Diario de Valladolid

Temor entre los ucranianos que están en Valladolid: "No sabemos qué puede pasar, no hay ningún plan"

Cuatro ucranianos en suelo vallisoletano relatan cómo sus familias permanecen allí ante la incertidumbre de la guerra y la imposibilidad de salir del país

La estudiante de erasmus en la UVa, Yelyzaveta Yanovych, junto a su familia. - EM

La estudiante de erasmus en la UVa, Yelyzaveta Yanovych, junto a su familia. - EM

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Rodrigo de la Hera

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Amanece este 24 de febrero bajo el ruido y el polvo en Ucrania. Los primeros bombardeos sacuden parte del país. La necesidad imperiosa de buscar calma entre todo el barullo de informaciones comienza a ser una utopía. "No sabemos qué puede pasar, no hay ningún plan". Esa frase resuena en las cabezas de los afectados, sobrevuela el ambiente y se extiende a los familiares que se encuentran en otras zonas del mundo. Es el caso de Federico Nehrya, Yuliia Yanovych, Yelyzaveta Kropyva y Natasha Boiko, que sufren, desde la lejanía, el escenario que acontece en suelo ucraniano, tal y como relatan a este periódico.

Federico Nehyra es un hombre de 63 años, nacido en una región cercana a la frontera con Rumanía, donde los bombardeos todavía se encuentran a unos mil kilómetros de distancia. "Mi familia está encerrada entre la frontera y las bombas", expone. Una cita que rompe a quien la escucha. Trabaja como jardinero y acumula 21 años en Valladolid, sin embargo, trabajó durante otros 24 años como profesor en Ucrania, su verdadera profesión. Allí dejó a su mujer, sus dos hijos y una nieta.

Federico Nehyra

Federico Nehyra

De ellos, solo su mujer, Natalia, tiene papeles para entrar en España. El resto, atrapados en Ucrania, con el pasaporte apenas podrían desplazarse a Rumanía por un período determinado de tiempo. No hay opciones, se encuentran encerrados, tal y como relata Federico.

La incertidumbre y el nerviosismo es el peor aliado en estos casos. No obstante, es lo único que sienten. Federico habla con su familia cada día, cada minuto, sin recibir buenas nuevas. Sólo más miedo ante lo que pueda venir. "Se hace muy difícil, sienten mucho miedo y no tienen donde ir, es todo muy triste", apunta. De la misma forma, lamenta la situación que ha explotado en el país, de hecho, Federico apunta ya a una Tercera Guerra Mundial ante las "ansias" de Putin de controlar Europa. "No pensaba que pudiera ocurrir algo así, hoy parece que todo está controlado, pero mañana no sabemos, no hay ningún plan", cierra.

Dos estudiantes de erasmus en Valladolid son las siguientes protagonistas. Yuliia y Yelyzaveta recalaron en la Facultad de Comercio ante una aventura sin parangón. No obstante, uno de los mejores años de la vida de un estudiante ahora se ve empañado por la furia de la guerra, la incertidumbre de una familia que se encuentra a merced de los bombardeos rusos. "Esto es la guerra", exclama Yuliia, quien relata, según le informa su familia, que una bomba explotó este jueves apenas a 30 kilómetros de su casa, un hecho que hace temblar. 

Yuliia Yanovych y su familia.

Yuliia Yanovych y su familia.

En el caso de Yelyzaveta, expone que su hermano se encuentra luchando en la guerra como soldado ucraniano. Ambas hablan con sus padres y el resultado es el mismo: "Dicen que no debo preocuparme porque el pánico es lo peor que te puede suceder ante un escenario así". Pánico es la palabra. Por su parte, Yuliia, quien afirma lo mismo, confiesa que ese pánico es el mayor aliado de los rusos. "Putin quiere que nos sintamos así", zanja. No obstante, sus familiares les han confirmado que no tienen ninguna intención de abandonar el país.

Por último, Natasha Boiko, la mujer del concejal Luis Vélez, es otra de las ucranianas que guardan familia en su país de origen. Llegó hace 15 años a la capital del Pisuerga, debido al trabajo de su madre, por lo que recaló con toda su familia. Sin embargo, dos tíos y tres primos, no mayores de 20 años, viven el sufrimiento que se ha desatado este jueves en Ucrania. "Todos han pensado en salir del país pero es imposible; en las fronteras hay colas interminables, en las gasolineras te limitan el repostaje y los vuelos están suspendidos", apunta Natasha. 

Natasha Boiko junto a su primo Yuri

Natasha Boiko junto a su primo Yuri

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