El consistorio de Valladolid defiende su laicidad y apoya la Semana Santa como el «mayor evento»

El debate bordeó lo teológico en el penúltimo pleno del mandato antes de las elecciones municipales del mes de mayo. A las puertas de la Semana Santa, el PP llevó a la sesión celebrada ayer una moción en la que proponía que el Ayuntamiento derogara el acuerdo de septiembre de 2018, a propuesta de Sí se Puede, que declaró el carácter laico del consistorio, que sustituyera este laicismo por la aconfesionalidad recogida en la Constitución y que reconociera y apoyara la Semana Santa como el evento religioso, cultural, social y turístico de primer orden que es para Valladolid. Lo consiguió sólo a medias.

Al final, tras un enconado debate, la que se aprobó, con los votos en contra de PP y Ciudadanos, fue la moción alternativa planteada de viva voz por la concejala de Cultura, Ana Redondo, por la que el Ayuntamiento compromete su apoyo a la Semana Santa «como el evento religioso, cultural, social y turístico más importante de la ciudad». Y lo hace, y esta es la otra parte de la moción que mantiene las cosas como estaban, desde «la aconfesionalidad constitucional (sinónimo de laicidad positiva y colaborativa) y el respeto a todas las creencias». Un juego de palabras que mantiene el carácter laico que se aprobó en septiembre de 2018, bajo el paraguas de la aconfesionalidad recogida en el artículo 16 de la Constitución.

El portavoz del Grupo Municipal Popular, José Antonio Martínez Bermejo,  dijo que con su moción lo que pretendía era «restañar una herida abierta en el pleno», en alusión a l acuerdo por el que se aprobó el carácter laico del Ayuntamiento. Aseguró que las 20 cofradías de Semana Santa de la ciudad «vivieron como un desprecio» aquella decisión, un malestar que «sigue encendido», y apuntó que aquella decisión estuvo a punto de provocar una protesta general de los cofrades.

Pero, y este era el debate de fondo, ¿es compatible el laicismo y el apoyo a la Semana Santa?.

La concejala de Cultura consideró fuera de toda duda el respaldo del Ayuntamiento a la Semana Santa, a la que aporta 70.000 euros, y llamó a «evitar conflictos estériles», al tiempo que preguntó «¿a cuento de qué viene esta moción?». Defendió la «laicidad sana y positiva» que practica el Ayuntamiento y es ahí donde enmarcó el apoyo y «colaboración profunda» con la Semana Santa, incluida su promoción «tanto nacional como internacional». Redondo atribuyó la moción del PP a la presión electoral de Vox, «que les está llevando del ronzal», señaló.

En una línea similar se pronunciaron la portavoz de Valladolid Toma la Palabra, María Sánchez, y de Sí se Puede, Rosario Chávez.

Sánchez acusó al PP de mezclar «churras con merinas» al vincular el apoyo a la Semana Santa y la renuncia a la laicidad. Acudió a la definición de la Real Academia de la Lengua para explicar que la laicidad es un «principio que establece la separación entre la sociedad civil y la sociedad religiosa», hizo hincapié en que esto no significa ni «rechazo ni menosprecio» y recordó que el Ayuntamiento «ya coopera, y bien activamente, con la Semana Santa».

Terminó su intervención con la petición al PP para «no usar el pleno para crear fake news (noticias falsas)». Añadió que «nadie pone en duda su importancia» de la Semana Santa y «no hay ningún conflicto en la ciudad con este asunto» por lo que pidió al PP que «haga el favor de no crearlo artificialmente».

También la portazo de Sí se Puede acusó a los ‘populares’ de «intentar manipular a la gente» con su moción y de buscar «la crispación». Chávez consideró demostrado que la Semana Santa cuenta «con todo el apoyo» del Ayuntamiento, a pesar, dijo, «de los discursos demagógicos», en referencia al PP.

Una de las pocas intervenciones en el pleno del alcalde, Óscar Puente, se produjo después de que Martínez Bermejo le reprochara al regidor al contradicción entre su catolicismo y la aprobación de la moción de Si se Puede sobre laicidad. «Lo que es incompatible con ser católico es aprovechar la visita del Papa para robar dinero público», dijo Puente en alusión al desvío de 50.000 euros de los actos organizativos de la visita de Benedicto XVI a Valencia para la trama Gurtel.