PILARICA
El barrio rebelde de Valladolid que 'inauguró' un jesuita
Acumulaba siglos de andadura como zona de huertas con casas molineras antes del desarrollismo y de la llegada del primer párroco a la Iglesia del Pilar, a fines de los 60. Pero Buenaventura Alonso imprimió carácter al barrio de Pilarica en pleno Franquismo. Incluso impulsó en 1972 la fundación de una asociación de vecinos que medio siglo después sigue en lucha
Podría decirse de Pilarica que es un distrito en lucha desde que tiene orgullo de barrio , y que ese orgullo se lo dio a finales de los años 60 un célebre jesuita que se rebeló contra la represión franquista de la época. Todos en Pilarica han oído hablar de Buenaventura Alonso –simplemente ‘Ventura’ para todos– , que ahora tiene una plaza dedicada. Cuenta la asociación del barrio, en una publicación con motivo del centenario de la iglesia en 2007, que el jesuita era de armas tomar. Tanto, que persuadió a base de salpicones, para que asfaltara las calles, al padre del actual concejal del PP y ex vicepresidente de la Junta de Castilla y León, José Antonio de Santiago-Juárez –simplemente ‘Pica’ para todos– . Pero esos salpicones no eran gastronómicos.
Dice la historia del lugar, el boca a boca, que siendo alcalde de Valladolid Antolín de Santiago y Juárez (lo fue entre 1971 y 1974), se celebró una procesión por el barrio que resultó ser más importante de lo previsto. Como había llovido, el cura se calzó unas botas altas y fue pisando bien fuerte todos los charcos que encontró, junto al regidor municipal, que co-presidía el desfile y que acabó empapado. El alcalde captó la indirecta y asfaltó las calles a los pocos meses .
Los vecinos no conciben el barrio sin la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, llamada por todos ‘La Pilarica’ , que abrió sus puertas en 1907 gracias a la financiación de la obra por parte del catedrático de Derecho de la Universidad de Valladolid, Rafael Cano Rodríguez-Cairo, y su esposa, Tadea de Prado y Beltrán. Allí están hoy los dos, inmersos en el sueño eterno .
El templo, que no llegó a ser parroquia hasta la llegada de los jesuitas en 1968, sirvió de sede a reuniones consideradas subversivas durante la dictadura . Ventura dio cobijo a manifestaciones y reuniones clandestinas, por lo que tuvo problemas con las fuerzas de orden público. Se llegaron a lanzar folletos en la parroquia en apoyo a Comisiones Obreras, en 1969, recién creada. A los pocos días la Policía de la época incautaba al padre Ventura la multicopista donde se habían impreso.
Apoyó desde el púlpito las huelgas de trabajadores de la construcción, por lo que le fue impuesta una multa junto a otro de los jesuitas protagonistas de esos episodios contestatarios, Millán Santos , a los que se unía en carisma Manolo González , que llegó a ser concejal con Tomás Rodríguez Bolaños y ejecutó mejoras en el barrio y sus alrededores –entre ellas se le atribuye la instalación de las facultades en los límites de Pilarica y Belén –. Los jesuitas imprimieron tal carácter a esas calles que hoy no se entiende Pilarica sin las Fiestas del Pilar y la asistencia multitudinaria a su procesión.
En ese escenario tuvieron especial relevancia en el barrio huelgas de muchos sectores , pero especialmente las de la entonces denominada ‘Fasa-Renault’ , hoy Renault España, en los años 1972, 1973, 1974, 1975 y la última especialmente intensa de 1976. Curiosamente, por esas manifestaciones fue despedido de Fasa un técnico de laboratorio díscolo, que muy pocos años después llegaría a ser alcalde de Valladolid: Tomás Rodríguez Bolaños .
Esas fueron algunas de las primeras luchas de este barrio ‘rebelde’ del este de Valladolid. Pero ahora los vecinos continúan con otras batallas distintas. La primera de ellas, el soterramiento de la vía del ferrocarril . Aunque hay opiniones para todos los gustos sobre los resultados de la integración impulsada por el actual Gobierno municipal, «el barrio lleva 40 años reivindicando el soterramiento de las vías», asegura, en respuesta a este periódico, la presidenta de la Asociación de Vecinos Pilarica, Pino Lozano .
