Del Olmo garantiza el soterramiento de Valladolid y dice tener la fórmula para financiarlo
La candidata del PP recuerda que Puente «ahora se opone», que ella tiene «la voluntad política» y que para hacer algo «hay que querer hacerlo»
Un total de 160.000 mujeres y 140.000 hombres, en cifras redondas, forman Valladolid. Ese podría ser el mapa humano que, dibujado así por Pilar del Olmo, sin ser razón suficiente, matiza, le lleva a reclamar que ya es hora de que una mujer sea la primera alcaldesa vallisoletana.
De igual forma, sería el primer, y abrumador dato, que justificara por sí mismo que la también consejera de Economía y Hacienda, cargo en el que asegura continuará mientras pueda porque «es legalmente compatible», una vez proclamada candidata, merece ser regidora de su ciudad. Por si eso sólo fuera una abstracción, ayer en Madrid, en el transcurso de un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Forum en el Hotel Palace, añadió más datos: experiencia y formación, y, ante todo, conocimiento de su tierra, de Valladolid, e ideas tanto para los temas candentes como los proyectos futuros.
No saltó la banca pero sí propuso temas de máxima actualidad: «Tengo voluntad para acometer el soterramiento de las vías en la ciudad», dijo, a lo que añadió además que será el proyecto más importante de la ciudad y «cambiará la fisonomía de Valladolid para convertirla en una ciudad del siglo XXI», reiteró ayer la candidata, que contraponía su actitud con el hecho de que el alcalde Óscar Puente «ahora se opone» a llevar a cabo la obra y opta por la integración.
Óscar Puente, que en un primer momento apoyaba el soterramiento, una vez en la alcaldía se echó atrás hasta oponerse ante la deuda contraída por el anterior equipo de Gobierno con la Sociedad de Alta Velocidad, de más de 400 millones de euros, y que incluso escenificó aún más cuando no permitió la consulta popular al respecto que propugnaba su socio de Gobierno, el concejal de Urbanismo, Manuel Saravia. También hay que recordar que el proyecto alternativo al soterramiento fue firmado en la Sociedad Valladolid Alta Velocidad, tanto por un Gobierno popular en Madrid como en la Junta de Castilla y León.
Aspectos todos ellos, sobre todo la deuda de la Sociedad Alta Velocidad, que el propio Puente recuerda en un vídeo, en respuesta a otro que le incomoda y que el PP ha hace circular, en el que se le ve hace años, como concejal de la oposición, firmando ante notario su compromiso por el soterramiento.
Respecto a este tema troncal de la vida urbana de la capital, Pilar del Olmo también aseguró tener claras las fórmulas para financiarlo. Por lo que, en cualquier caso, la travesía respecto a la solución de este tema será larga.
Y aunque lo explicó con posterioridad, estas afirmaciones se podían sumar a su exposición acerca de la necesidad de potenciar el municipalismo y su capacidad de maniobra. Respecto a su principal rival, el regidor socialista, aunque no lo ignoró, sí destacó lo que para ella sería inoperancia en determinados temas, como el citado del soterramiento, porque el alcalde ha desistido del soterramiento.
Consideró al respecto que para hacer algo «hay que querer hacerlo», y ella tiene «la voluntad política» de llevar a cabo este proyecto. Otro de los puntos destacados por Pilar del Olmo a la hora de acometer su idea de Valladolid fueron los relacionados con lo que puede ser su principal formación como inspectora de Hacienda. La política nacida en Valbuena de Duero, antes, anunció que reclamará «la mejora de la financiación local para acercar el Ayuntamiento al ciudadano y lograr el mejor Valladolid posible».
En cuanto a la recaudación de tributos, dentro de la maraña existente y siempre bajo el prisma del margen de maniobra con que cuentan los municipios, aseguró que si llega a la alcaldía «revisaré las tasas para fomentar la creación de empleo y facilitar la vida de los ciudadanos y las familias», relató. Todas estas medidas se incluyen dentro de un programa de Gobierno en el que pretende mezclar su experiencia como gestora en asuntos públicos como la propia de su condición de vallisoletana.
