Diario de Valladolid

«Hija, que nadie te agache la cabeza porque a tu padre lo hayan matado»

«Me fusilan con la cabeza alta», escribió desde la cárcel Roque a su mujer y a su pequeña de dos años antes de que lo fusilaran en el 37 / La hija y los nietos del matrimonio anhelan que aparezcan los restos de este jornalero de Mayorga en el cuadro 63, un rectángulo del cementerio del Carmen en el que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid reanuda la búsqueda de nuevas fosas

Loli, nieta de Roque, en el cementerio de El Carmen, junto a una lápida colocada donde cree que están los restos de su abuelo, fusilado en el 37. J. M. LOSTAU

Loli, nieta de Roque, en el cementerio de El Carmen, junto a una lápida colocada donde cree que están los restos de su abuelo, fusilado en el 37. J. M. LOSTAU

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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La joven mayorgana Dolores preparaba con esmero las mudas limpias y esperaba impaciente a que le devolvieran las prendas sucias de su marido. Contenían los mensajes de un hombre que iba a perder la  vida. Esos trozos de papel presentaban tantos dobleces que volvían diminutos y pasaban inadvertidos por quienes fiscalizaban lo que entraba y salía de Cocheras , esas dos naves con un patio interior junto al Hospital Militar, frente al Campo Grande de Valladolid, reconvertidas en prisión y paredón durante la represión franquista. Dolores las fue leyendo y acumulando desde agosto del 36 a abril de 1937 , cuando ya no hubo más ropa que lavar.

«Me fusilan con la cabeza muy alta» , contaba en una de las dos últimas misivas que Roque, jornalero de 30 años, consiguió mandar al exterior burlando la vigilancia iban destinadas a su mujer y a su hija. Uno escritos que hoy todavía suponen una lección vital. No hubo tiempo para más. Ya tenía sentencia de muerte, el 13 de abril de 1937 lo fusilarían. Así murió. 

Desde entonces su familia no ha sabido dónde lo arrojaron, aunque sospecha que está en el cementerio del Carmen, en el cuadro 63, donde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid reanuda este lunes la búsqueda de fosas, tras varios hallazgos, como un plano, que apuntan a que allí puedan encontrarse los restos de más represaliados.

Dolores tenía tan solo 25 años y una niña de dos cuando arrestaron a su esposo mientras se dirigía a arar porque alguien del pueblo de ambos, Mayorga de Campos , «denunció que era republicano» –recuerda su nieta–. Y ella pasó el resto de su vida, hasta los 81 en los que falleció, de luto. «Vestida de negro. Así la conocí. Así se murió» .

Esta mujer cumplió con sobresaliente las instrucciones de Roque. Toda una vida empeñada en que, primero sus hijos y después sus nietos, no olvidaran. « La vimos sufrir hasta el último momento . Hizo que los demás no sufriéramos, pero también que no nos olvidáramos, y hoy se lo agradecemos», relata su nieta Loli, que comparte con la madre de su madre algo más que el nombre. Un poco de ese carácter reivindicativo y de no achantarse por este asunto. «No se callaba ante nadie» , presume Loli.  

Este lunes ella estará pendiente  del cementerio vallisoletano donde comenzarán los trabajos de búsqueda de nuevas fosas de la Guerra Civil. ¿Y si levantan la tierra y descubren alguna fosa? ¿Y si en una fase posterior encontraran el cuerpo de Roque? Para Loli sería una sensación de alivio y justicia inmensa, pero para su madre, Eusebia, aquella pequeña de dos años que se perdió a su padre y creció con la constante mirada triste de su progenitora, sería una liberación. «Buf. Si encontraran a su padre se moriría con toda la tranquilidad del mundo» . Eusebia cuenta ya 87 años. 

En una caja metálica oxidada encontró Loli las cartas que Roque escribía desde su encierro. Las guarda memorizadas en la cabeza de leerlas tantas veces. Repite como si la tuviera tatuada algunos fragmentos plasmados «con letra muy pequeñita» de una que iba dirigida a la pequeña Eusebia: « Hija, continúa libre, no te dejes amedrentar. Que nadie te agache la cabeza porque a tu padre le hayan matado. Ha sido porque vosotros, vuestra generación y la siguiente, viviérais libres y sin amordazar». Con estas palabras escribía Roque parte de su legado

Para su mujer también tenía palabras de afecto y alguna súplica: «Me fusilan con la cabeza muy alta. Los ojos no me los van a tapar y tú, que te conozco, vete con la cabeza muy alta , saca adelante a nuestra hija, que viva feliz y tranquila, alegre como yo, que no se deje pisar nunca. Y no me vengues nunca la muerte con la fuerza, más que con la palabra». En este manuscrito le informaba que ya había día fijado para su ejecución.

