De Museo del Toro de Valladolid a centro de arte Marcelina Poncela
El edificio ha contado con una inversión municipal de 650.000 euros para convertirlo en “un espacio para la protección y difusión del extenso, rico y poco conocido patrimonio artístico del Ayuntamiento”
El alcalde de Valladolid, Óscar Puente , inauguró hoy acompañado por buena parte de la corporación municipal el Centro Marcelina Poncela , “un espacio para la protección y difusión del extenso, rico y poco conocido patrimonio artístico del Ayuntamiento” , que ocupa las instalaciones del antiguo Museo del Toro tras una inversión municipal de 650.000 euros . Las dependencias pretenden convertirse en “un lugar vivo y dinámico”, que acogerá talleres de restauración y conservación, y permitirá contemplar las obras allí depositadas para su conservación y recuperación.
Según detalló Puente, en declaraciones recogidas por Ical, María Luisa de Vega está realizando desde 2018, por encargo del Consistorio, un inventario y catalogación de sus bienes artísticos, que se encuentran repartidos en las diferentes dependencias municipales. En las instalaciones que hoy abrieron sus puertas, dichos bienes podrán contar con un espacio que pueda servir para el depósito, recepción, y en su caso, adecuada restauración y conservación de las piezas .
Además, el Centro albergará también fondos privados pertenecientes a artistas ya desaparecidos cuyas familias se han dirigido al Ayuntamiento porque no pueden preservar en condiciones óptimas el legado artístico que han recibido y, también, porque quieren que este sea mostrado al público.
Puente adelantó que el objetivo es también que el Centro colabore con otras instituciones y colectivos, participando en proyectos para la formación de profesionales en el mantenimiento y restauración de bienes muebles . Con ese reto, se constituirá un comité de expertos en el que estará representado el Ayuntamiento, junto a la Universidad de Valladolid, la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, la Fundación Joaquín Díaz, la Escuela Superior de Arte, Conservación y Restauración de Valladolid, el museo de Valladolid y el museo Nacional de Escultura, informa Ical.
El restaurador Ignacio Barceló destacó que el principal objetivo del centro es “restaurar y poner en valor el patrimonio municipal ”, a través de un proyecto que calificó como “ambicioso e indispensable para la conservación y recuperación del legado cultural vallisoletano”. “Tiene la firme aspiración de colaborar con otras instituciones y vocación de divulgar. Su actividad debe trascender fuera de estas paredes y busca educar en la responsabilidad del cuidado de la herencia cultural, indispensable en una sociedad del siglo XXI”, resumió. En similares términos se pronunció la concejala de Cultura y Turismo, Ana Redondo, quien apuntó que el desafío es “traer la memoria al presente y hacer que los ciudadanos de Valladolid nos sintamos muy orgullosos de este patrimonio” .
Un nuevo espacio para el arte
Las instalaciones, detalló el alcalde, han cobrado forma gracias a un proyecto dirigido por el arquitecto José María Cebrián Ruiz y ejecutado por la empresa Cabero. Se articulan en torno a dos espacios: planta baja y primera planta . En la primera de ellas se han dispuesto 48 peines que acogerán obra pictórica, tanto propia del Ayuntamiento, como la que provenga de donaciones de artistas; mesas y taburetes de trabajo para la realización de proyectos de restauración y formativos; caballetes; lavaojos; zona húmeda con fregadero y armario de seguridad para productos químicos.
Entre los primeros lienzos que allí reposan ya se encuentra el meditabundo comunero que preside ‘Vencido y prisionero’ , del artista Luciano Sánchez Santarén , junto con piezas como la ‘Crucifixión del niño de La Guardia’ de Bernabé Gálvez, pinturas anónimas como ‘Éxtasis de San Bernardo de Claraval’ o ‘Santo Tomás Apóstol’, y obras de diferentes escuelas, desde la de Zurbarán a la castellana, que ya han pasado por las manos de los restauradores.
En la planta superior ha abierto sus puertas una muestra temporal dedicada a la pintora vallisoletana Nela Prieto , fallecida la pasada primavera. Familiares y amigos han seleccionado las piezas mostradas, representativas de sus múltiples etapas creativas, en una exposición dedicada a la Asociación Española contra el Cáncer. Mario Prieto, hermano de la pintora, agradeció al Ayuntamiento la apertura de un centro que permitirá “acoger, recuperar, cuidar y poner en valor el legado cultural de la ciudad”.
Tras agradecer la labor de la AECC, subrayó que su hermana “era una persona especial, llena de vitalidad y pasión por la pintura” . “Era un torbellino importante, feminista, que aprendió mucho sobre espontaneidad y frescura gracias a su contacto con el mundo de los niños a través de los talleres de creatividad plástica que impartió muchos años. Ella dejó escrito: ‘Para pintar necesito soñar, flotar de pasión. Lo quiero todo, lo quiero fuerte, completo, sublime, apasionado…’”.
“Nos ha dejado un maravilloso legado de más de 3.000 piezas . Algunas irán a los fondos de la Diputación, otras al Museo de la Universidad y confío en que otras se queden aquí. Con esta exposición empieza el reto de descubrir a Nela para conocerla a través de su obra, y quizá así podamos entre todos procurarle un lugar en la historia, creemos merecido”, señaló.
Marcelina Poncela
El nuevo centro que hoy abrió sus puertas lleva el nombre de una mujer de la que se dice, señaló el alcalde, que “es más conocida fuera de Valladolid que en su ciudad natal” . Con el afán de “reparar ese olvido”, ahora se recupera el nombre de esta pintora vallisoletana de finales del siglo XIX . Nacida en la calle Vega, “fue una apasionada de la pintura, una gran creadora que consiguió algo nada fácil en un mundo predominantemente masculino, y logró que su trabajo fuera reconocido y valorado, por lo cual bien puede ser considerada como un referente para las mujeres artistas”.
Según explicó, ella se convirtió en la primera mujer en conseguir una beca artística remunerada y en una de las pocas que, en el siglo XIX, consiguió estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando , ya que con solo 20 años, formó parte del grupo de las primeras seis mujeres que fueron admitidas, con un permiso especial del rey, en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado.