PARQUE ALAMEDA
El barrio a las afueras de Valladolid que inauguró Bertín Osborne
25 años cumple el barrio que desde su nacimiento peleó por no ser una ‘ciudad dormitorio’ sino «con vida». La Casa Luelmo (finca de recreo del poeta José María Luelmo y ahora sede de Patrimonio) y las esculturas de las puertas de la ciudad son dos insignias de Parque Alameda, una zona «tranquila» que reclama un centro para que sus mayores puedan recogerse y no tengan como único recurso el centro comercial
La inauguración fue todo un acontecimiento. A escasos tres años del estrenar el milenio, las puertas de Valladolid se extendían por el sur con un nuevo barrio, Parque Alameda, y la fiesta de estreno tuvo su toque noventero peculiar: los finalistas del televisivo concurso Lluvia de Estrellas y su presentador, Bertín Osborne , ejercieron de maestros de ceremonias con actuación musical incluida para un entregado público de alrededor de dos millares de personas.
Cuando las llaves de las primeras viviendas del barrio se entregaron en junio de 1997 –tres años después de que se pusiera la primera piedra– apenas había dos centenares terminadas en unos pocos bloques que se extendían por apenas una veintena (24) de calles entre la carretera Rueda y el Paseo Zorrilla , después de un desembolso municipal de 1,6 millones de pesetas (9.616 euros).
Bloques altos de ladrillo y algunos chalés unifamiliares se levantaban en una parte de la zona sur de la ciudad que tenía, entonces, la mayor proporción de viviendas de protección oficial, con una única, pero hermosa, casa señorial la referencia monumental del antiguo Valladolid. Se trata de la Casa Luelmo , también conocida como Villa Julita, un edificio modernista que fue construido como finca de recreo de la familia del poeta José María Luelmo. Un ilustre de Valladolid que también fue presidente de la Cámara de Comercio y empresario agrícola.
Tal y como recoge el portal de Turismo del Ayuntamiento, fue encargada por sus padres para el empresario Rufo Luelmo y su mujer, Paula, a quien debe el sobrenombre más conocido del lugar, Villa Paulita . Este imponente inmueble era el corazón de una explotación agraria, la granja Minaya , dedicada a la cría de aves que se extendía por algunas calles que hoy pueblan Parque Alameda. Más de un centenar de personas trabajaban en ese negocio que despegó al introducir aves para la puesta llegadas de Estados Unidos.
Pero en paralelo, mientras la explotación agraria daba sustento a un centenar de familias, el edificio Luelmo se convertía en referente cultural, recibiendo la visita de figuras tan representativas de la literatura como Vicente Aleixandre, Jorge Guillén o Miguel Delibes .
Tras la muerte del matrimonio Luelmo (en 1991 falleció él, y en el 96, ella) la casa experimentó un deterioro notable hasta que se rehabilitó en 2006. Tiempo en el que los vecinos reivindicaron su restauración para recuperar el atractivo de la zona. Tardó en volver a lucir impoluto, pero ahora es sede de la Fundación de Patrimonio Histórico de Castilla y León.
Durante unos años, quienes vivían en esta parte nueva de la ciudad anhelaban un punto de encuentro que sirviera para todas las generaciones. Tras años de reivindicación, en 2009 inauguraron su centro cívico, una creación vital para esta zona. Sobre él se vertebra gran parte de la actividad común de Parque Alameda. «Nos ha dado mucha vida», afirma Mercedes García, presidenta de la Asociación de Vecinos de este lugar, que surgió después que Covaresa, con la que, pese a compartir dotaciones como el centro de salud, se diferencia por su identidad propia. «Es un barrio pequeñito, muy cómodo. Al ser relativamente nuevo tiene pocos problemas de infraestructuras. Mucha zona verde, parques, es una zona tranquila... Tenemos un paseo de los castaños con mucha arboleda. Mucha sombra. Parque Alameda y Paula López van desde Vallsur hasta lo que se llama las puertas de Valladolid, empezando la carretera Rueda », aclara esta representante vecinal por si algún despistado sigue confundiendo los límites del barrio.
Maite , otra vecina que participa en la actividad de la asociación, destaca la proximidad del centro como una de sus bondades, aunque no la única. «Me quedo con la amplitud de aceras, los espacios abiertos, el carril bici, los servicios y la tranquilidad que tenemos estando a la vez cerca del centro de la ciudad. Eso sí, sin su barullo», señala.
Desde que el barrio nació hace ya un cuarto de siglo, lo hizo con la vocación de tener vitalidad y no convertirse en una zona dormitorio, pese a contar con los requisitos que a priori podrían encajar en ese concepto, como la cercanía y el sosiego. «Se ha luchado desde el principio para que tenga vida propia y lo hemos conseguido. No es un barrio dormitorio, aunque la gente mayor colabora más en las actividades que la joven, que sale a lo mejor más».
Sin embargo, pese a que Parque Alameda y Covaresa son dos barrios diferentes forman parte del mismo distrito (el 11) y, dada su proximidad, para determinadas cuestiones estadísticas los contabilizan juntos. Es el caso de la relación de niños por jubilados o de las rentas.
Sobre la primera cuestión, el binomio Covaresa-Parque Alameda guarda un equilibro, con apenas 600 mayores de 65 años (3.873) más que niños. Respecto a si es una zona con alto o bajo poder adquisitivo, uniendo ambos barrios para realizar el cálculo se coloca como la séptima con más renta media disponible por ciudadano, con 26.692 euros, según el informe ‘Estadística de los declarantes del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas de los mayores municipios por código postal’ de la Agencia Tributaria. Un ranking que encabeza Parquesol como el barrio más rico y que sitúa a Arcas Reales-Pajarillos como la zona más depauperada.
Más allá de la Casa Luelmo no tiene exceso de patrimonio histórico dada su juventud. Alberga dos esculturas de Cristóbal Gabarrón denominadas Puertas de la Ciudad , y en la rotonda de Vallsur aparece otra de bronce, titulada Columna forma del sonido de Lorenzo Frechilla. La encargó el Ayuntamiento a su viuda, Teresa Eguibar, escultora como él, que era vallisoletano. Se inauguró en 1999.
A la par que evoluciona el barrio, lo hacen sus reclamaciones. Si en los inicios la petición general era un colegio y más tarde, un centro cívico, ahora los vecinos de Parque Alameda tienen sus sueños particulares, pero muchos convergen en uno colectivo: un centro para personas mayores. «Llevamos detrás del centro de mayores unos 18 años. En principio era joven, pero han pasado 25 años y la población va envejeciendo», explica la presidenta de la asociación.
Maite da más motivos para reivindicar este servicio: « Las personas mayores de este barrio van a sentarse en invierno para charlar un rato a la parte de arriba de Vallsur o bien se sientan en un banco y pasan frío. No disponen de un local para ellos como otros barrios, donde por ejemplo jugar la partida, porque el centro cívico es para más gente», subraya.
«Queremos un centro de mayores para la zona. Dicen que la obra nueva tiene un coste alto, sabemos que acaban de hacer el de Parquesol y queremos que también nos tengan en cuenta» , coinciden ambas vecinas.
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