Diario de Valladolid

Compañeros del médico de Medina cargan contra los denunciantes y defienden su honestidad

El texto, firmado por 41 profesionales sanitarios de diferentes centros hospitalarios de la Comunidad, 34 de ellos del Clínico y el hospital de Medina del Campo, hablan de encubrimiento y "silencio cómplice"

Estado en el que quedó el vehículo del médico tras el accidente.- E. M.

Estado en el que quedó el vehículo del médico tras el accidente.- E. M.

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F. RAMOS | A. CALVO
Valladolid

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Compañeros, conocidos y amigos del traumatólogo de Medina fallecido en un accidente de tráfico plantan cara contra los denunciantes. Los 41 firmantes, 24 de ellos del Clínico y del Hospital de Medina, del documento de apoyo al traumatólogo fallecido hablan de encubrimiento y «silencio cómplice», si las acusaciones de los 26 del escrito de denuncia de abusos sexuales fueran ciertas  y exigen que se restituya el buen nombre de Alfonso Díez, que perdió la vida tan solo dos días después de que se le comunicara el contenido de un escrito en el que 26 sanitarios le señalaban como autor de abusos sexuales a pacientes y del que resaltan su profesionalidad.

41 profesionales sanitarios de diferentes centros hospitalarios de la Comunidad, 34 de ellos del Clínico y el hospital de Medina del Campo, presentan un texto ante la opinión pública, remitido a este diario, como contundente alegato en defensa de Alfonso Díez. Los firmantes, algunos trabajadores del hospital de Medina, otros del Clínico de Valladolid o del Río Hortega, entre ellos médicos y enfermeros, y de otras provincias ponen como punta de lanza sus firmas y, si así se lo requirieran, sus testimonios con nombres, apellidos y DNI, para rebatir el primer escrito contra el doctor que, con 26 firmas garabateadas (la de ningún médico entre ellas) dio origen a este dramático caso.

De esa denuncia remitida a la gerencia del hospital el pasado 1 de junio deducen que, si contuviera alguna certeza, aquellos que la cursaron habrían cometido «encubrimiento pasivo» de los delitos de índole sexual a los que aluden. Esto es, a juicio de quienes defienden la honorabilidad del traumatólogo, aquellos que le denunciaron incurrirían en una injuria o, si lo que denuncian fuera cierto, en complicidad.

Son partidarios de que el Ministerio Fiscal esclarezca si se produjo ese encubrimiento de los 26 acusadores o si por el contrario como sostienen Díez era inocente, y urgen a que todos los extremos queden aclarados en sede judicial por la repercusión tan terrible que el caso tiene en la familia del médico fallecido. Sostienen que la Fiscalía debería poner su "máximo empeño en desentrañar la cuestión planteada, de modo que, de no existir conductas encubridoras, susceptibles de investigación, persecución y castigo, quedara lavada la memoria del fallecido, de intensa y dolorosa proyección familiar".

Los firmantes arguyen que si "dichas ignominiosas prácticas serían observadas siempre por el personal del área de quirófano y reanimación". "Por tanto,", continúa el escrito, "conocerían todas las circunstancias", como "días en los que se cometieron, modo en el que sucedía, persona que sufría los abusos…». Ante esto, habrían guardado silencio.

Ninguno de esos detalles aparece en una denuncia repleta de vaguedades y en la que no se aporta ninguna prueba. Así lo resalta este nuevo documento que critica que la grave acusación no esté suficientemente fundamentada: "Es un escrito huérfano de cualquier referencia concreta a fechas, circunstancias, personas presentes, pacientes agredidos etc, fuera de la relatada ‘habitualidad’".

Sin embargo, esas inconcreciones no impidieron que la Consejería de Sanidad abriera un expediente horas después de que Alfonso Díez perdiera la vida en un accidente de tráfico. Un médico que no va a poder ya defenderse y que murió sin que pesara sobre él ninguna denuncia ni policial ni judicial.

Quienes rubrican el documento en defensa de la memoria de Alfonso Díez manifiestan también el alta estima en el que le tenían algunos de sus compañeros de profesión. "Alfonso Díez era considerado por todos nosotros un buen profesional. Estaba dedicado a su trabajo. Riguroso en el ejercicio de la profesión y de trato cordial con el enfermo", reiteran. Añaden, además, que los firmante han mantenido "durante años una relación profesional con Alfonso" e insisten en que "en ese tiempo nunca, jamás" han sido "testigos de actuaciones innobles, indecorosas o atentatorias contra la libertad sexual de persona alguna".

Recuerdan a quienes estos días se olvidan de la presunción de inocencia que «la personalidad se extingue con la muerte, pero la memoria de la persona permanece en los demás». Por ello, exigen a las autoridades «el esclarecimiento de la denuncia». Una denuncia cuya resonancia se ve multiplicada por las dimisiones en cascada con el comodín de los ‘motivos personales’, las explicaciones contradictorias y los silencios a medias por parte de la Consejería que solo generan especulaciones.

Para contribuir a que se resuelva sin mayor daño del ya causado, los firmantes en defensa de la integridad del fallecido traumatólogo se ponen a disposición de la Fiscalía para dar cuenta de la «integridad, profesionalidad y dedicación de Alfonso», y reiteran «desde el conocimiento cercano, y en muchos casos laboral, la negación más radical a admitir la certeza de las insidiosas manifestaciones que se contienen en la denuncia».

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