Suspendido dos años un guardia civil de Peñafiel ‘cazado’ cuando compraba droga
Fue interceptado en un poblado marginal comprando ‘coca’ con otro agente y alegó que estaban de ‘trabajo’ / El Tribunal Militar ratifica la decisión de la ministra Robles y la directora de la Benemérita de suspensión de empleo
El Tribunal Militar Central ha condenado a un guardia civil destinado en el puesto de Peñafiel a dos años de suspensión de empleo tras haber sido sorprendido por la Policía Municipal de Madrid en el poblado marginal de Valdemingómez comprando droga con otro agente, también condenado –en este caso a un año de suspensión–.
Aunque alegaron que estaban en el supermercado de la droga de la Cañada Real madrileña de ‘trabajo’ , el seguimiento de los municipales comprobó que los dos guardias fueron a comprar y a consumir. Y no solo eso. El agente luego destinado en Peñafiel llegó al poblado ebrio y salió además tras haber consumido cocaína , a pesar de lo cual siguió conduciendo.
Tras ser detenidos, el Instituto Armado inició sendos expedientes disciplinarios contra los dos guardias civiles que, en el momento de los hechos, enero de 2019, prestaban servicio en el puesto principal de Tres Cantos (Madrid) . Posteriormente, mientras se resolvía sus sanciones, el guardia con más amenaza de sanción –dos años de suspensión de empleo– fue destinado al puesto de Peñafiel y el segundo –amenazado con un año sin trabajo– fue destinado al Núcleo de Servicios de Vitoria (Álava).
La investigación y alegaciones de los encausados se topó con la primera desestimación el 15 de noviembre de 2020 con una resolución de la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, quien tumbó el recurso de alzada formulado por los dos agentes, y resolvió que ambos eran autores de una falta «muy grave» de «abuso de atribuciones que causan grave daño a los ciudadanos o a la Administración» .
En el posterior recurso de alzada ante la ministra de Defensa, la titular, Margarita Robles, falló en la misma línea el 12 de marzo de 2021. La última bala que jugaron los dos agentes fue presentar un recurso contencioso-disciplinario ante el Tribunal Militar Central , con sede en Madrid, órgano que ahora ha rechazado sus alegaciones.
Los hechos se iniciaron en torno a las 19 horas del 9 de enero de 2019 en el poblado de Valdemingómez de la Cañada Real de Madrid. Un dispositivo de la Policía Municipal de Madrid que prestaba servicio de seguridad ciudadana detectó la entrada de un sospechoso vehículo Seat Ibiza, de color blanco, hacia el interior del poblado.
Al volante iba el guardia civil que terminó en Peñafiel y detrás, el luego destinado en Álava. En el asiento del copiloto, un ciudadano rumano. Los agentes locales iniciaron un discreto seguimiento y vieron cómo, tras la indicación de un ‘machaca’ (persona a sueldo de los clanes para vigilar la entrada de clientes), y tras detener el vehículo, el guardia conductor y el ciudadano rumano se apeaban del vehículo y accedían a una chabola sospechosa de ser foco habitual de tráfico de drogas, consumo y menudeo .
Tras abandonar la chabola y reemprender la marcha, la Policía Municipal decidió interceptar el Seat Ibiza en un lugar más seguro. a la altura de la rotonda de salida a la A-3. El conductor se identificó como componente de la Guardia Civil . Mostró su tarjeta de identificación profesional y placa, y participó al agente que se encontraban «trabajando». Ante ello y dado que el agente policial temía interferir en alguna investigación en curso, permitió al vehículo seguir la marcha.
Pero las dudas no se evaporaron para los agentes locales. Pidieron por emisora la identificación de la matrícula y la centralita les comunicó que no era un coche oficial, sino de propiedad particular, en concreto del guardia que viajaba en la parte trasera y que no se había identificado como miembro de la Benemérita. Ante ello, y teniendo dudas los agentes de que fueran realmente miembros de la Guardia Civil, solicitaron refuerzos para interceptar de nuevo al Seat Ibiza, esta vez unos kilómetros más adelante de la A-3 , identificándose en dicho momento como guardias civiles. Reiteraron a la Patrulla que se encontraban trabajando, siendo dicha afirmación contestada por los agentes de la Policía Municipal.
El uso de un vehículo no oficial reforzó las sospechas de la Policía
El detonante para el arresto de lod dos guardias civiles fue que no se sostenía para nada que estaban de servicio: viajaban a bordo de un vehículo particular, y además acompañados por un ciudadano.
Tras ser requeridos acerca de si portaban sus armas y responder que no, procedieron los agentes locales a someter a los ocupantes del vehículo a un cacheo y detectaron al guardia que viajaba en el asiento trasero (el que luego fue destinado a Peñafiel) una bolsita con estupefaciente en forma de roca, que le había sido entregada por el ciudadano rumano para que la guardase, ante la intervención policial.
En ese momento, el guardia civil conductor manifiestó a los Policías Municipales su «pesar y arrepentimiento extremo» por los hechos, ofreciendo sus disculpas.
El atestado refleja que tenía las «pupilas dilatadas» y «halitósis alcohólica», por lo que llamaron a los compañeros de atestados. Tras someterlo a las analíticas de alcohol y drogas, éstas dieron como resultado 0,36 mg/l en alcohol y positivo en cocaína. Su compañero dio negativo en ambos test.
Fue informada, asimismo, la Guardia Civil de Madrid y se personó un quipo de atestados de la Benemérita, a cargo de un cabo y posteriormente se sumó un teniente destinado en el Destacamento de Tráfico de Arganda del Rey, quien en el momento de los hechos se encontraba de Oficial de Servicio. Este oficial se entrevistó con los dos guardias.
En las declaraciones, los guardias civiles indicaron que la «fiesta» se les «había ido de las manos» y que la droga incautada del bolsillo reconoció portarla el guaria civil conductor del Seat Ibiza-
En la sentencia 6/22 del Tribunal Militar Central a la que ha tenido acceso este diario, la Sala desestima los recursos de los agentes y considera que las sanciones que respectivamente se impusieron a los guardias civiles demandantes, «se ajustan plenamente a lo establecido para su individualización por la norma disciplinaria, habiendo sido debidamente motivadas la graduación de las mismas y sin que quepa aceptar la pretensión de aplicación de la atenuante interesada.