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Frente común para rebajar el conflicto del lobo

El grupo Campo Grande presenta una batería de acuerdos que facilitan la coexistencia entre la especie ibérica y la ganadería extensiva. Castilla y León concentra más del 60% de las 300 manadas de toda España

-ALBERTO DI LOLLI

Publicado por
Estibaliz Lera

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Son dos caras de una moneda que se mueve por el mismo hábitat. Por un lado, los ganaderos que no creen que exista una solución intermedia para un problema que se ha convertido en una obsesión. Cada mañana, al rayar el alba, se acercan a dar pienso al ganado con el temor a encontrarse con que han sufrido un nuevo ataque. Eso supondrá, aparte de perder su sustento y el de su familia, enrocarse en un rosario de trámites para recibir unas indemnizaciones «de risa». Por otro, los lobos ibéricos. Muchos aparecen envenenados, ahorcados o expuestos como trofeos de caza. De hecho, una de las históricas reivindicaciones de los amantes de esta especie protegida es la falta de transparencia de la administraciones y la gestión científica para que los planes de restricción de la caza cumplan la normativa europea.

Una débil frontera que enfrenta a dos eslabones de una cadena condenada a entenderse. Y más en Castilla y León que concentra el 60% de las 300 manadas de toda España. Esta comunidad cuenta con un Plan de Conservación y Gestión del Lobo para su impulso como recurso económico que favorezca el desarrollo rural y, por ende, frene en seco la despoblación. Sin embargo, el Gobierno autonómico insiste en recoger al lobo como especie cinegética dentro del apartado de mamíferos de caza mayor.

Una convivencia difícil que busca posturas encontradas para allanar el camino. El grupo Campo Grande ha elaborado una batería de acuerdos para facilitar la coexistencia entre el lobo y la ganadería extensiva. Sus integrantes han generado un clima de respeto, confianza mutua y voluntad para solucionar el problema. Un consenso constructivo para satisfacer a todas las partes y superar los escollos que puedan surgir en el transcurso de su aplicación.

Es una iniciativa estatal impulsada por la Fundación Entretantos que nació en el pulmón de Valladolid. Allí, durante tres años se han reunido ganaderos, ecologistas, cazadores, investigadores y especialistas en la especie para abordar la coexistencia entre el pastoreo y el cánido salvaje. Salieron de su zona de confort para crear ideas y sentimientos comunes que a largo plazo quieren ser útiles y solventes. Son conscientes de que no tienen una solución definitiva sobre la mesa, si bien han visibilizado el problema y han utilizado el diálogo como vehículo para llegar a soluciones consensuadas.

Cuantificación de daños

Su recomendación es que el mecanismo de cuantificación de daños se base en ‘una declaración voluntaria de bajas’ que efectúe el ganadero periódicamente ante las administraciones agrarias de sus respectivas comunidades autónomas. Desde el grupo Campo Grande consideran que esta medida podría incorporarse en el concepto ‘Incidencias como compensación por coexistencia con la vida silvestre’ que agrupe todas las casuísticas contempladas de forma parcelada y que afectan negativamente y en particular a los profesionales de la ganadería extensiva.

A partir de la cuantificación, se aplicaría algún factor de corrección por zona que podría vincularse con el censo oficial de lobos –mayor porcentaje de bajas indemnizables en las zonas de mayor densidad lobera–, entre otros criterios. También aconsejan habilitar un protocolo de seguimiento y monitorización que ofrezca la posibilidad de evaluar en el tiempo el sistema, los factores de corrección y el grado de satisfacción del procedimiento por parte de todos los actores implicados.

Instrumentos

El primer punto que destacan es la cuantificación de la eficiencia de las prácticas y medidas destinadas a la reducción de los daños, que sirvan para evidenciar su utilidad con criterios rigurosos. No hay que olvidar tampoco, recuerdan, la desvinculación de las indemnizaciones por daños de la incorporación, o no, de medidas destinadas a la reducción de daños por parte del ganadero, ya que esta circunstancia, a su juicio, desvirtúa el mecanismo de compensación de las pérdidas, incorporando otras perspectivas que pueden distorsionar el objetivo marcado.

Otra de sus recomendaciones es la implementación de servicios de apoyo a la puesta en funcionamiento de medidas preventivas para lograr la adecuación de las ganaderías a la coexistencia con el lobo. Eso sí, para hacer esta propuesta realidad se necesita financiación pública. Pasos claves son la investigación, desarrollo e innovación en torno a las medidas de manejo y reducción de daños, así como el establecimiento de canales de comunicación entre los científicos y los profesionales agrarios, y la búsqueda de un espacio de encuentro entre ganaderos de diferentes partes de España.

CONTROL DE POBLACIONES

La primera sugerencia del grupo Campo Grande es la utilización del control de poblaciones única y exclusivamente como herramienta de gestión de los daños, cuando otras medidas no letales se hayan mostrado «insuficientes o incapaces» de prevenir daños inasumibles, buscando que en el medio y largo plazo se minimice su aplicación. Tal y como exponen en el documento consensuado por todas las partes, el control de poblaciones debe hacerse bajo un estricto protocolo de manejo, homogéneo en todas las comunidades autónomas.

Recomiendan evitar usar el aprovechamiento cinegético para el control de daños que provocan los lobos. Para asegurar la consecución de sus objetivos, los controles en caso de autorizarse, deberían ser inmediatos a los ataques. Además, exponen que la gestión de daños tiene que adaptarse a las realidades de las diferentes zonas a través de un modelo participativo.

CENSOS

Utilizar como criterio científico sobre el estatus de la población ibérica de lobo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) que declara al lobo como «casi amenazada». Este equipo indica que se tiene que evitar el uso de los datos de censos como elemento de confrontación en el debate y dejarlo exclusivamente dentro del debate científico o gestión de la conservación. No hay que olvidar tampoco, exponen en los acuerdos, que es crucial mejorar la información sobre las metodologías y técnicas de censos de grandes carnívoros. «La confrontación en foros científicos y la divulgación hacia la sociedad de sus debates entendemos que debe servir para mejorar el acercamiento de posturas o, al menos, la comprensión más completa de la situación poblacional del lobo ibérico».

ESTATUS LEGAL

El consejo de este grupo de expertos es establecer un criterio unificado de estatus legal para toda la población ibérica de lobo. Esto implicaría la unificación de los instrumentos administrativos de las distintas comunidades autónomas, estableciendo también una efectiva coordinación con Portugal. El siguiente reto pasaría por elaborar un plan de gestión único y una Mesa Estatal del Lobo.

APROVECHAMIENTO

El grupo Campo Grande aconseja que este animal se vea como un complemento para la actividad principal del medio rural. También se podría aprovechar la demanda de turismo de avistamiento, pero evitando identificarla exclusivamente con la observación de lobos e incorporando a los paquetes turísticos: el paisaje local, la cultura lobera, su forma de vida... Todo se tendría que regular desde las administraciones para evitar abusos y malas prácticas que pongan en riesgo al lobo y al territorio.

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