Diario de Valladolid

‘Montañesa’ se convierte en protagonista de la fiesta de Tordesillas

Tordesillas vive hoy su ‘inmemorial’ Toro de la Vega, convertido desde hace tres años en un extraño encierro al revés despojado de lanceros

Un mozo cita a ‘Príncipe’, Toro de la Vega del año pasado, sobre la hierba de la rotonda del puente.

Un mozo cita a ‘Príncipe’, Toro de la Vega del año pasado, sobre la hierba de la rotonda del puente.-J.M. LOSTAU

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Santiago G. del Campo
Valladolid

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‘Montañesa’, un espectacular morlaco de 670 kilos, será hoy el tercer Toro de la Vega que se celebra sin muerte –o el segundo, si se tiene en cuenta que al primero de ellos lo bautizaron, de forma efímera, ‘Toro de la Peña’ para diferenciarlo de sus antecesores–. El rito secular se ha renovado. O mejor dicho, lo han renovado a la fuerza. El ‘inmemorial torneo’, como lo llamaron los defensores, se ha convertido en un extraño encierro al revés, despojado de los lanceros, los co-protagonistas de tan milenario rito.

Aun descafeinado, la cita sigue concitando el interés de decenas de miles de espectadores, que se apostarán en cuantos escondrijos y talanqueras se instalen desde la calle de San Antolín hasta los prados de Zapardiel. Decenas de recortadores, mozos de entre los más prestigiosos del centro peninsular, no faltarán a la cita.

Esta misma mañana, quinto día de las fiestas de Tordesillas, a las once, el esperado ‘toque de reloj suelto’ marcará el inicio del festejo, con la suelta de ‘Montañesa’. El toro, de la ganadería de Campos Peña y cinco años de edad, como marcan los cánones, partirá del casco urbano en dirección al Puente Medieval, y de ahí a los campos de La Vega. Era en ese lugar donde antaño –hace sólo tres años, pero parecen ya décadas–, le esperaban los lanceros, una veintena a pie, el resto a caballo, para asestarle la lanzada mortal, siguiendo las reglas de un reglamento de honor que pocos profanos conocían.

Las concentraciones de grupos ecologistas comenzaron sus presiones a principios de este siglo y fueron in crescendo. En los últimos años, la convocatoria se había convertido en un conflicto de orden público con el que la Junta de Castilla y León decidió terminar a base de cambios en la normativa autonómica.

Aún hoy, diversos grupos animalistas han anunciado su presencia, aunque no se prevé que vayan a llevar a cabo protestas coordinadas. Continuarán la labor de vigilancia que han mantenido desde la prohibición autonómica de dar muerte al Toro de la Vega, en 2016.

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