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ALFONSO MUÑOZ COSME | MIEMBRO DEL COMITÉ CIENTÍFICO DE HISPANIA NOSTRA

«Demoliciones como la de la torre de la central térmica de Velilla son pérdidas irreversibles»

Doctor arquitecto, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, fue subdirector general de Información e Investigación en el Ministerio de Cultura, director del Instituto Cervantes en Múnich y en Roma y también director del Instituto del Patrimonio Cultural de España. Ahora participa como voluntario «por amor al arte», asegura.

Alfonso Muñoz Cosme, miembro del comité científico de Hispania Nostra.

Publicado por
Santiago G. del Campo
Valladolid

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Pregunta.– El 18 de marzo es el Día Internacional de los Monumentos y Sitios Patrimoniales. ¿Cómo ve Hispania Nostra el estado del patrimonio de Castilla y León, con una ‘Lista Roja’ tan extensa?

Respuesta.– Lo primero que hay que decir es que la Lista Roja es, sobre todo, una forma de participación social. Cualquier persona, cualquier asociación local que ve que un elemento del patrimonio se encuentra en peligro, puede dar la voz de alarma rellenando el formulario que hay en la web de Hispania Nostra, para así darlo a conocer. Es importante significar eso porque la Lista Roja no es un inventario exhaustivo de todos los bienes que están en peligro, sino el resultado de esa participación social desde muchos ámbitos. Por eso, a veces, que haya más elementos en la Lista Roja no dice tanto del estado del patrimonio cuanto también de la capacidad de la sociedad de poner en conocimiento general ese estado de conservación.

Efectivamente, Castilla y León tiene muchos elementos en la Lista Roja. Es la Comunidad Autónoma que más tiene, también es muy extensa, con mucho patrimonio muy importante, pero todos los elementos que están es porque alguien ha dado esa voz de alarma.

P.– Es decir, que aún hay más elementos patrimoniales en riesgo de los que figuran en ese listado.

R.– Sí, hay elementos que pueden estar en peligro y que no estén en la Lista Roja porque no se han puesto en conocimiento, efectivamente.

P.– ¿Qué monumentos necesitan una intervención más urgente en Castilla y León?

R.– Hay tanto patrimonio y tan diferente… Sería difícil de determinar. Pero en Castilla y León, por un lado, está el resultado de la despoblación en muchos ámbitos, en muchas zonas, que hacen difícil la conservación de determinados elementos del patrimonio: castillos, iglesias o monasterios, por ejemplo, en zonas que tienen muy poca población. Eso es un problema que nos encontramos en muchas zonas de España.

El tema de los castillos es de especial relevancia en Castilla y León. A veces, por problemas de propiedad, porque son privados, y otras veces por la dificultad del mantenimiento en municipios que tienen muy poca capacidad económica y a lo mejor tienen un patrimonio importante.

Hay otros riesgos, como amenazas urbanísticas o de otro tipo, pero lo más frecuente es eso: la falta de uso, el abandono. También es muy relevante el patrimonio industrial que ha cesado su actividad y que muchas veces es muy difícil reutilizar. 

P.– La edificación mejor conservada es aquella a la que se da un uso concreto, ¿no?

R.– Eso es fundamental, que el patrimonio se siga utilizando. Con cualquier uso: pueden ser equipamientos administrativos, o sociales, o culturales, o incluso actividades privadas, pero si se sigue manteniendo el uso, el inmueble se sigue manteniendo y se sigue actualizando. 

P.– ¿Mejor instalar un hotel-spa en un sitio histórico que dejarlo abandonado?

R.– Por supuesto. Hay muchas reutilizaciones de bienes históricos como restaurantes, como hoteles, o incluso como residencia, y es una nueva vida que se le ofrece al patrimonio.

P.– ¿Algún ejemplo concreto en Castilla y León del patrimonio cuya intervención es más urgente?

R.– Hay tantos… Recientemente, por ejemplo, hemos incluido el conjunto minero-industrial del Lavadero de la Recuelga, en León, que es una equipación industrial muy importante y que lleva más de diez años sin uso. Está en un estado lamentable. 

Iglesias hay muchas. Y otras instalaciones, como la Real Fábrica de Paños de Béjar (Salamanca), que entró también recientemente en la Lista, o incluso patrimonio reciente pero que es muy significativo, como la central térmica de Velilla (Palencia), que se derribó recientemente una de las torres de refrigeración.

P.– ¿No debería haberse demolido?

