María y Miguel retornan a Peñaflor
La iglesia parroquial recupera el retablo barroco del siglo XVI tras una rehabilitación de la Consejería de Cultura y Turismo por 75.000 euros en el marco del Plan PAHIS 2020
La singular Iglesia de Santa María de la Expectación, en Peñaflor de Hornija, recuperó el viernes su emblemático retablo mayor, tras una inversión cercana a los 75.000 euros por parte de la Consejería de Cultura y Turismo. Las autoridades locales se engalanaron para la ocasión, junto al director general de Patrimonio, Enrique Saiz, que cruzó con todas ellas los estrechos arcos fajones del templo, de una sola nave con bóveda de cañón. Una edificación declarada Bien de Interés Cultural en 1997.
Acompañando la comitiva, los vecinos del lugar pudieron admirar el resultado de las actuaciones de restauración y conservación. A todos embelesó la nueva luminosidad de los colores de la talla de la Virgen –una obra que data del último tercio del siglo XVI–, o el nuevo ‘look’ de la entrañable escultura de SanMiguel.
La intervención, a cargo de la Administración autonómica, se enmarca en el Programa de conservación de retablos del Plan PAHIS 2020 del Patrimonio Cultural de Castilla y León, en el que la Junta de ha abordado más de 20 actuaciones en la legislatura que está a punto de concluir. Esta veintena de actuaciones han supuesto una inversión en torno a un millón de euros, pero desde el inicio, el Plan ha invertido ya 48 millones de euros en más de 700 actuaciones.
Se trata de un programa que pretende, además, «promover el desarrollo del territorio, especialmente en zonas rurales, como es el caso de esta zona de los Montes Torozos», señalaron fuentes del Gobierno regional.
Las mismas fuentes explicaron que la intervención ha evitado el colapso de la estructura del retablo, consiguiendo la conservación y salvaguarda de este bien cultural. Se ha devuelto, además, la pieza a su posición original, restaurando todos sus componentes. Las labores han permitido documentar y proteger unos restos de revestimientos murales del siglo XVI de la ornamentación de la cabecera del templo en ese momento histórico.
El ático del retablo, con un enorme baldaquino en el centro que acoge la escultura de San Miguel, mostraba desplazamientos, giros y pérdidas de asiento en numerosas partes, así como grietas y piezas no originales tratando de calzar o sostener a otras. Por ello, el tratamiento se ha basado en el desmontaje de este ático para poder subsanar los problemas estructurales y la sustitución del sistema de anclajes originales por un nuevo sistema de anclajes metálicos que proporciona estabilidad al conjunto del baldaquino, así como la corrección de las deformaciones de la madera de la arquitectura y la aplicación de un tratamiento antixilófagos (carcoma).
El retablo es de estética rococó sin policromar, obra del maestro ensamblador palentino Gregorio de Portilla, que incorpora piezas de épocas anteriores, como su tabernáculo de 1695 o la talla de La Virgen, que podría estar relacionada con Manuel Álvarez o Francisco de la Maza.
La decoración, que define y da carácter al estilo de barroco final, se lleva a cabo por medio de elementos variados, entre los que destacan los de carácter vegetal, guirnaldas y telas, así como mascarones y cueros recortados. Además, los extremos de la predela muestran el relieve de un jarrón florido que puede asociarse a la advocación mariana del retablo y la propia iglesia.