Si en otro momento había citado a Jorge Guillén para ahuyentar veleidades reaccionarias, en esa misma línea casi exclamó como idea colectiva que «hay un futuro que merece la pena. No nos volvamos así», en el sentido de apelar al diálogo, la integración y la modernización frente a ideas reductivas.
Pero Pilar del Olmo, sin escaparse de la actualidad, había ido a Madrid a hablar de su Valladolid. Y, por ello, desgranó ideas que pretenden potenciar los valores existentes y poner sobre la palestra iniciativas para acometer el futuro. Y todo ello giró en torno al impulso financiero, la innovación, la integración de las minorías, el potenciamiento del valor de la mujer...
«Aporto experiencia en prestar servicios y en saber de municipios», no dudó en señalar Del Olmo. Quería decir la candidata que todas esas fuerzas las utilizaría en «conseguir el mejor Valladolid posible», tal y como indicó. Para ello, De Olmo cree que hay que poner en valor la importancia de lo local. Y para conseguirlo, o mantenerlo, recordó esta trascendencia cobrada por los ayuntamientos a partir de 1978. «Devolver la democracia, el protagonismo de lo local, autonomía de acción, participación ciudadana, en definitiva», según enumeró, fueron algunos de los pilares fundamentales que hacen que los ayuntamientos sean de vital importancia tanto para el sistema como para la convivencia.
La política vallisoletana advirtió que el Gobierno local no ha de considerarse como secundario, sino «diferenciado y significativo», como forma de dar fuerza a las reivindicaciones que nacen desde estas instituciones frente a poderes que aparecen en otro escalafón. Ello, para Del Olmo, encaja perfectamente tanto en una idea de «búsqueda del bien de los ciudadanos, pero que encaje a la vez en el conjunto del Estado», aseveró también refiriéndose a las autonomías.
Por eso, en este apartado tiró de su jefe, Juan Vicente Herrera, para ilustrar el ejemplo con una frase suya: «La autonomía no está para magnificar las diferencias sino para mejorar la vida de las personas». De ahí que la candidata hablara ayer de un «municipalismo integrador». Aunque eso no fue óbice para que criticara lo que para ella no son competencias impropias sino una carencia en cuanto a la financiación.
Más en lo concreto, eso de situar a las personas como centro de la acción política, en el caso de Del Olmo sí tiene intención de ser perceptible con los hechos, porque, por ejemplo, anunció la creación de una concejalía de mayores. Así como otras ideas sobre las que conseguir que la estructura social de las ciudades atienda las necesidades de todos los ciudadanos y colectivos.
Porque Del Olmo también abundó en la necesidad de firmeza y no dar un paso atrás en cuanto a la violencia de género. Todo, en definitiva, en la idea general de perseguir el objetivo de igualdad de los seres humanos. «El Ayuntamiento tiene que ser la casa de todos. Sentir lo público como algo propio. El municipalismo útil es de y para los ciudadanos», afirmó, reclamando la cultura participativa.
En cuanto a aspectos socioeconómicos, Pilar del Olmo prometió diálogo tanto con los sindicatos como con los empresarios. «Crear empleo, mantenerlo y mejorar sus condiciones», fueron algunas de las premisas, y que en lo más específico en Valladolid tiene en Renault un ejemplo evidente para luchar contra lo que casi consideró una campaña del actual Gobierno contra la automoción en todas sus vertientes.
Las políticas medioambientales también tuvieron su espacio, así como el turismo, el patrimonio, la gastronomía, los vinos... como manifestaciones de atractivos a conservar y amplificar así como fuente de riqueza económica en el sector servicios.
Fue la forma de proyectar un Valladolid del siglo XXI que no pierda de vista ni sus raíces ni su historia, sino que sirvan como pozo de sabiduría para acometer los retos del futuro, que en el caso de Pilar del Olmo pasan por lo que ocurra el próximo 26 de mayo.