Diario de Valladolid

La cronología oculta del escándalo del Hospital de Medina

El recorrido de las 60 horas desde que la explosiva denuncia contra un médico por abusos generalizados de los 26 de Medina entró en el registro hospitalario hasta que llegó al despacho de la consejera Verónica Casado, será crucial para dirimir y depurar responsabilidades y saber si alguien trató de encubrir la denuncia

Verónica Casado, en una imagen de archivo. ICAL

Verónica Casado, en una imagen de archivo. ICAL

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A.R. / VALLADOLID
Valladolid

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Pasaron dos días y medio desde que la jefa de la unidad de enfermería del bloque quirúrgico del Hospital de Medina del Campo, Concepción Pérez, registró un explosivo escrito, avalado por 26 firmas, acusando a un traumatólogo, Alonso Díez, de graves delitos de abusos y acoso sexual a pacientes, incluidas niñas, y empleadas del Sacyl., hasta que el asunto llegó al despacho de la consejera de Sanidad de Castilla y León, Verónica Casado. Siempre según el escueto y “críptico” relato confesado por la propia Casado. Dos días y medio, un muerto y, de momento, cinco dimisiones en el mando del Hospital Clínico y del de Medina, que depende del primero. Aunque medio día antes, el acusado por algunos de sus compañeros, ningún médico, que defienden la honestidad del traumatólogo, se dejó la vida en la carretera N-601, en el kilómetro 248, en el término de Ceínos de Campos. Su coche, un Audi A3 rojo, se estampó de frente contra un camión portugués. El coche quedó convertido en un amasijo de hierros y el médico falleció poco después del siniestro, cuando los bomberos de Medina de Rioseco excarcelaban su cuerpo. Eso lo cambió todo. Y lo que estaba oculto hasta entonces, empezó a asomar a la luz pública. Aunque tardó otro día, a través de un comunicado de la propia Consejería de Sanidad, de dos párrafos, en el que había que indagar para saber a qué se refería. Así de “críptica” era la nota, porque esa era la intención del departamento de Verónica Casado, según reconoció ella en rueda de prensa el pasado miércoles.

La denuncia de los 26 de Medina se registra el martes 1 de junio. El escrito con 26 firmas está dirigido al gente del Hospital Clínico, también máxima autoridad en Medina, José Manuel Vicente Lozano. A las 8.23 horas, tal y como refleja la hora de registro del documento. El médico acusado fallece el día 3 a las dos de la tarde, según el 112 y el atestado de la Guardia Civil en la carretera que une Valladolid con León, donde reside su familia. La consejera se entera de la denuncia a última hora de la tarde. Es lo que ha dicho Verónica Casado. Aunque el lunes pasado dijo que la Consejería no se había enterado hasta el día 3 por la tarde, el miércoles matizó que “yo no me enteré hasta el jueves por la tarde, cuando me lo comunicó el gerente y la directora de profesionales”. Tuvo que matizar porque la Consejería tiene constancia del escrito desde la entrada en registro, porque el Hospital de Medina es una instalación del Sacyl. Y aunque va dirigido a una persona, no va por vía privada, sino por registro público, para que le quede constancia al Sacyl, servicio adscrito a la Consejería de Sanidad.

La consejera también apuntó que fue la propia directora de profesionales de Sanidad, Mercedes Pérez de Miguel, la que el viernes cuatro llevó el escrito de denuncia a la Fiscalía. Es importante saber la hora a la que lo hizo. Como es importante saber la hora a la que dimitió el gerente del Clínico, que lo hizo ese mismo viernes, alegando motivos personales. ¿Dimitió antes del viaje a la Fiscalía de Pérez de Miguel? ¿Dimitió antes del críptico comunicado de ese viernes cuando se abrió la pista de que había un escándalo monumental a punto de estallar en Medina del Campo? Hay versiones para todos los gustos, según fuentes consultadas por este periódico. Desde los sindicatos, por ejemplo se defiende que el comunicado fue el que precipitó la dimisión del gerente, que no quería hacerlo.

¿Cuándo habló el gerente con el médico denunciado y fallecido? ¿Quién más habló con él para proponerle una baja y entrar en un programa de tratamiento para sanitarios? Es parte de la cronología oculta. El gerente, que conocía al médico de su etapa de director Médico en Medina, conversó con el denunciado el mismo jueves antes del accidente de tráfico, según fuentes consultadas por la Consejería. Sin embargo, el ya ex gerente se ha apuntado a la ley del silencio. Fue el que llamó a la Consejería, según las mismas fuentes, para advertir que el asunto ya no iba a tener trascendencia, tras enterarse del fallecimiento en coche del facultativo.

