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Medio siglo ofreciendo soluciones industriales

La compañía vallisoletana recibe el Premio Familia Empresaria de Castilla y León por la tenacidad y el afán de superación de sus propietarios / Está gestionada por la segunda generación de las cinco familias que la fundaron hace 50 años

Miembros del Consejo de Administración de Industrias Maxi en las instalaciones de la empresa.-PROTOGENIC

Publicado por
Estibaliz Lera

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Eran asalariados pero decidieron cambiar un sueldo fijo por un futuro pilotado por su saber hacer. Montaron Industrias Maxi, una empresa que cumple medio siglo. Y lo hace con un broche de oro: recibir el Premio Familia Empresaria de Castilla y León por el consenso, la unión, la tenacidad y el afán de superación de sus propietarios, unos valores que se han traducido en una «firme apuesta» por la continuidad del negocio, que en la actualidad está gestionado por la segunda generación de las cinco familias que lo fundaron hace 50 años.

Mucho ha llovido –y se ha cambiado– desde ese 1969. 20 metros se han convertido en más de 12.300 en los que dar rienda suelta a la investigación y la innovación. Pedro Pérez Medina, secretario del Consejo de Administración de la firma, recuerda (porque se lo ha contado su padre) que en el primer taller de la calle Nicasio Pérez, cuando tenían que tornear las barras de acero que salían por un agujero que tenían en la pared, se paraba el tráfico. Ya no lo hacen, sin embargo, la esencia sigue siendo la misma.

De ser una empresa mecanizadora que crecía de la mano de siete personas, ha pasado a ser un proveedor integral de soluciones a problemas industriales complejos y bienes de equipo, basados en la industria 4.0, con un componente importante en robótica y automatismos, «muy acorde con las necesidades actuales del mercado». De ser una empresa local, ubicada en Valladolid, a tener presencia en cuatro continentes. Más de 150 personas respondiendo a las peticiones de los clientes.

Clientes que, tal y como indica, proceden de varios sectores, principalmente, del sector del automóvil –tanto los principales fabricantes de automóviles como sus proveedores–, energía renovable, alimentación, aeronáutico, farmacéutico, nuclear y empresas industriales. Por ejemplo, en su lista está Alianza Renault-Nissan, Grupo PSA, Mercedes, Grupo Volkswagen, Michelin, Aciturri, Aernnova, Safran, ITP, CAF, Renfe, Talgo, Findus...

Más de 450 proyectos al año. «Por nuestra tipología de trabajo, no tenemos un producto concreto ni una producción seriada», comenta. Para ello se rodean de los mejores. ¿Cómo? Cuentan con la Escuela Maxi, que permite formar a los colaboradores de acuerdo a las necesidades de la empresa y recibiendo formación complementaria a las formaciones regladas, apoyados en la FP dual.

Pérez Medina tiene claro que si la compañía ha seguido creciendo es por los aliados que tienen: «innovación, capital humano, calidad, coste y plazo». Unos compañeros de viaje que han estado ahí, incluso en los malos momentos, como las crisis automovilística e industrial.

Momentos «complicados» en los que han tenido que apoyarse y confiar en sus ideas. Unas ideas que también, reconoce, les han ayudado a seguir recorriendo el camino. «Las mayores satisfacciones son ver el proyecto en constante crecimiento, abordando nuevos sectores y nuevas tecnologías. Posicionarnos como un operador clave en la industria 4.0», expone.

La función de Industrias Maxi está clara: son una empresa de ingeniería con fabricación propia. «Nuestro campo de trabajo abarca desde el diseño, mecánico o de robótica y automatismo, hasta la fabricación, pintura, soldadura, metrología y montaje y puesta a punto de las soluciones industriales, aportando soluciones ‘llave en mano’».

En este sentido, Pérez Medina concreta que están desarrollando iniciativas de I+D+i centradas en la industria 4.0 y de aplicación práctica e inmediata. «Estos proyectos nos permiten anticiparnos a las necesidades futuras del mercado y son una parte importante dentro de nuestro plan estratégico de empresa», subraya.

Para cada proyecto que arrancan siguen una metodología muy marcada. El primer paso es una visita comercial. En ella presentan sus capacidades y escuchan las necesidades del cliente. A continuación, estudian la información y emiten una propuesta económica. Si la empresa la acepta, el engranaje se activa. A cada pedido se le asigna un jefe que se encarga de seguir y conseguir que se satisfagan las necesidades de los usuarios finales.

Cada logro empresarial de sus clientes es un triunfo para Industrias Maxi, que sigue apostando por la tierra donde nació. «No podemos ni queremos olvidarnos de nuestras raíces, al ser referente de nuestros inicios», afirma Pérez Medina. Unos inicios que están plagados de anécdotas.

Cuando se llamaba Talleres Maxi se trabajaba los sábados. Sin embargo, no importaba porque a media mañana iban a la Bodeguilla de Tío Tiburcio a almorzar. Allí, se comían un par de huevos fritos, chorizo, lomo de la olla, callos y oreja, acompañados de clarete de Cigales. Con ese tentempié «de colesterol en vena» regresaban a la faena. «Les costaba mucho volver a arrancar», admite. Entonces, tomaron una decisión: poner el almuerzo como cierre de la jornada laboral del sábado. «Esta situación hizo que los trabajadores pasarán de ser simples compañeros a ser una gran familia», rememora siguiendo al pie de la letra los recuerdos de su padre.

Por todo ello, la asociación Empresa Familiar de Castilla y León les entregará hoy el galardón. Un «gran reconocimiento al consenso, la unión, la tenacidad, el esfuerzo generoso y el afán de superación de muchas personas durante estos últimos 50 años», apunta el secretario del Consejo de Administración de la compañía vallisoletana.

De cara al futuro, adelanta que quieren seguir aumentando su presencia en los mercados nacionales e internacionales. Y lo harán de la única manera que saben: con mucho trabajo y muchas ganas de seguir creciendo.

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