Blázquez en su despedida: "Doy gracias a Dios porque me llamó para ejercitar el ministerio episcopal durante doce años en Valladolid"
El arzobispo emérito hizo un repaso por todas las diócesis en las que ha estado y recalcó su deseo de ser enterrado en la catedral de Valladolid
El cardenal y desde ayer arzobispo emérito de Valladolid, Ricardo Blázquez Pérez, ofició la eucaristía de su despedida en la catedral de Valladolid tras doce años de servicio en la ciudad, al llegar su jubilación . Culmina así un camino que inició el 8 de abril de 1967 cuando le ordenaron sacerdote en Ávila. Finalizan 55 años sirviendo a la Iglesia Católica.
En la homilía realizó un emocionante discurso en el que agradeció la oportunidad de venir a esta tierra: "Doy gracias a Dios porque en su providencia me llamó para ejercitar el ministerio episcopal durante doce años en Valladolid, con vosotros y para vosotros" . Añadió que deseó cumplir esta misión con "cercanía, dedicación y laboriosidad".
Fue una homilía cargada de emoción y de agradecimientos: "Doy las gracias a Dios porque he cumplido, ciertamente con muchas limitaciones, la misión que me ha ido encomendado". Blázquez finalizó sus palabras reiterando el deseo de ser enterrado desde el lugar que dio su último discurso en la Archidiócesis de Valladolid: la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción.
Hizo un recorrido a lo largo de su vida y en las diferentes Diócesis en las que ha estado. Tuvo tiempo para agradecer especialmente a dos personas con las que compartió trabajos apostólicos : " Luis Argüello, antes Obispo auxiliar y ya electo Arzobispo; y a Patricio Fernández, diácono permanente sin cuya múltiple colaboración leal y discreta no hubiera podido ejercer el ministerio episcopal en Valladolid".
El clérigo afirmó que esta es "una nueva etapa" en su vida y señaló que "se prolongará lo que Dios quiera" añadió que "cuando Él quiera me llamará definitivamente". Señaló que no iba a describir ni analizar la situación de "las diversas realidades eclesiales en nuestra Archidiócesis", puesto que "la pequeñez humildemente reconocida es una lección que aprendemos en la escuela del evangelio" . A continuación indicó que «siempre hay algo que acaba y semillas que germinan».
El arzobispo emérito manifestó su agradecimiento al Papa Francisco "por haberme creado cardenal el año 2015 otorgándome el título de ‘Santa María in Vallicella’" . Mostró su alegría porque "la Diócesis se sintiera también reconocida con la decisión del Papa de llamarme a colaborar con él como cardenal".
Durante el discurso, Blázquez recordó la primera vez que visitó las Edades del Hombre, unos meses después de recibir la ordenación episcopal para ser obispo auxiliar en Santiago de Compostela: "Me desvié, si es que a eso se le puede llamar desvío, para visitar en nuestra catedral las Edades del Hombre. Quedé tan impresionado por la belleza y originalidad de la exposición que no pudieron atenuarlas los cientos de kilómetros desde Valladolid hasta Santiago".
Tras estas palabras mencionó su estancia en Palencia, en Bilbao, donde estuvo 15 años, para llegar a Valladolid en el año 2010. Después del repaso a toda su recorrido por diferentes Diócesis, encumbró la figura de el Señor: "Al hombre le viene bien creer en Dios y no le viene bien prescindir de él. La peregrinación jacobea, que en este año jubilar ha experimentado un crecimiento considerable, es también metáfora de la condición itinerante del hombre".
Mencionó su alegría por "la decisión adoptada por el Ayuntamiento de nombrarme ‘Hijo Predilecto de Valladolid’. Al recuerdo de doce años como Arzobispo se une este nuevo motivo que me vincula estrechamente a vosotros como obispo y como ciudadano" . Añadió que "este pueblo, como sus vinos, es de solera" y "conservo recuerdos que se convierten en motivos permanentes de gratitud".
En las palabras de Blázquez, hubo un hueco para los años venideros: "Ahora miro hacia el futuro, espero con serenidad y sin angustia la venida del Señor" . Aseguró que "la condición de emérito no significa pasar las horas y días de brazos cruzados".
El cardenal Ricardo Blázquez se retirará a la Diócesis de Ávila, puesto que nació en una localidad abulense llamada Villanueva del Campillo. En el pasado señaló su intención de establecerse en la Casa Sacerdotal de dicha ciudad, pues ahí se encuentran los sacerdotes con las que compartió su etapa en el Seminario: "Yo no quiero estar solo. Prefiero convivir, rezar, celebrar, comer y charlar con otros" afirmaba hace unos meses.
A la eucaristía de despedida acudieron el consejero de Presidencia, Jesús Julio Carnero, el alcalde de Valadolid, Óscar Puente, entre otras autoridades.
55 años de servicio
Ricardo Blázquez recibió el 1 de julio de este mismo año la noticia de que dejaría de ser el Arzobispo de Valladolid. Fue un motivo de " alegría " para él que el Papa Francisco aceptara su renuncia y nombrara a Luis Argüello como su sucesor en el cargo. Comenzará en el cargo el próximo 30 de julio, hasta entonces será Blázquez quien presidirá la Diócesis en condición de Administrador Apostólico, un cargo limitado en competencias en comparación con el de Arzobispo.
En 2010 se hizo con el máximo cargo de la Archidiócesis de Valladolid. Cinco años más tarde recibió el capelo cardenalicio de la mano del Papa Francisco. Además, en el año 2021 viajó junto con el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, y otras autoridades a Roma para presentar la Semana Santa de Valladolid. "Me causó una honda satisfacción haber contribuido a irradiar fuera de España la Semana Santa de Valladolid" , aseguró el cardenal.
Fue hace un lustro, cuando Ricardo Blázquez tenía 75 años, solicitó su renuncia en un escrito a la Santa Sede. Fue hace escasos dos meses cuando el entonces Arzobispo de Valladolid fue nombrado Hijo Predilecto de la ciudad. Una ceremonia que tuvo lugar entre dos de las iglesias más importantes de la capital del Pisuerga: la catedral y la Antigua. Blázquez agradeció a la ciudad el trato y el cariño durante sus doce años al frente de la Archidiócesis, al tiempo que mostraba que el reconocimiento de Hijo Predilecto le tocó las «fibras del espíritu». Indicó que fue una noticia "inesperada y grata".
Puede que los vallisoletanos más jóvenes no tengan constancia de ello, pero cuando ETA secuestró y asesinó al concejal de Ermua, Miguel Ángel Blanco, en 1997 Ricardo Blázquez era el obispo de Bilbao. El ahora cardenal fue el encargado de oficiar su funeral en la parroquia de Ermua al que acudieron familiares, políticos y el entonces príncipe Felipe.