LA LEY TRANS, A DEBATE
«La Ley Trans es un error del que los políticos pasarán años arrepintiéndose»
El responsable de psiquiatría del programa de disforia de género del Complejo Asistencial de Salamanca está en contra del texto
La futura Ley Trans impulsada por el Gobierno de España supondrá un alivio para todas aquellas personas que se sienten atrapadas en un cuerpo con el que no se sienten identificadas, pero a la vez causará un gran revuelo por todas las implicaciones que implican los cambios de sexo , ya sean psicológicas o físicas.
En Castilla y León, uno de los expertos que puede analizar esta cuestión con mayor autoridad es el responsable del programa de disforia de género dentro del servicio de psiquiatría del Complejo Asistencial de Salamanca, Ángel Luis Montejo, quien se muestra en contra del proyecto de Ley Trans que se está tramitando en el Congreso de los Diputados.
En declaraciones a este periódico, considera que «nadie necesita un psicólogo ni psiquiatra para llevar a cabo este proceso. Todas las personas que tienen este sentimiento ya pueden ir a la sanidad pública y pedir un tratamiento hormonal o cambiarse el DNI», a lo que añade que será «un error del que pasarán muchos años arrepintiéndose, si sacan la ley».
El responsable del programa de disforia de género califica la Ley Trans de «error» porque «no cuenta con criterios científicos». «Me sorprende que se permita la autodeterminación en adolescentes porque no está basado en ningún estudio», declara Montejo. Comenta que «muchos adolescentes pueden tener la idea equivocada de ser transexual sin serlo y se pueden dar enormes casos de arrepentimiento y sufrimiento». «Parece que lo que hacen a las personas es ayudarles por no tener que ir a una consulta de psiquiatría», sentencia.
Montejo explica la labor que llevan a cabo cuando una persona decide ir a su consulta. «Confirmamos que sea una disforia de género verdadera y si tienen dudas y hasta qué puntos. Verificamos que no es un trastorno de la personalidad u obsesivo». Puntualiza además que el 95% de los casos que acuden a su consulta son «disforias verdaderas» y que su función es «ayudarles para que tengan una idea clara de qué les pasa». Cuando los adolescentes empiezan a ver cambios en su cuerpo en la fase de hormonación, Montejo señala que «están encantados al ver estos cambios».
Indica que los chicos transexuales comienzan a «tener localizada la grasa de forma más masculina, ya no tienen la regla, ni los pechos y desaparece el vello corporal». Por otro lado, las mujeres transexuales «empiezan a desarrollar los senos, se empieza a apreciar su vello corporal y les cambia el tono de voz». En la mayoría de los casos, «lo que quieren es que el cuerpo cambie lo más rápido posible», apunta Ángel Luis Montejo.
Él mismo explica también que la mayoría de las personas que acuden a su consulta « saben lo que quieren y tienen una historia detrás de muchos años de evolución. Normalmente mucho sufrimiento». Indica que algunos desde incluso los «cuatro, cinco o seis años rechazaban el sexo con el que habían nacido».
Según llegan a la adolescencia aparecen los caracteres sexuales secundarios , «es mucho sufrimiento para ellos porque lo rechazan». «Muchos no saben qué les pasa. Con Internet o grupos sociales se interesan por el tratamiento y se manifiestan exteriormente con el género al que creen pertenecer», señala Montejo.
Además, indica que estas personas « suelen elegir nombres neutros ». Este proceso lo denominan como «la prueba de vida». Desde su visión de psiquiatra señala que «alrededor de los 16 o 17 años los jóvenes piden consulta y ya se lo han dicho a sus padres y amigos». Tras pasar esa ‘prueba’, los adolescentes «se comportan como el género al que quieren transitar».
El responsable del programa dentro del servicio de psiquiatría advierte, no obstante, que hay casos en los que las personas no tienen clara su situación : «hay pacientes que en la primera consulta se han considerado transexuales y en la segunda han decidido que no quieren serlo».
Tras pasar por la consulta, se les entrega el informe y se les pone en contacto con el endocrino que empieza a tratarles. Montejo explica que a los chicos se les aplica testosterona y a las mujeres se les dan «estrógenos y un tratamiento hormonal feminizante para que cambien los carácteres sexuales secundarios».
Durante su experiencia profesional se ha encontrado multitud de casos y apunta que manifestaban sentimientos relacionados con la disforia de género , pero «no los tenían claros». Por ello, incide en tener espeical cuidado con los adolescentes por ser una edad «delicada». Indica que si una persona durante la adolescencia «tiene ese tipo de sentimientos y nadie le ayuda, puede equivocarse».