Diario de Valladolid

BARRIO A BARRIO

El barrio de Valladolid cuna de un bailarín y tumba de una reina

Una población envejecida es uno de los problemas de San Juan, lugar de nacimiento de Vicente Escudero y de descanso eterno de la reina María de Molina, enterrada en Las Huelgas Reales.

Un rebaño de ovejas por la Calle de Don Sancho

Un rebaño de ovejas por la Calle de Don Sancho

Publicado por
Fernando Martín
Valladolid

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Hay dos plazas en Valladolid que dan nombre a sus barrios. Vadillos es uno de estos emplazamientos con el nombre duplicado y San Juan es el segundo. Casualidades de la geografía urbana, ambos están limítrofes, aunque San Juan es más antiguo y sus orígenes hunden sus raíces allá por los siglos XII y XIII. Es, por tanto, uno de los barrios con solera, de los que atesoran un retazo de la historia de la ciudad, aunque el paso del tiempo y la ruina han acabado con algunos de sus edificios más emblemáticos.

San Juan ya tenía la condición de barrio cuando en el siglo XVI Valladolid se extendió y engulló las nuevas zonas de expansión para recogerlas dentro de la muralla. Muy próximo a la que hoy es la plaza, el centro y corazón el barrio, estaba el convento de San Juan de los Templarios, orden a la que le fue cedida la iglesia de San Juan Bautista , del siglo XII. La iglesia y su entorno fueron  el germen del barrio, que en sus límites por el norte llega hasta el monasterio de las Huelgas Reales y la iglesia de La Magdalena.

Desaparecido el convento de los Templarios en el siglo XIV y derribada la antigua iglesia en 1841 por ruina, el templo actual, entre las calles Bautismo y Santa Lucía, próximo a la plaza de San Juan, empezó a construirse en 1930 y se inauguró en 1932 con Remigio Gandásegui de arzobispo.

Pese a lo mucho desaparecido, el convento de la Merced y la iglesia de Belén son dos ejemplos, la historia sale al paso al recorrer San Juan. Del  siglo XIV es el monasterio cisterciense de Las Huelgas, frente a la Facultad de Medicina, aunque no queda nada del edificio original  tras sufrir un incendio a los pocos años de su construcción.  Lugar de reposo eterno de la reina consorte María de Molina, esposa del rey Sancho IV de Castilla, su sepulcro, del siglo XV, es lo más antiguo que se conserva.

El convento de San Albano, conocido como el Colegio de los Ingleses, y la iglesia de la Magdalena, con el escudo más grande de la ciudad en su fachada, son otras dos muestras de ese rico pasado que esconde San Juan.

Barrio obrero e industrial, a partir del  siglo XVII se asentaron en la zona agricultores -el Esgueva pasaba cerca y había muchas huertas- ganaderos y vinateros. El barrio tomaba cuerpo.

Hay en el pasado de San Juan una faceta seguro que desconocida para muchos vallisoletanos: su tradición cervecera . Hasta tres fábricas de cerveza llegaron a funcionar en un radio de apenas unos centenares de metros. La primera en abrir, allá por el año 1867, fue la fábrica de cervezas San Juan, ubicada  en la calle Renedo y luego comprada por Cruz Blanca .

No muy lejos, en la calle Verbena, entre los números 14 y 17,  abrió en torno a 1880 Gambrinus , la segunda fábrica cervecera, y en una fecha posterior, también a finales del XIX, lo hizo Santa Lucía  en el número 3 de la calle del mismo nombre, comprada luego por el propietario de la primera.  Como muchos otros negocios, con el paso del tiempo las fábricas se quedaron obsoletas, incapaces de competir con las grandes marcas, y  en la primera mitad del siglo XX  la única cerveza que se encontraba en San Juan era la que servían los bares.

Sí que sobrevive, sin embargo, otro de los negocios del barrio que se remonta al siglo XIX: la venta de vino. En la plaza de San Juan, el epicentro, la bodega Sanzoles , una institución ya en el sector, despacha todavía vino a granel.

La proximidad del Esgueva, del que se extraía arcilla, dio origen también al surgimiento de una industria de cerámica cuyo máximo exponente fue la fábrica de Silió , construida en el límite entre San Juan y Vadillos.

Ya a finales del XIX el barrio se vio rodeado por nuevas construcciones que llegaban al Esgueva y se extendían hasta la plaza Circular. Un nuevo barrio surgía, los Vadillos , nombre tomado de los vados del río, y  en el siglo XX  los  tres, San Juan, Vadillos y Circular, pasaron a formar un todo.  Hoy, la Asociación de Vecinos Bailarín Vicente Escudero, nombre tomado de uno de los hijos ilustres de San Juan, agrupa a los tres.

Casi mil años después de sus orígenes, San Juan puede considerarse hoy casi un barrio céntrico. Su proximidad a la Universidad le confieren cierto aire estudiantil y  los ya  entrados en años todavía recuerdan cuando la movida  universitaria   giraba en torno a  algunas calles del barrio. 

Cuna de vecinos que dejaron huella, San Juan rindió tributo en octubre de 2021 a tres de ellos con la colocación de otras tantas placas para recordar a  Vicente Escudero , el bailarín nacido en la calle Tudela que también da nombre al centro cívico, a Nicasio Pérez , un alcalde del barrio muy popular por su labor durante la epidemia de cólera en 1885, y a Nemesio Montero , pediatra, nieto de Nicasio Pérez, pionero en el tratamiento de enfermedades infantiles. 

Fue en San Juan, en concreto en el tablao del ‘Chepa, en la calle Jardines, donde Vicente Escudero dio sus primeros pasos en el baile, que luego le llevarían por el mundo.

Al presidente de la asociación de  vecinos, Jesús Ángel Valverde, no le resulta fácil disociar San Juan de Vadillos y la Circular.  De los 21.532 residentes en las tres zonas, número que Valverde suelta de corrido, sin pensarlo, unos 12.000 viven en San Juan y entre ellos un elevado porcentaje son personas mayores, uno de los problemas del barrio. La razón está, según  Valverde, en el modelo de vivienda que predomina: pisos antiguos, aunque también hay construcciones nuevas, de  60 y 70 metros cuadrados que no interesan a familias jóvenes. 

 «En los últimos cinco años son doce las personas mayores que han aparecido muertas en sus viviendas en el barrio»,  señala a modo de recordatorio trágico de un problema que afecta, en mayor o menor medida, al conjunto de la ciudad.

San Juan es también un barrio compacto, problema no menor dado que «no hay suelo libre ni espacios vacíos», afirma Valverde, que permitan la construcción de viviendas para el asentamiento de jóvenes .

Desde hace años, la asociación vecinal lucha para que el antiguo cuartel de la Guardia Civil de Vadillos, cerrado desde hace años, se destine a usos del barrio y las últimas noticias apuntan en la buena dirección al existir ya un presupuesto de la Junta de Castilla y León para el derribo del edificio y la posterior construcción de vivienda de alquiler. Pese a que el cuartel está en Vadillos, Valverde confía en que el proyecto contribuya «a rejuvenecer» , aunque solo sea un poco, la zona.

El estado de la plaza principal, la que da nombre al barrio,  es una de las espinas que tiene clavadas el responsable vecinal. Pese a todos los esfuerzos y los requerimientos al Ayuntamiento todavía no han conseguido que se realice una intervención que haga de la plaza un lugar de encuentro de los vecinos. 

El resultado de años sin hacer nada es « una plaza  hecha de retazos, un lugar de paso, pero no estancial » afirma Valverde, un experto en urbanismo al que le duele el estado del que se encuentra el punto cero de San Juan.

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