Diario de Valladolid

Condenan en Valladolid a un padre a 11 años de cárcel por obligar a su hija menor a masturbarle a lo largo de seis años

El progenitor también amenazó con matar al novio de ésta enseñando un cuchillo

Imagen de archivo de la Audiencia Provincial de Valladolid.- E. PRESS

Imagen de archivo de la Audiencia Provincial de Valladolid.- E. PRESS

Publicado por
Íñigo Arrúe
Valladolid

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La Audiencia de Valladolid ha condenado a un padre a 11 años y un día de prisión por obligar a su hija menor a masturbarle y a realizarle felaciones durante seis años. La niña tenía siete años de edad cuando empezó a ser coaccionada a sufrir los abusos sexuales , situación que se prolongó hasta que ella cumplió 13 años y rechazó seguir con estas prácticas.

El tribunal le considera culpable de un delito continuado de abusos sexuales, por el que condena a los citados 11 años y un día de cárcel, y de u n delito leve de amenazas por el que le condena a la pena de 20 días de localización permanente .

Los hechos probados de la sentencia recogen que el padre, nacido en 1971, natural de Madrid y vecino de una localidad vallisoletana, pidió en “numerosas ocasiones” entre los años 2008 y 2019 a su hija (nacida en 2001) que le masturbara con las manos. También le solicitó también varias veces que le realizara felaciones, lo que hija hizo por tratarse de su padre. Tales hechos se producían en el domicilio familiar y solían acaecer a primera hora de la mañana , cuando el encausado y su hija se hallaban en el sofá del salón y la madre aún dormía.

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Los hechos que se repitieron hasta que, tras cumplir 13 años, la menor rechazó continuar con tales prácticas, las cuales ya no se repitieron, aunque en el año 2019, estando padre e hija de vacaciones, aquel le solicitó a ésta el ducharse juntos, pero la víctima se negó.

Aún hubo un episodio más y que las acusaciones pública y particular ejercida por la hija, calificaron de delito amenazas y pidieron por ello además 16 meses de cárcel, además de 14 años de prisión por el delito continuado de abusos sexuales.

En fecha no determinada de junio o julio del año 2020,  el progenitor, que no aceptaba una relación de pareja que su hija mantenía, le manifestó que iba a matar a su novio , a la vez que cogía un cuchillo.

En la sentencia, la Audiencia de Valladolid recuerda que la tipificación del abuso sexual se encuadra en una de las categorías de mayor gravedad (la recogida en el artículo 183.1,3 y 4 d, del Código Penal) en relación con artículo 74 del mismo texto legal.

Y todo ello porque, sostiene, concurren la realización de actos que atentan contra la indemnidad sexual consistentes en acceso carnal por vía bucal; la edad inferior a trece años de la víctima; el prevalimiento por el sujeto activo de la relación de superioridad o parentesco, por ser ascendiente de aquella, y la pluralidad de acciones ejecutadas por el mismo sujeto activo siguiendo un plan preconcebido.

La resolución sostiene que en ningún modo puede apreciarse por parte de la denunciante “un posible móvil espurio de resentimiento, venganza o enemistad que pudiera enturbiar la sinceridad del testimonio de aquella y generar un estado de incertidumbre incompatible con la formación de una convicción inculpatoria asentada sobre bases firmes”.

Como un mueble

También incide la sentencia en que está justificado que la niña no denunciara desde el principio. Así, estima “plenamente lógicas” las razones expuestas por la víctima. “Así, mientras justificó su pasividad en el dolor que le producía el hecho de que, si no accedía a lo que le pedía su padre, éste a lo largo del día la ‘trataba como si no existiera’, y que, desde que empezó a negarse, la trataba ‘con indiferencia (...) como si fuera un mueble más’ , y que al final ‘accedía para tener un poco de cariño", justificó su silencio, al principio porque, por su corta edad, no se daba cuando de lo que ocurría y, después, por miedo”.

El juicio por estos hechos se celebró el pasado 22 de junio y la defensa interesó la libre absolución del encausado. El fallo, además de los 11 años de prisión impone al padre la prohibición durante diecisiete años de aproximarse a menos de 500 metros de su hija, su domicilio y centro de estudios o trabajo, y de comunicarse con ella por cualquier medio, y la medida de libertad vigilada durante siete años. Por daños morales causados, le condena a que indemnice a su hija en la cantidad de 8.000 euros. El fallo no es firme y cabe recurso de apelación ante del TSJ de Castilla y León.

 

 

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