Seis horas encerrados en un avión de Ryanair

Gritos, nerviosismo, ansiedad y llantos. Después de cinco horas esperando en el aeropuerto a que saliera el avión de Ryanair FR2767 (que cuenta con su propio Hashtag en Twitter) de Praga a Madrid, comenzó la odisea. Un centenar de españoles (entre los que se encontraban una veintena de castellanos y leoneses) montaron en el avión, pensando que terminaría el retraso.

Cinco horas después de montar –ya van diez de espera entre el aeropuerto y el avión–, los pasajeros continúan sin explicaciones. Entre los afectados había varios niños, una mujer embarazada, una persona diabética y otra con un cólico de riñón que volvía de urgencia a España. «Esto es como una película», explica Argimiro, uno de los pasajeros. Una mujer incluso sufrió un ataque de ansiedad y tuvieron que abrir las puertas para que entrara algo de aire. Eso sí, sin poder salir a la pista y casi sin espacio para poder moverse o caminar.

«Al principio nos lo tomábamos a bronca, pero ya hay mucha tensión», explica por teléfono Argimiro. Cinco horas en el avión (en el momento del cierre de este diario apuntan, como mínimo a unas seis horas y media) sin comer ni beber salvo que paguen por la consumición. El avión tenía que salir a las 9.35 de la mañana y llegar a Madrid a las 12.40 horas. Aena prevé que el avión llegará a las 22h, algo que los pasajeros ven «imposible» por los continuos retrasos. «No había visto esto en mi vida, están ganando tiempo para no pagarnos el alojamiento», reprocha Argimiro.

Con cinco horas de retraso –que ya se cumplían únicamente con la espera en el aeropuerto–, el Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo establece que los pasajeros tienen derecho a información –que no se ha cumplido–, derecho a reembolso, a atención y una compensación económica que oscila entre los 250 y los 600 euros (400 si es un país extracomunitario). En el caso de Praga, Ryanair debería abonar 400 euros a cada pasajero únicamente por el retraso de cinco horas, que ha resultado ser mayor.

Todos los vuelos, salvo el de Ryanair, salen, con mayor o menor retraso debido a la nieve, pero la tensión resultaba «tremenda», porque ni siquiera los miembros de la tripulación «saben lo que pasa». «Estamos abandonados de la madre de Dios», lamentó. «Es una foto terrorífica».