¿Qué pasó entre las 08,23 horas del día 1 de junio, desde que se registra la denuncia, hasta la tarde del día tres en que se deciden a comunicarle a la consejera un asunto tan tremendo, inigualable en la historia de la sanidad de Castilla y León? ¿Qué pasó además de 60 horas? Pues es una cronología todavía oculta, que nadie en Sanidad ha descifrado más allá de esas genéricas referencias apuntas por la consejera Verónica Casado en sus dos intervenciones, además expresando su ánimo de ser “criptica”. Ha ocurrido eso y cinco dimisiones encadenadas, empezando por la del gerente José Manuel Vicente, nombrado sólo hace dos años por la propia Casado en una renovación amplia de los cuadros de mandos de los hospitales de Castilla y León.

La pregunta que se hacen desde el propio sector sanitario, como los colegios de médicos, es cómo es posible que “una denuncia de esa envergadura no haga saltar todas las alarmas de todos los estamentos de la Consejería de forma inmediata”. Alguien intentó ocultarla. El vicepresidente de la Junta fue muy contundente el jueves en comparecencia al asegurar que “no se va a tolerar ningún tipo de encubrimiento”. ¿Hubo encubrimiento? La investigación de la Inspección de Sacyl ayudará a aclararlo. Evidentemente la cronología del tránsito de ese documento está ya clara para los rectores de Sanidad, tal y como han sugerido en las comparecencias. ¿A quién llegó el documento, cuándo llegó el documento y en qué momento se fueron transmitiendo las informaciones? Esas son preguntas esenciales, que no interfieren en la investigación judicial e interna y que todavía no ha resuelto de forma clara y contundente la Junta de Castilla y León. El jefe de la oposición, Luis Tudanca, a través de un mensaje en redes sociales lamentaba que después de tantos días y cinco dimisiones no hay explicaciones, más allá de las escasa declaraciones de la consejera y de las advertencias del jueves de Francisco Igea de que la Junta será “severa”, que hay que respetar la presunción de inocencia y que se está acometiendo una investigación rápida y ágil para dar a conocer todos los detalles. ¡Sólo faltaría!

El médico fue apartado del servicio el miércoles por la mañana. La decisión la tomó el gerente dimitido tras conocer el escrito y entrevistarse con él el día después de la denuncia, el miércoles dos de junio. Los miércoles son los días en los que el gerente del Clínico se traslada a despachar a Medina. Es decir la decisión se hizo a caballo de la rutina no por la alarma que desate una denuncia de 26 profesionales por abusos sexuales a compañeros y pacientes. Sorprendente la indolencia ante el caso más grave jamás denunciado en un centro sanitario de Castilla y León. Y el gerente del Clínico no dijo nada a sus superiores hasta el jueves, que fue cuando se enteró el gerente regional de Salud, Manuel Mitadiel, y la directora de profesionales, Mercedes Pérez, según ha reconocido ella misma a este periódico a través de una comunicación remitida por burofax. Ellos se lo contaron luego a la consejera por la tarde.

El ex gerente sólo tomó la decisión de apartar al médico del servicio. Algo que hacía el miércoles pasado, según detallan a este periódico, cuando en la visita semanal que hacía al hospital de Medina como gerente hablaba con el médico, quien rechazaba y negaba cualquier acusación, y decía apartarle de la guardia. No abrió una investigación. Se abrió después de dimitir el gerente, tal y como se desprende de la enigmática nota emitida por la consejería el 4 de junio. Antes una dirigente de la Consejería había acudido personalmente a la Fiscalía, pese a que ese es un cometido que es competencia de los órganos jurídicos normalmente en la Junta. Es la primera vez, también, que un director general se va personalmente a presentar una denuncia a la Fiscalía de algo que afecta a la administración, en este caso, incluidos los empleados de la administración.

