de Castilla y León dedicado en exclusiva a los buñuelos , por lo que su fama atraía a personas de toda la región. Tras 41 años, el 31 de marzo los buñuelos más famosos de Castilla y León dejaban de endulzar los desayunos y meriendas de Valladolid y la calle Teresa Gil se comenzó a ver más vacía.
Bambú
Los nostálgicos recordarán la cafetería Bambú , ahora conocido como Kokomo. Un pequeño local, al lado del enorme edificio del Corte Inglés del Paseo de Zorrilla , que servía desayunos, aperitivos y comidas a los clientes de establecimiento comercial tras una intensa jornada de compras. Inaugurado casi a las par que el centro comercial, en 1988, el local de Ángel del Campo ofrecía hamburguesas, tapas y cervezas como reclamo principal. La ubicación era otro extra para que la clientela, al lado del Corte Inglés y de una de las paradas de autobús urbano que más personas utilizan. La cafetería Bambú se convirtió a mediados de 2022 en Kokomo, un lugar que conserva parte de la esencia del antiguo bar, pero adaptado a los nuevos tiempos.
Yovilant
La fiesta siempre acaba en el Yovilant. Un local abierto en 1985 por Yolanda y Vicente que ha servido como refugio para jóvenes de varias generaciones tras una noche de fiesta en la ciudad. Atraídos por sus neones y su estética de local americano los clientes acudían en masa a por sus afamados ' pechuguitos ' o para disfrutar de una hamburguesa a precios muy asequibles. En 2021, Yovllant anunciaba su cierre por motivos de salud de los propietarios. No obstante, el local sigue funcionando tanto en la calle San José como en la Antigua en horarios poco habituales en hostelería, pero que encajan perfectos con los ritmos de la noche vallisoletana: la actividad se divide en dos turnos, de 13.00 a 17.00, y de 20.00 a 01.00 y a 02.30 los viernes y sábados.
La Garrocha
La Garrocha era uno de los puntos de obligada visita en las rutas de tapeo de Valladolid , pero desde 2021 ya no es posible disfrutar de la cocina de Chisco Alonso. Crujiente de manitas de cerdo deshuesadas, mini hamburguesas de buey con hongos, pulpo con dos texturas de patatas o las croquetas llenaban siempre el establecimiento de la calle Zúñiga de clientes en busca de un parón para llenar el estómago con ingredientes de primera calidad, pinchos originales y de gran sabor con un precio muy ajustado en una zona ben conectada de la ciudad.
La triste noticia del cierre de La Garrocha llegó tras nueve meses haciendo frente a deudas derivadas del cierre temporal de la hostelería de 2020 por la pandemia. "Nos despedimos con la certeza de saber que hemos luchado hasta el final y la alegría de tantas y tantas personas, experiencias y vida recorrida en estos años con vosotros", publicaba en redes la cuenta del local.
El Penicilino
Sin duda, uno de los cierres que marcó a Valladolid en 2020 fue el de El Penicilino. 150 años de historia terminaron con un vermú de 'casi cierre' en febrero de 2020 y posteriormente en septiembre echaba la persiana este local que albergaba un interior propio de otro siglo en el que vitrinas verdes repletas de botella eran el principal decorado. Los penicilinos y las zapatillas -vino dulce y mantecados de Portillo- dejaron de servirse en este establecimiento de la plaza de La Libertad en Valladolid. Hoy en día unos andamios sostienen la fachada del local que un día de 1872 inauguró Lorenzo Bernal y que tras pasar por varios dueños, cerró de forma temporal en 2006, pero pronto fue reabierto por unos nuevos propietarios. El Penicilino no sólo marcó la vida social de Valladolid, también fue escenario de cine en la primera película de José Sacristán , Soldados de plomo.