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En busca de los amigos de Miguelón en Matallana

El campo de trabajo ofrece el I Curso de Arqueología Forense / Enseña técnicas de excavación, limpieza y determinación de la edad, sexo y estatura

Jesús Julio Carnero (i) y Germán Delibes (d) visitan Matallana.-EL MUNDO

Publicado por
Estibaliz Lera

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No hay pirámides, ni mausoleos, sin embargo, la Finca Coto Bajo de Matallana esconde mucha más información de la que se observa a simple vista. Sólo hace falta cavar la tierra para descubrir restos humanos. Y, quién sabe, si algunos de ellos serán los amigos de Miguelón –un cráneo reconstruido,  encontrado en el yacimiento de la Sima de los Huesos de Atapuerca, de unos 400.000 años de edad y único en el mundo tanto por su antigüedad como por ser el resto paleontológico más completo–. Para datar cada hallazgo están los alumnos del campo de trabajo recuperado en el año 2013 por la Diputación de Valladolid y la Universidad de Valladolid (UVA).

En esta ocasión, 18 avezados arqueólogos participan desde el pasado 16 de julio hasta hoy en los trabajos centrados en la antigua necrópolis visigoda y medieval de Prado Guadaña. Además, como novedad a los estudios habituales se suma el primer Curso de Arqueología Forense. «Una nueva etapa que abre un camino a la investigación y formación con el objetivo de introducir al alumnado en las diferentes técnicas relacionadas con la exhumación de restos humanos y su posterior estudio antropológico», explicó ayer Jesús Julio Carnero, presidente de la institución provincial, durante la visita a la zona, en la que estuvo acompañado por el catedrático de Prehistoria Germán Delibes.

En este sentido, recordó «el compromiso permanente» con la arqueología, que forma parte de la apuesta por la divulgación del conocimiento histórico y patrimonial de la provincia vallisoletana. Esta actividad se alterna con las campañas de excavaciones en la Villa Romana de Almenara-Puras.

Delibes, por su parte, señaló que este curso está pilotado «por un nutrido plantel de especialistas» de la Universidad de Valladolid y el Laboratorio de Arqueología Forense de la Universidad Autónoma de Madrid (LAfUAM), integrado en el Instituto de Ciencias Forenses.

La nota original la pone la arqueología forense, una especialidad que se centra en encontrar pruebas y evidencias del pasado. Estudian escenas y territorios muy diferentes, desde objetos personales que pueden estar relacionados con un crimen hasta posibles tumbas y lugares de enterramiento que pueden servir para corroborar una tesis, hasta fosas comunes. En este último caso, intentan buscar víctimas de guerra para que puedan ser devueltas a sus familiares y así paliar el ciclo de violencia y odio que se estableció entre las partes del conflicto bélico. Sea cual sea el motivo que lleva a zambullirse en la tierra el curso que oferta en Matallana ayuda. Y mucho.

Cuenta con dos partes. Por un lado, las clases prácticas se llevan a cabo tanto en el terreno, durante el transcurso de los trabajos de campo, como en sesiones específicas desarrolladas en el marco de las investigaciones en laboratorio. En concreto se trabaja sobre materias como las técnicas arqueológicas como la excavación de restos humanos, la documentación arqueológica de los hallazgos en el campo, las técnicas de limpieza de materiales óseos y la determinación del sexo, de la edad y de la estatura. Por otro, hay charlas impartidas por diferentes profesionales de las universidades de Valladolid, Burgos y la Autónoma de Madrid que versan sobre las costumbres funerarias en la Edad Media, la arqueogenética, la bioarqueología, la documentación fotogramétrica, el mundo funerario en la Prehistoria y la paleopatología.

Estos dos bloques temáticos se completan con visitas a yacimientos arqueológicos y monumentos medievales de los Montes Torozos y Tierra de Campos. Estudios únicos para desentrañar el pasado a golpe de pala y cincel.

UN COMPROMISO CON EL PASADO

Cita con los antepasados. La Diputación de Valladolid recuperó junto con la Universidad de Valladolid en el año 2013 el campo de trabajo alrededor de la búsqueda de restos del pasado. La institución provincial aporta 24.545,50 euros para subvencionar gran parte de la matrícula, mientras que la UVA asume la responsabilidad científica y la coordinación de los estudios, selecciona a los aspirantes, aporta además de los medios personales, infraestructuras de su laboratorio y la documentación bibliográfica y científica necesaria para la realización de los trabajos. 

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