La cronología oculta de esas casi 60 horas será determinante para depurar responsabilidades y saber si alguien, como ayer insinuó el vicepresidente Igea, encubrió el asunto dentro de la estructura de mando de Consejería. Otra cosa será que poder probar las acusaciones vertidas en el escrito, que están siendo ratificadas por algunos de los firmantes al inspector que se ha instalado en el complejo sanitario de Medina del Campo, pero que también están siendo desmentidas por compañeros, no sólo médicos, sin también enfermeras, del facultativo fallecido. Pero eso es algo que compete a la Justicia. Ahora a la Fiscalía que es la que está asumiendo una investigación. La responsabilidad penal, si la hubiera, se ha extinguido con la muerte del denunciado, que, por otra parte, no puede ni defenderse. Pero la Fiscalía ha pedido hechos concretos no declaraciones genéricas sobre el supuesto comportamiento del médico con pacientes y enfermeras. Quiere víctimas que expongan su testimonio para poder abrir una acción judicial, tal y como ha podido saber este periódico de fuentes judiciales. No hay denuncias concretas ni previas al escrito del 1 de junio. Sólo otras denuncia anónima a través del sistema Sisnoc, una herramienta a disposición de los trabajadores de Sacyl para advertir sobre comportamientos o anomalías en el desempeño del trabajo de los profesionales o los tratamiento. Más encaminado a avisos sobre tratamientos que a comportamientos, y menos cuando se trata de abusos sexuales a pacientes sedadas en un quirófano, que es lo que relata el escueto escrito, para el que se estuvo recogiendo firmas durante varios días en el Hospital de Medina, y que consiguió las 26 adhesiones que reflejan las firmas. El escrito, de hecho, está fechado el 26 de mayo. Entró en registro seis días después. Y ya advierte que se había notificado de forma verbal los comportamientos del médico a otros dos responsables, que han dimitido tras conocerse el escándalo.

La cronología, la que conocemos, no la todavía oculta, evidencia que, siendo un asunto tan grave, de abusos sexuales indiscriminados y extendidos en el tiempo, años incluso, según los denunciantes, hay gravísimos fallos, cuando no omisiones u ocultaciones, los sistemas de comunicación.

“¿Cómo es posible que un escrito de este calibre y de la gravedad que contiene no hicieran saltar las alarmas en todos los despachos de la Consejería de forma inmediata?”, se preguntan desde la organización médica colegial de Valladolid y de Castilla y León. Muchos hablan, analizan y opinan, pero nadie quiere dar la cara. El Hospital de Medina es un polvorín. “Un infierno ahora mismo”, reconoce una enfermera consultada por este periódico. Un infierno que divide a los que avalan la tesis de la denunciante, Concepción Pérez, y los que defienden que todo es una invención fruto de rencillas.

En redes sociales, algún compañero, del médico ha avalado su honestidad y profesionalidad.  Lo dice en Facebook Vianney Plaud: “Como compañero suyo, trabajando codo con codo, grandísimo profesional, querido por sus pacientes y de conducta irreprochable”. Este periódico ha intentado contactar con este traumatólogo, pero optar por no decir nada más. Más contundente es en esa conversación de Facebook la cirujana del Río Hortega, que hace un año trabajó en Medina,  M. Luz Martín Esteban: “Espero que la miserable artífice de esta patraña sigua con una crisis de ansiedad duradera… No hay derecho a difamar así a una persona. El resultado ha sido obvio. Sólo espero que algunas conciencias no descansen en paz. Alfonso sí lo hace”. Esta doctora no señala a nadie de forma específica. Y la publicación de estas valoraciones en redes sociales abiertas son 7 de junio, antes de que se conociera el escrito de denuncia y la identidad de quien lo promovió, tal y como consta en el propio documento.

La instrucción va rápida. En Medina se ha instalado un inspector de Sanidad para recoger documentación y testimonios tanto de denunciantes como de compañeros que trabajaban a diario con el médico muerto en accidente. La Gerencia Regional de Saluda ha pedido rapidez para cerrar cuanto antes las conclusiones de un asunto tremendamente complejo y delicado. El único que no podrá dar su versión es el denunciado, que murió dos días después de entrar el escrito denuncia.

La tensión se masca en los pasillos. Ayer mismo Miguel Holguín, responsable de UGT en Sanidad, exigió protección a la Junta para los denunciantes, ante las supuestas presiones y acoso que están sufriendo por quienes disiente de ellos. El Hospital de Medina es un infierno laboral ahora mismo. De dimes y diretes. De miradas de recelo. De recriminaciones. Enorme tensión, que además se está trasladando a los pacientes, que asisten atónitos al espectáculo de una denuncia masiva contra un médico al que se le acusaba de abusos sexuales a pacientes sedadas en quirófanos delante de compañeros., entre otras cosas. Incluyendo niñas. Sanidad también espera que ahora puedan acudir familiares de menores intervenidas en los últimos años para solicitar explicaciones.

El instructor acabará su trabajo todo lo rápido que quiera. Pero esto no ha hecho más que empezar y Sanidad, además de esclarecer si pasó todo lo que relata el escueto escrito de denuncia tiene que afrontar una situación de tensión y enfrentamiento entre profesionales que ya está desatada, según confiesan desde la propia Consejería de Sanidad.

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