Ella señala que hay opiniones variadas en el barrio sobre el nuevo paso de la plaza Rafael Cano . Admite que es «más digno» que lo que había, y ve que el nuevo túnel de Andrómeda «viene muy bien» para los coches, «pero no tanto para los peatones, porque para cumplir las normas de seguridad se ha creado un par de rincones donde se pueden esconder personas sin ser vistas». Por ello la reivindicación general de los vecinos es que se efectúe el tan traído y llevado soterramiento, aunque empiezan a pensar que es una batalla perdida: «En todas las elecciones todos los políticos vienen a prometerlo, pero luego no lo hacen porque en este barrio somos poquitos, hay pocos votos que rascar », lamenta.
«Se nos conoce por el soterramiento, pero el barrio de Pilarica no es solo eso», advierte Pino Lozano, que recuerda otras reivindicaciones en marcha como la apertura de un ambulatorio , ya que el que tenían «se ha quedado en centro de especialidades, y si tenemos que llevar a una persona mayor o a un niño al ambulatorio tenemos que ir al de Pajarillos».
Pese a todas las reivindicaciones, Pino ve el barrio en positivo cada vez que echa una mirada a su alrededor. Su familia tiene raíces allí desde hace generaciones: «Yo vivo en la casa que era de mi abuelo», relata, una molinera con patio y pozo (se han conservado muchas, por eso la densidad de población es baja) . «Recuerdo de niña ver las inundaciones de la Esgueva, con el agua saliendo por el brocal ». Desde los años 70, cuando se reguló el canal para el regadío, ya no ha vuelto ninguno de esos episodios de crecida del río, que anegaba todas las calles de Pilarica. «He vivido en Menorca, en Barcelona y en Tarragona, y cuando he vuelto a Valladolid he vuelto a Pilarica sin pensármelo» , asegura. «Es un barrio maravilloso, muy solidario , donde incluso se ha detectado que existían problemas con vecinos que vivían solos porque, por ejemplo, no acudían a la tienda. Casi todo el mundo se conoce». Por eso, pese a ser un lugar en la actualidad «muy envejecido», Lozano subraya que es un sitio «estupendo» para ir a vivir .
Precisamente en 2022 la Asociación de Vecinos cumplió 50 años de vida, desde su fundación en 1972 con el impulso de Ventura. «Fíjate si estaríamos unidos que el primer local de la entidad, en la calle Puente la Reina, se compró entre todos los vecinos por cuestación popular» . Luego llegó un incendio que les hizo abandonar el local, recién rehabilitado, y trasladarse a su sede actual en el número 1 de la calle Ángel García.
Como los cercanos barrios de Vadillos y Batallas, la historia de Pilarica comenzó con huertas junto a la Esgueva y continuó con una mayor expansión, en primer lugar, a finales del siglo XIX y principios del XX con la llegada de obreros para trabajar en el ferrocarril , y en segundo lugar en los años del desarrollismo de los 60, para acoger a operarios recién llegados del medio rural a trabajar en fábricas como Fasa Renault , la entonces denominada ‘Sava’ (hoy Iveco), o las desaparecidas fábricas cerveceras de Vadillos, o la cerámica de Eloy Silió.
El Ayuntamiento junta en su censo los barrios de Pilarica y Los Santos-Pilarica, divididos por el paseo de Juan Carlos I y que poco tienen que ver, puesto que el segundo es de nueva creación. Entre los dos sumaban 8.867 vecinos en 2022, de los que alrededor de 6.000 son de Los Santos. Pilarica suma, así, apenas 3.000 vecinos . Como dice Pino, quizá otro gallo cantaría si hubiera más votos en juego. LOS NÚMEROS
Población . Alrededor de 3.000 vecinos según el censo de 2022. Renta Media. 20.372 euros anuales, el 13% menos que la media de la ciudad, 23.515. Centros educativos. Dos colegios públicos, Antonio Machado y Gabriel y Galán, y dos privados, Reinado Corazón y La Inmaculada-Misioneras.
Valladolid
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