R.– Por lo menos habría que haberlo estudiado. Porque una edificación que ha sido significativa para la historia de la producción y para el conocimiento puede convertirse fácilmente en un uso que sea educativo, que sea mostrar lo que ha sido esa industria tan importante. Sin embargo destruirlo es irreversible, y ya no se puede disfrutar de ese patrimonio.

P.– ¿Y en la geografía nacional?

R.– Son muchos. Todo lo que está en la Lista Roja se encuentra en peligro y habría que intervenir. Ahora mismo hay 1.099 bienes incluidos en la Lista Roja en toda España, de los que 376 están en Castilla y León. En España hay 188 en la Lista Verde.

P.– ¿Qué es la Lista Verde?

R.– Está formada por los bienes en los que se ha intervenido y se ha evitado ya el riesgo, porque se han restaurado o se han consolidado, y pasan de la Lista Roja a la Lista Verde. Si en vez de restaurarse llegan a una destrucción total, pasan a la Lista Negra, en la que por ahora solo hay 12 bienes que han desaparecido. 

P.– Una cosa es denunciar los bienes en peligro y otra ponerse manos a la obra a recaudar fondos para recuperarlos. ¿Hispania Nostra actúa de alguna forma concreta para ello?

R.–  En Hispania Nostra hacemos la labor de la Lista Roja porque creemos que eso es una llamada de atención a los organismos competentes y también a los propietarios para conseguir que presten atención a algo que está en peligro. Y tiene un efecto que muchas veces es muy positivo. 

Pero aparte de esto, la asociación tiene también un programa de micromecenazgo para conseguir que aquellos bienes que están en peligro, si hay una asociación local, o alguien que está dispuesto a participar activamente en la recuperación, el programa de crowdfunding consigue en muchos casos que se haga una colecta, al menos para comenzar el proceso de recuperación. Y ha dado un efecto muy positivo en muchos casos que se ha recuperado, y varios de ellos en Castilla y León. Lleva funcionando tres o cuatro años.

P.– ¿Se ha conseguido algún objetivo concreto mediante este crowdfunding?

R.– Se realizó la campaña, con mucho éxito, del templo de Villamorón , en Burgos, que alcanzó más del 200% del objetivo inicial de financiación. La gente se volcó con este caso y han puesto ya en marcha el proyecto de restauración. Hay otros muchos casos: la iglesia de San Lorenzo Mártir de Fuenteodra (Burgos) y el retablo de la iglesia de Valdocondes, también en Burgos que tuvo más del 400% del objetivo que se habían planteado inicialmente… hay varios casos de campañas que han sido muy positivas.

A veces una asociación no tiene los medios, y entonces se lo damos ya organizado. En la página web están todos estos proyectos que se han desarrollando.  El resultado es muy positivo. Incluso la Junta de Castilla y León nos dijo que aquellos bienes que se impulsaran con este mecanismo del crowdfunding y se recaudara dinero, la Junta estaba dispuesta a financiar otro tanto para la consolidación. Es un inicio, pero a partir de ahí se le da mucha más publicidad a través de la prensa, y al final consiguen, en general recuperar ese patrimonio.

P.– ¿Alguna demanda a las administraciones para que intensifiquen los esfuerzos?

R.– Yo diría, en primer lugar, a todas las personas que vean que algún bien está en peligro, que lo pongan en conocimiento, que utilicen este mecanismo de la Lista Roja, porque muchas veces es la forma de darlo a conocer y que se recupere. Y luego a todas las asociaciones locales, o las personas que estén preocupadas por el patrimonio, que comiencen este proceso y desde Hispania Nostra les daremos todo el apoyo y el acompañamiento que sea necesario para conseguir los resultados. 

Muchas veces el patrimonio que se salva es el que tiene personas detrás, preocupadas, que se movilizan. Porque las administraciones muchas veces no son capaces de llegar a todo, a este patrimonio tan extenso.

Y luego a las administraciones les diría que tienen unas competencias, que son muy claras en la Ley de patrimonio del Estado y en las leyes autonómicas, y que tienen la responsabilidad de hacer cumplir la obligación del mantenimiento del patrimonio, que aunque es de cada propietario, tienen que tener esa labor de inspección constante. Para ello la Lista Roja puede ser una ayuda: que en vez de verla como una simple denuncia, la vean como una ayuda para un objetivo común de toda la sociedad, que es la conservación y el mantenimiento del patrimonio.