Los panaderos piden ayuda para que los pueblos puedan mantener su servicio
Exigen a la administración líneas de crédito a bajo interés para costes energéticos y el ‘modelo riojano’, pagar por horas y gasoil el despacho a municipios / «En una localidad solo dejo una barra», dice una empresaria
Los panaderos de Castilla y León se han cansado de lanzar reivindicaciones sin respuesta alguna y han pasado a la acción. La asfixia económica por la ‘tormenta perfecta’ de encarecimiento de gas, electricidad, gasoil, materias primas (harina, levaduras, aceites, azúcar y huevos) y combustible para los vehículos de reparto, llevaron en pasados días a los responsables del sector a reunirse con altos cargos de la Junta de Castilla y León, y en el caso de Valladolid, con los de la Diputación Provincial, para exigir un plan de ayudas directas.
El secretario general de la Federación de Organizaciones de Panadería de Castilla y León, Miguel Ángel Santos, vivió el viernes 21 de octubre una jornada frenética de reuniones con altos cargos de la Junta y de la Diputación de Valladolid para tratar de cerrar acuerdos de apoyo económico al sector .
No hay tiempo que perder y la posibilidad de que pequeños municipios se queden sin abastecimiento de un producto de primera necesidad, como es el pan, es cada vez más real. La mayoría de las panaderías rurales no son rentables y realizar repartos a otras localidades es ya un todo un lujo, se quejan. Todos los obradores están tocados, pero los que tienen hornos de electricidad están heridos de muerte.
Miguel Ángel Santos explicó que la crisis del sector se remonta a dos años atrás, antes de la invasión de Ucrania, ya que la pandemia del Covid provocó una caída de ventas de más del 30% , con el cierre de colegios, universidades y hostelería. Ayer mantuvo una reunión el día 22 con el director general de Industria, Fernando del Campo y con la directora general de Industrias Agroalimentarias, María José González.
La Federación regional de Organizaciones de Panadería expuso la necesidad « urgente » de que la Junta active para el sector una línea de crédito de interés bajo o casi nulo y con amplia carencia para costear los gastos energéticos.
Otra medida que plantearon al Ejecutivo regional es que ponga en marcha una campaña de promoción del pan, como alimento saludable , mientras esperan reunirse también con responsables de Agricultura (Itacyl) y Economía para cincelar aún más un plan de choque. «Han sido receptivos, han dicho que lo van estudiar. Hay que tener en cuenta que también es la primera reunión y seguirán otras», indicó Santos.
La federación de panaderos, también el viernes, expuso al presidente de la Diputación de Valladolid, una petición complementaria. Pidió a Conrado Íscar que imite la iniciativa de La Rioja de pago directo de horas y gasóleo en función de los pueblos que abastezcan los panaderos rurales , algo que puede realizarse tras presentación de facturas, indicó Santos.
Las entrevistas con los responsables de la Junta llegan dos días después de que la Federación regional de Panaderos calificara de «insostenible» y « gravísima » situación económica y estructural por la que atraviesa el sector regional por el incremento de los costes productivos. En este sentido, aseguran que entre 2020 y 2020, la electricidad y el gas se han disparado el 200%; el gasoil, el 115%; y las harinas, el 70%.
La federación, que agrupa a las nueve provincias de Castilla y León y con más de 1.200 empresas del sector y miles de puntos de venta, advirtió que de continuar esta «insostenible situación, es probable que muchas zonas rurales de nuestra comunidad no puedan ser abastecidas por la gran dispersión y escasa población que hacen inviable económicamente los desplazamientos», informa Ical.
Reparto de una barra
La queja de la patronal se percibe con más claridad al escuchar la experiencia diaria de panaderos rurales de Castilla y León. Rosario ‘Charo’ González Rubio, panadera de La Unión de Campos (Valladolid) tiene una red de reparto que a barca 20 municipios , entre ellos Gordaliza, Villalba de la Loma, Saelices, Valdunquillo o Villavicencio.
En muchos deja tan solo cinco barras y en uno de ellos, una pieza. «Tengo tres furgonetas de reparto y llegamos a la puerta de las casas. En un pueblo dejo una sola barra, en otros tres piezas, en otros cinco... No me he planteado dejar de atender ningún municipio porque ante todo piensas en que se quedan sin servicio y no es su culpa. Son clientes de mucho tiempo. Es como una labor social que la asumimos perdiendo algo de dinero», confesó Charo, quien dirige una panadería que produce cerca de 600 barras al día con una plantilla de siete trabajadores. Tiene hornos de gasoil y aún lo agradece. «Porque los de electricidad generan facturas que son un pastón», bromeó.
Riesgo de cierre
El panadero José María Garrido de Lagunilla (Salamanca) asegura que el encarecimiento disparado de materias primas y suministros energéticos va a abocar al cierre a muchos empresarios del sector.
«Yo aún subsisto porque he dejado de utilizar un horno de gasoil y ya toda mi producción la saco adelante con un horno de leña . Tengo fortuna porque poseo fincas donde corto y me surto de roble para hacer unos 140 colones y unas cien barras al día. Los compañeros que no tienen horno de leña lo van a pasar muy mal. Se nos viene todo encima», insistió el también alcalde de Lagunilla que tiene también una segunda panadería en Valdelageve (Salamanca). La exigua rentabilidad de atender pueblos sin casi habitantes también la comparte Mario Serna, de Montemayor de Pililla (Valladolid), aunque, como Charo, no está por la labor de dejar a nadie sin su barra.
«Se está estudiando dejar de atener pueblos y que conste que duele. Es una vida entera de mi familia en la panadería, desde 1902 . y en algunos municipios llevamos más de cien años. Poco a poco la población se ha ido reduciendo, los que quedan son personas mayores, sin vehículo para desplazarse, y se les puede privar de un producto de primera necesidad. No queremos que ocurra, pero sí pedimos que las administraciones se impliquen ya», recalcó Serna.
«Hay un municipio que abastecemos, Aldealbar, entre Torrescárcela y Cogeces, en el que vendemos solo cuatro piezas al día: una barra riche, una fabiola, una integral y un pan pequeño. Tenemos que dedicar casi dos horas , poner un vehículo y el producto... Creo que el ejemplo es gráfico», ironizó.
Panadería Serna tiene horno de leña para variedades rústicas y candeal, y tampoco se libra del encarecimiento, ya que este tipo de combustible ha subido mucho de precio en los últimos meses. En conjunto, la plantilla de 13 trabajadores elabora dos mil piezas diarias de todo tipo de tamaños.
No todos los panaderos comparten una visión tan trágica del reparto rural. David Laguna, de Villalar de los Comuneros, relativiza que acabe generando pérdidas importantes. «A lo sumo nos hemos planteado recortar gastos. También digo que no son tan gravosos los pueblos con poco reparto. Hay sitios en los que igual no te merece la pena ir, pero están de camino de otros pueblos donde sí haces negocio», aseguró.