LA LEY TRANS, A DEBATE | CÉSAR, 22 AÑOS
«La gente exagera con la Ley Trans, son cosas básicas que deberíamos tener desde hace tiempo»
César, un joven transexual vallisoletano de 22 años, está a favor de la polémica norma
El proyecto de Ley Trans que se está tramitando en el Congreso genera polémica y posiciones enfrentadas más allá de la política. César, un adolescente transexual de 22 años, opina que «la gente exagera por prejuicios con esta ley», a lo que añade que el contenido de la misma «son cosas básicas» que deberían existir desde hace tiempo».
Señala que esta normativa «va con bastante retraso», y apunta que hasta le «hace gracia que la gente lo critique tanto». César expresa que esta normativa, según está formulada, le parece «genial» y reitera que «son cosas básicas que tendríamos que tener». Por todo el revuelo que se ha formado con la normativa, César pide a la gente que «no se crea bulos y no escuche a personas que no están informadas». Aunque sobre todo quiere que «se escuche a las personas transexuales y a sus comunidades». Cree que así se puede «empatizar» con ellos.
César cuenta su experiencia personal sobre la transexualidad . «Empecé a cuestionarme mi identidad de género en febrero de 2022», indica César. Explica que su ‘proceso’ comenzó a finales del año pasado. «Me costaba ir a tiendas de ropa o espacios muy segregados porque era o ropa de hombre o de mujer», recuerda. Incluso reconoce que le «agobiaba ir a comprar ropa». Señala que era una situación que «nunca se había planteado», pero a través de Internet, y de noticias de la comunidad LGTBI fue adquiriendo más información sobre la transexualidad.
Esta situación cotidiana en la vida de muchas personas empezó a resultarle incómodo. Fue en ese momento en el que sintió que «algo» le pasaba.
Darse cuenta de que «algo» le sucedía no fue fácil, pero tampoco lo está siendo el proceso. Lamenta que cuando se lo dijo a sus padres, «no lo entendieron mucho y reaccionaron mal».
Este no fue el único cambio que César ha tenido que afrontar . Sus amistades han cambiado en cierta manera. «A mis amigos del instituto he dejado de verles porque no me siento muy cómodo abriéndome a ellos o intentando hablar de este tema con ellos». Acudió a la Fundación Triángulo, una organización que promueve la integración de las personas LGTBI en la sociedad. Debido a la ayuda de las personas que forman la fundación ha conseguido «hacer más amistades gracias a alguna actividad» y poder «hablar con alguien que está dentro de la comunidad LGTBI que han pasado por cosas parecidas».
FÉNIX, 15 AÑOS: «No entiendo las pegas para aprobarla; a mis 15 años tengo clara mi identidad»
El caso de Fénix es especial. Tiene 15 años y, aunque podría cambiarse el nombre del DNI, prefiere esperar al día de su cumpleaños para que sea un «regalo».
Está un poco desconcertado con la Ley Trans: «No entiendo las pegas» porque él asegura tener clara su identidad pese a su juventud.
Fénix lamenta el largo recorrido que está teniendo esta normativa : «No entiendo por qué lo retrasan tanto». «No se ponen de acuerdo cuando en verdad es muy fácil», expresa este adolescente. Además, critica la complejidad del procedimiento: «Tardan mucho en hacer el papeleo».
Su padre, Rubén, es más directo sobre los políticos y la normativa: « Están más perdidos que un pulpo en un garaje». «Los grupos políticos antes de elaborar una ley deberían escuchar a los colectivos», solicita Rubén. A mayores, desea que «elaboren una ley pronto, que sea justa y no esté inspirada en deseos políticos, que sea una ley justa».
Este joven castellano y leonés ve de forma positiva que haya una ayuda psicológica durante todo el camino : «Me parece bien que te ayuden en el proceso para que te sientas cómodo y no tengas que estar solo. Estoy a favor de que haya un psicólogo que te ayude».
Este adolescente, comenzó a darse cuenta con 13 años de que no estaba cómodo en el instituto porque «no me gustaba que se diferenciase a las chicas con falda y a los chicos con pantalones». Los estudiantes lograron que a todos les dejaran llevar pantalón, un logro por el que Fénix se sintió «cómodo».
Agradece el apoyo que ha tenido de sus padres y de sus amigos. «Es un poco difícil acostumbrarse a que me traten de otra manera a la que me han tratado siempre, pero no les ha parecido ningún problema», señala sobre cómo fue la reacción de sus padres. Su padre corrobora estas palabras: «No ha supuesto ningún cambio, salvo la sorpresa inicial cuando nos lo contó a su madre y a mí». «La actitud ha sido de tolerancia total», sentencia.
En su relación con sus amigos no supuso ningún problema: «Cuando se lo conté tampoco les sorprendió tanto, ya lo intuían y les pareció bien y no me dijeron nada malo», recuerda Fénix.
Pese al buen recibimiento de sus amistades, lamenta que cuando se gradúe no pueda tener su nombre en el título «hasta que no se cambie el nombre en el DNI». Este es el único ‘impedimento’ que ha tenido en el instituto ya que asegura «no haber tenido ningún problema con el cambio de nombre».