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El hostelero de Valladolid acusado de retener a un policía: «Me siento perseguido»

José Luis Gómez niega lo ocurrido y dice que el agente le entregó un papel «de malas maneras»

-PABLO REQUEJO / PHOTOGENIC

Publicado por
Ricardo García
Valladolid

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El propietario de un restaurante del centro de Valladolid fue detenido por retener a un agente de la Policía Municipal en el interior del local. El guardia se personó en el establecimiento del acusado para entregarle una notificación de clausura de la cocina, cuando según la versión de la policía, el dueño cerró la puerta con llave y lo amenazó con un cuchillo. Dicho propietario, José Luis Gómez, dueño y gerente de varios establecimientos relacionados con la restauración en la ciudad habría pasado, según fuentes policiales, una noche en dependencias policiales después de haber sido detenido.

El acusado, sin embargo, niega la versión de las autoridades y habla con este periódico para explicar lo sucedido desde su punto de vista.

La reunión con José Luis tiene lugar en el restaurante San Martín, justo detrás de la iglesia con el mismo nombre, un negocio que su dueño califica «de alto nivel». Allí, el hostelero comienza su argumentación desmintiendo las informaciones que se habían publicado hasta ese momento: «Yo ayer no he pasado, como dicen algunas noticias, una noche en el calabozo, ni he pasado a disposición judicial. Ha sido un mero trámite y nada más». Las primeras palabras de José Luis desmienten la versión ofrecida por la policía a los medios. Primera discrepancia.

A continuación, el propietario del San Martín explica su versión de los hechos: «No he retenido a un policía aquí dentro ni una hora. Solo he estado hablando con él. En ningún momento le he amenazado y me estoy sintiendo perseguido durante nueve meses que llevo con este establecimiento». El relato de José Luis habla ahora de «persecución», mientras que él y una testigo de los hechos se refieren siempre al «nerviosismo» para justificar lo ocurrido.

Sin embargo, la argumentación de José Luis continúa, y enumera los motivos por los que, reitera, existe una persecución que es «hacia mi persona y el negocio», explica: «Este restaurante lleva con una licencia desde el año 1982 y ha estado toda la vida trabajando. Desde que cogí yo este local, el actual presidente de la comunidad de vecinos (a la que pertenece el restaurante) me amenazó desde el primer momento de que iba a hacer todo lo posible para cerrarme este establecimiento». Tales son los problemas de Gómez con los vecinos del edificio que en algunos casos y tratado de «comprar varias viviendas en repetidas ocasiones, pero no han querido». El propietario del San Martín cuenta, además, que son los mismos vecinos los que tratan de desestabilizar su negocio «con todo en regla»: «La administración alega tema de ruidos. Hemos hecho todo lo que nos pidió, con todas sus aportaciones de documentación. Lo dio paso, nos ha dejado trabajar y luego los vecinos siguen con denuncias, y esto es lo que nos ha llevado a este punto».

Volviendo a los hechos denunciados que llevaron a Gómez a comisaría, da mas detalles acerca de lo ocurrido: «El agente de policía me traía el cese de la cocina por mediación de Medio Ambiente. Me trajo el papel de malas maneras. Me lo tiró encima del mostrador, como siendo superior. El agente me denunció por haberle retenido y yo estuve sentado en una silla. Le dije cuál era el problema que él tenía conmigo. El no me ha puesto ninguna multa porque manda a otras personas». Seguidamente, vuelve a rebatir la versión del agente de policía: «Yo en ningún momento fui a la cocina, como dicen, a por un cuchillo. Es mentira. Yo no me movía de la recepción del establecimiento», repite.

José Luis tampoco tiene reparo en contar lo que sucedió en la comisaría de la calle Gerona, donde prestó declaración: «Luego en la Policía Nacional, ahí en Delicias, mientras estábamos haciendo los papeles, el policía me dijo delante de un policía nacional que ya vería, que de esto me iba a acordar. Lo vio un policía nacional y me dijo que no pasaba nada, que continuase para delante, y luego me dijo que no era ni normal».

Tras lo ocurrido, el hostelero solo busca una cosa: «Yo lo que quiero es trabajar y que se puedan solucionar los problemas». En este punto también llama la atención de la Administración: «Que dejen a la gente emprendedora trabajar y no tener nueve meses de papeles como he tenido anteriormente para poder reabrir mi negocio».

Los problemas a los que se han enfrentado los negocios de Gómez le han llevado incluso a precisar ayuda profesional: «Yo he estado con tratamientos psiquiátricos y psicológicos durante cinco meses». Según el hostelero, puede justificar todos los tratamientos a los que se ha sometido.

Pérdidas económicas

Para valorar como han afectado estos acontecimientos a los negocios de José Luis Gómez, es el mismo protagonista quien da las cifras: «Aquí en principio hicimos una inversión total de unos 400.000 euros, una apuesta muy fuerte para Valladolid, para hacer un restaurante puntero. A día de hoy habremos perdido unos 200.000 euros mínimo más todos los daños producidos, todo el géneros que hemos perdido y toda la clientela». «Ahora mismo -continúa- nos ha afectado en que hemos tenido que anular mesas y solo poder dar tres mesas por cada servicio, lo que es un máximo de 20 personas al día. Nosotros nos basamos en cocina puntera tanto en género como en servicio, y esto nos ha trastocado además de anulaciones de mesas importantes», puntualiza.

Este último año, otro de los negocios gestionados por Gómez y ubicado también en la misma zona, también ha sido multado «por temas inéditos»: «En el otro establecimiento hemos tenido este año 5.000 euros de multas en la terraza por tener 20 centímetros más», contextualiza.

Finalmente, hace una última apreciación sobre la burocracia a la hora de realizar algunos trámites: «Habría que tener un poco más de profesionalidad en lo que es el ámbito administrativo. Me han llegado a perder los papeles del cambio de titularidad, que se presenta digitalmente. Yo soy consciente, he hablado con gente, y hay bastantes problemas a nivel administrativo para abrir el establecimiento o las cocinas», concluye.

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