EQUIPO DE INVESTIGACIÓN
La denuncia de una enfermera de Medina en 2019: «El doctor no se separaba de la paciente de 10 años y realizaba tocamientos indecorosos»
La sanitaria que denunció en 2019 en un sistema interno de alerta un episodio del médico de Medina fallecido se negó a volver a trabajar con él «para no ser cómplice de abusos» y solicitó «una solución a la mayor celeridad posible», pero no se investigó
No hubo indagación alguna a pesar de la dureza de las acusaciones. Ningún movimiento encaminado a confirmar o descartar las graves imputaciones de índole sexual vertidas por una compañera sobre el traumatólogo del Hospital de Medina Alfonso Díez, fallecido hace un año, 48 horas después de que 26 sanitarios lo señalaran por tocamientos a pacientes y compañeras.
El mensaje que la enfermera N. F. E. registró en 2019 en un sistema de alerta interno era en extremo alarmante, pero no motivó ninguna acción al respecto: «No se separaba de la paciente (niña de 10 años) y realizaba tocamientos innecesarios y poco profesionales e indecorosos sin guantes» , recoge la notificación a la que ha tenido acceso este periódico.
El lunes 30 de septiembre de 2019 una enfermera de quirófano empleó el sistema Sisnot, que habitualmente se utiliza para notificación de incidentes sin daño, para relatar un episodio que asegura que presenciaron tanto ella como una técnica de cuidados de enfermería (TCAE) y que habría sucedido pocos días antes.
El mensaje, que no fue suficiente para que se tomaran medidas o se interrogara al traumatólogo cuestionado, comienza así: «El jueves 26 de septiembre de 2019, el Dr. Díez estando en el quirófano de trauma, observé que durante la recepción transoperatorio y final de la intervención, dicho doctor no se separaba de la paciente (niña 10 años) y realizaba tocamientos innecesarios y poco profesionales e indecorosos, sin guantes».
A juicio de la enfermera, este hecho que denunciaba no era aislado: «Ya en otras ocasiones la intencionalidad de esos tocamientos no quedaba clara, pero este día la situación era muy evidente y por ello me coloqué encima de las piernas de la paciente que permanecía sedada, sujetando la sábana mientras dicho doctor introducía la mano bajo la misma. Al comentarlo con el resto de compañeros, también confirmaron mis sospechas». Así prosigue el texto, que aunque se registró de forma anónima no era precisamente un secreto quién lo había presentado, dado que lo comunicó a varios superiores y su nombre quedó confirmado en cuanto Sanidad abrió en junio del año pasado una investigación interna para dirimir responsabilidades sobre si se había producido encubrimiento, y esta sanitaria admitió haberlo redactado y reafirmó su contenido.
La Fiscalía de Valladolid subraya este aspecto, la supuesta falta de anonimato, en su denuncia contra el gerente y varios jefes de servicio por lo que entiende puede suponer un delito de omisión. La fiscal jefe incide en que «no era anónima en absoluto pues era fácil localizar a la persona que lo había volcado».
En su alerta, N. F. E. resaltó la importancia del incidente. Además de en el cuerpo del mensaje, lo dejó claro en el apartado ‘mejoras’: «La solución la tienen sus superiores», escribió, y en el de ‘daño’ añadió: «Severo».
Que sí había trasladado el asunto a instancias superiores queda de manifiesto en otra parte de la notificación: «Esta situación tan denigrante no debe volver a repetirse. Y comunico a la supervisora del bloque quirúrgico mi negativa a trabajar con esta persona y ser cómplice de estos abusos».
Reclamó además, aunque sin ningún éxito, que se adoptaran medidas de inmediato. «Solicito una solución a la mayor celeridad posible ante este gravísimo problema». Tuvieron que pasar dos años y un escándalo mayúsculo para que alguien prestara atención a su denuncia. Tarde. El traumatólogo no podrá ejercer su defensa puesto que falleció en un accidente de tráfico el 3 de junio de 2021 , apenas 48 horas después de que se registrara otro escrito, esta vez con 26 rúbricas, en el que se describen supuestos «tocamientos libidinosos a pacientes y compañeras».
La jefa de Enfermería del bloque quirúrgico fue quien redactó el escrito de 2021 después de que tres enfermeras y una auxiliar le trasladaran que habían presenciado en la REA «una exploración de mamas y genitales» a una mujer operada de la cadera.
En su declaración ante el inspector de Sanidad, la jefa de este servicio aseguró que tuvo conocimiento de la alerta de 2019 «justo fechas antes de comenzar la pandemia del Covid-19». Ylo relata así: «Se presentan en mi despacho N. F. E. enfermera de quirófano y P. G., TCAE en quirófano. Me cuentan que han hecho un Sisnot por un tema del doctor Alfonso Díez con una niña pequeña, que habían visto manipulaciones por debajo de la sábana, sin guantes y limpiándose después la mano. Las dos personas relatan que estos hechos se lo contaron al coordinador del bloque quirúrgico, Dr. Alvarez, y que dado el tiempo que había transcurrido sin que se hiciese nada decidían contármelo a mí».
La responsable de Enfermería indica, a su vez, que lo puso en conocimiento de la directora médica y, a raíz de ello, mantienen una reunión en la que también participa la jefa de Medicina Preventiva, responsable del sistema Sisnot. «Comentamos el escrito del Sisnot y, según la directora médica, trasladarán a los servicios jurídicos de la Gerencia regional la pregunta de cómo proceder en estos casos. Posteriormente me dicen que los servicios jurídicos han dicho que si no hay denuncia no se puede hacer nada» .
Si esa consulta se efectuó no hay constancia ni registro al respecto y la Fiscalía también rebate este extremo: «No hicieron nada», concluye la fiscal, que entiende que sí había varias opciones, como dar traslado a la propia Fiscalía o al juzgado, entre otras.
La jefa de Enfermería quirúrgica explica que entonces lo habló «con el gerente, José Manuel Vicente». «Me dice que quiere hablar con las personas que han denunciado en Sisnot las actuaciones. Esta reunión no llegó a producirse». Y ahí aparcado quedó un polémico asunto cuya veracidad ya no se podrá dirimir, dado que el médico señalado, ya fallecido, no puede defenderse aunque sobre él persiste su derecho a la presunción de inocencia.