No pudieron despedirse en persona. Tuvieron la opción, pero Roque se mantuvo firme a sus principios. «Le dejaban despedirse si confesaba, pero él no cedió porque decía que los que cometían el crimen eran los que se tenían que confesar y no él», asegura Loli que le comentó un tío suyo que estuvo también preso pero corrió mejor suerte.

La mujer de otro jornalero al que arrestaron a la vez que a Roque sí que pudo verlo antes de que acabaran con su vida y fue ella quien le contó a Dolores dónde creía que estaban. 

En esa zona del camposanto grabada a fuego en la memoria de Dolores y de los suyos comenzarán este lunes a excavar. Está próxima a donde se hallaron cinco emplazamientos con casi 245 víctimas . Y el presidente de la ARMH de Valladolid, Julio del Olmo, señala que en El Carmen «hay al menos diez grandes fosas comunes». «Hemos encontrado cinco y en esta parcela no sabemos qué nos vamos a encontrar, pero tenemos la esperanza de que haya varias», explica Del Olmo a este diario.

Esta intervención cuenta con una subvención de 60.000 euros procedentes del Gobierno y de la Junta. Si se descubre que finalmente hay alguna fosa, se volverá a solicitar el permiso para una exhumación. Se trata de un espacio de 19 metros de largo y tres de ancho. 

Los indicios que les llevaron a pensar que en lo que antaño era un extremo del cementerio echaron los cuerpos de varios asesinados por el Franquismo son varios. Los testimonios de los familiares conducen en esa dirección. También se basan en unas fotografías aéreas que datan de 1941, cuando la aviación americana captó el lugar. «Nos llamó la atención un color blanquecino de la tierra que era el mismo que el de los cinco lugares en el que encontramos fosas», apunta Del Olmo. 

Y una tercera pista documental. «Hace poco aparecieron unos planos en el propio cementerio en el que está escrito ‘Fosas de fusilados’» y abarca el rectángulo que van a intervenir. Toda esta información se traduce en esperanza.

Así lo entiende Loli. Sigue la tradición iniciada por su abuela y continuada por su madre de llevar flores a ese lugar, un espacio que la UGT y el PSOE tienen acotado desde 1980 como posible ubicación en la que se encuentran restos de represaliados. Muy próximo al memorial inaugurado en 2020, que alberga a más de 300 víctimas exhumadas.

La nieta de Roque se toma como buena noticia esta actuación, pero mantiene la prudencia. Sabe lo que es intentarlo y no conseguir nada. « Decíamos que a ver si podíamos sacarlo y que ojalá se pudieran abrir las fosas antes de que mi abuela falleciera, pero fue imposible , como le pasó a tantas familias. O a los fusilados de Mayorga y de otros sitios que estarán en alguna cuneta, algunos en los Montes Torozos, que eso está lleno».

Pese a todo, confiesa que en su familia están «esperanzados, expectantes, muy agradecidos a la ARMH, a sus voluntarios y en particular a los de Valladolid, y muy ilusionados». Una sensación que convive con «la pena que sigue sobrevolando en nuestra familia». «Lo que pasa es que a pesar de todo somos una familia muy alegre».

El representante de la asociación vallisoletana indica que este tipo de intervenciones que comenzaron en los primeros años del 2000 «ya empezaron tarde y muchos familiares ya no están» . Pero para quienes tienen a alguien desaparecido «es una herida que no se cierra nunca». Hasta que al menos los encuentran.

Consciente de los enfrentamientos que esto suscita, Loli aclara que no pretende «revolver». «Quiero por mi abuela saber dónde está mi abuelo y llevarle con ella. Sé que es muy difícil. Así que si no puede ser, saber que se ha abierto, que se han sacado los que estén ahí, si están, y meterlos a todos en el memorial. Nada más. Porque perdonar, qué remedio, ya se ha perdonado. Pero olvidar, imposible. Busco cerrar una herida cerrada en falso». Remarca que no quiere conflicto, sino paz interior.

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