Triana y su madre logran ser enviadas a Asturias
La cárcel de Villanubla solicita el traslado de las asesinas de Isabel Carrasco a otra prisión, por su elevada conflictividad / Madre e hija se salen así con la suya de cumplir la condena en el centro penitenciario de Villabona
Dos mentes retorcidas que consiguen sus objetivos a base de crear conflictos. Ese es el patrón que siguen, según fuentes de Instituciones Penitenciarias, Montserrat González y su hija, Triana Martínez. Ambas fueron condenadas a 22 y 20 años de prisión, respectivamente, por el asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, cometido el 12 de mayo de 2014.
Su último ‘triunfo’ ha sido el de ser trasladadas al Centro Penitenciario de Villabona, en Asturias. Es la cárcel más cercana al lugar de trabajo del marido y padre de las reclusas, el comisario de la Policía Nacional en Astorga en el momento de los hechos, jubilado ahora y con lugar de residencia en Gijón.
Tal fue la presión de Montserrat y Triana –apodadas, entre rejas, ‘Las Carrascas’–, que la propia dirección de la cárcel vallisoletana de Villanubla pidió a Instituciones Penitenciarias su traslado ya en el mes de noviembre, como desveló el 24 de abril EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN. Los funcionarios, sencillamente, no las aguantaban más, como gran parte de las reclusas con quienes se relacionaban. En ese primer momento, Instituciones Penitenciarias no tuvo en cuenta la solicitud de la dirección de Villanubla, por considerar que sólo supondría trasladar el problema de un lugar a otro.
Pero las dos asesinas persistieron en su plan, y su perseverancia se ha visto ‘recompensada’. Todo a base de mal comportamiento y conflictividad. Según las mismas fuentes, Montserrat y Triana, que compartían celda en el módulo de respeto de mujeres de Villanubla, mantenían una actitud de enfrentamiento con las otras internas, originando problemas de convivencia que provocó la apertura de varios expedientes disciplinarios.
La más problemática de las dos es la madre, asesina material de Carrasco. Montserrat González mantiene una actitud altiva con presas y funcionarios. Mantiene también una actitud dominante sobre su hija Triana, que continúa siendo muy dependiente de Montserrat, en una relación que roza lo patológico. Como su madre, también se muestra arrogante.
Las dos fueron trasladadas desde la cárcel leonesa de Villahierro, en Mansilla de las Mulas, el 21 de junio de 2016, también por mal comportamiento. La dirección de aquella prisión tenía ya sobre la mesa una propuesta de las dos reclusas para su traslado a Asturias, para estar más cerca del padre de Triana, que fue desestimada. Instituciones Penitenciarias entendió en aquel momento que su estancia en el módulo de respeto de la prisión de Villanubla serviría para apaciguar la rebeldía de las dos reclusas y su mal comportamiento, lo que no se consiguió.
A las quejas de funcionarios y reclusas sobre el comportamiento de Montserrat y Triana, responden ellas con denuncias hacia los trabajadores de las prisiones. Con tal intensidad, que incluso Triana llegó a escribir una misiva al Ministerio de Interior para acusar al personal de prisiones. Según ella, estaba siendo víctima de una «persecución».
Algunas fuentes consultadas aseguran que lo mejor sería separarlas, además de cambiarlas de prisión. Sólo así se conseguiría, entienden, acabar con los problemas de comportamiento que generan.
Desde su ingreso en prisión, Monserrat y Triana no han disfrutado de permiso alguno. Aún no tienen derecho porque están muy lejos de cumplir una cuarta parte de sus condenas. Eso sí, a Triana Martínez se le ha permitido mantener contacto e incluso algún que otro vis a vis, según las mismas fuentes, con su pareja de hecho, Romeo Chelaru, un búlgaro condenado por robo a quien Triana conoció en la cárcel de Mansilla de las Mulas y al que se le autorizó el traslado a Villanubla una vez que ambos formalizaron su relación como pareja de hecho.
Las tres asesinas de Isabel Carrasco cuentan ya con sentencias firmes. La tercera de la lista, la policía local Raquel Gago, fue condenada a 14 años, 12 por un delito de complicidad en la comisión del crimen y dos por tenencia ilícita de armas.
Gago cumple en la actualidad su condena en la cárcel leonesa de Villahierro, en el módulo de enfermería, al no contar el centro penitenciario con un espacio destinado a ex policías. Según fuentes penitenciarias, la ex agente tiene una actitud muy distinta a la de Montserrat y Triana, ya que a diario se muestra tranquila y colaboradora.