Un vestigio del XI convertido en balcón turístico de Peñafiel
El Ayuntamiento impulsa la rehabilitación de la Torre del Reloj, el edificio más antiguo de la localidad, para abrirla al público en un año
Lleva diez siglos erguida, oteando el devenir de la vida en Peñafiel en su condición de vestigio más antiguo de la localidad y, a partir de ahora, la conocida como Torre del Reloj se sumará al patrimonio visitable gracias a unas labores de rehabilitación que permitirán no sólo mejorar su estado de conservación, sino también facilitar que el público pueda ascender hasta la sala de la maquinaria para conocer su historia y disfrutar de la panorámica desde el punto más elevado del casco urbano, a unos quince metros de altura.
El proyecto en este Bien de Interés Cultural (BIC) ya está en marcha, con la aprobación por parte del Ayuntamiento de la primera fase de los trabajos, cifrados en 100.000 euros y financiados a través de la última convocatoria de los Planes Provinciales de la Diputación, y con la búsqueda de recursos para acometer la segunda y definitiva, estimada en otros 80.000 euros de inversión.
El objetivo, expresó el alcalde, Roberto Díez, es que en el primer trimestre de 2022, es decir, en un año, pueda abrir sus puertas a los turistas después de que se hayan reparado los muros para eliminar «distintas disfunciones» –como presencia de cementos, sales y humedades–, se hayan reparado las grietas, restaurado la cubierta, reparado el alero y el dosel con la campana del reloj que la corona, instalado un drenaje perimetral, construido una nueva caseta de calderas para las conducciones, y se hayan restaurado las escaleras para poder acceder hasta la azotea, según reza la memoria arquitectónica.
Así, si los plazos no se dilatan, Díez confía en que las obras arranquen a principios de otoño y ambas fases se puedan solapar pues, aunque por el momento no hay ninguna consignación para acometer la segunda intervención, ya se han puesto en contacto con la Junta de Castilla y León a fin de obtener financiación mediante los gastos desconcentrados para Patrimonio.
El objetivo es que la reliquia tenga una presencia «mucho más viva», razonó el director del Museo Comarcal de Peñafiel, Jesús de la Villa, sobre la rehabilitación de esta torre para transformarla en mirador. «Forma parte de todos los habitantes de Peñafiel tanto como el castillo, y merece la pena que se incorpore a los elementos visitables», para otear el pueblo y toda la ribera del Duratón desde la parte más alta del núcleo urbano, añadió.
El historiador recordó que su origen se remonta a finales del siglo XI y que formaba parte de la parroquia románica de San Esteban. Aunque dicha iglesia «desapareció» en el XVII, «seguramente por problemas de estabilidad», la torre siguió en pie porque gozaba de buen estado de salud y no había necesidad de desmontarla.
«En aquella época demoler un edificio suponía un esfuerzo enorme y no merecería la pena porque había poca sillería que se pudiera aprovechar y además estaba en la parte alta», añadió el experto antes de explicar que los pisos bajos son de mampostería y que probablemente la torre se recreciera en el siglo XIII, añadiendo el cuerpo de campanas y las ventanas, ya «en el primer gótico».
Así que ahí siguió, imperturbable al paso del tiempo y a buen seguro asumiendo funciones de aviso a la población, pues las campanas de las torres servían para llamar a los oficios, anunciar un fallecimiento o un día festivo, o alertar sobre un fuego, aclaró Jesús de la Villa.
En el siglo XIX se instaló el reloj que luce en la actualidad –en concreto se colocó en 1884–, una vez el Ayuntamiento le encargó su adquisición al relojero vallisoletano José Martínez de Velasco, quien lo compró a la empresa francesa Prost Frères, añadió al respecto Daniel Sanz Platero, encargado de su reparación entre los años 2012 y 2013 después de que la maquinaria se parase en 1998 y que, desde entonces, permaneciera mudo.
Según explicó el experto relojero, éste fue el tercer dispositivo horario que se instaló en la torre. El primero dataría de los primeros años del siglo XVI, según comprobaron en anotaciones del Libro del Concejo y del Archivo Diocesano, y el segundo se dispondría entre los siglos XVIII y XIX, pues cuando estaba llevando a cabo los trabajos de restauración del actual, halló pletinas de una maquinaria previa.
Así que esa función de marcar las horas por la que tomó su nombre la Torre del Reloj de Peñafiel parece que se remonta muy atrás en el tiempo, desde que empezó a ponerse de ‘moda’ la instalación de estos mecanismos en espacios públicos porque la gente no disponía de ellos de forma particular.