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ÁNGEL MARINA GARCÍA-TUÑÓN / CATEDRÁTICO DE DERECHO MERCANTIL

«La Universidad está inmersa en un proceso de clara regresión»

Busca dar «un giro absoluto a la reciente historia» de una institución académica donde las carencias son «más que evidentes»

-M.Á. SANTOS

Publicado por
Elsa Ortiz

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Ángel Marina García-Tuñón se incorporó en noviembre de 1976 al departamento de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid (UVA), adscribiéndose a la docencia en la Facultad de Economías. A la espera de conseguir el quinto sexenio como investigador y partidario de realizar una reflexión, presenta su candidatura como rector de una institución a la que su vida académica y profesional está vinculada desde hace 40 años.

Pregunta.- Aspira por primera vez al Rectorado. ¿Qué le llevó a tomar esta iniciativa?

Respuesta.- Antes de lanzarme al ruedo, para mí era absolutamente imprescindible preguntar y encontrar una información que desconocía. Escuchar a mucha gente con distintos planteamientos y actividades es, de alguna manera, lo que me ha llevado a presentarme como candidato. A esto se une el deseo de elevar al máximo nivel y al máximo rango académico, profesional y social mi universidad. Si estuviera conforme con el actual equipo rectoral, no concurriría a un proceso electoral de esta naturaleza. No estoy de acuerdo con su modus operandi ni en el fondo ni en la forma. Me presento porque no comparto lo que estoy viendo. A mí nunca me ha gustado eso del café para todos, porque a algunos no les gusta y les pone nerviosos. Hay que hacer soluciones a la carta que no se entiendan como privilegios o tratos diferentes, simplemente dar a cada uno la respuesta que se merece. Si no pensáramos –las personas que están conmigo y yo– que contamos con opción de ganar, nos quedaríamos tranquilamente llevando a cabo nuestra misión docente e investigadora. Creo que tenemos una posibilidad a pesar del problema de la proliferación de candidaturas, con resultados para todos inciertos.

P.- ¿Con qué equipo va a contar para este proyecto?

R.- Tengo varias personas trabajando ya conmigo, pero la distribución de funciones es un tanto relativa aun. Cuento con Elena Escudero, Ricardo Martín y Félix López, de Económicas; Rosario del Caz, de Arquitectura; Miguel Ángel Villamañán, de Industriales; Amalia Rodríguez en Palencia; Guadalupe Ramos en Soria; y Luis Carlos Martínez en Segovia

P.- A su juicio, ¿qué situación presenta la universidad en la actualidad?

R.- Creo que, reflexionando y recordando lo que se dijo hace cuatro años, algunas de las propuestas que se presentaron hoy siguen sin cumplimentarse. En el ámbito de las relaciones internacionales, de la extensión universitaria o de la imagen corporativa, las carencias son más que evidentes. Existen también temas más concretos como la ordenación académica, la regulación de una oferta a distancia, la reglamentación de la enseñanza en inglés y la implantación de nuevas ofertas de máster. Todo ello genera en los centros de la universidad una sensación de cansancio, hastío, desánimo y dejadez. Y yo, que he desarrollado mi vida académica fundamentalmente en la UVA, me rebelo contra este estado. Las cosas, incluso con carencias relativas de medios, pueden realizarse de otra manera y resultar eficientes para una institución pública. Todo esto yo lo veo y lo voy a intentar plasmar en una serie de ideas que buscan, a mi modo de ver, dar un giro absoluto a la institución en su reciente historia. Desde hace ya varios rectorados, la UVA está inmersa en un proceso si no de declive, de clara regresión. Esto es en parte injusto porque hay mucha gente que está trabajando muy bien en nuestra casa y no se está dando a conocer. ¿Quién valora las buenas cosas que se hacen en Palencia, Soria o Segovia? Es una situación penosa. Necesitamos una política de comunicación y de extensión universitaria. Un ejemplo de ello es la página web, donde son realmente deprimentes los tiempos o las dificultades para encontrar una información. Es un detalle pero de él se deduce el letargo en el que está inmersa la institución. Hay que elaborar un proyecto a años vista, puesto que esto no se resuelve en un mandato ni en dos ni en tres.

P.- ¿Cuáles serían sus deficiencias más preocupantes?

R.- El principal problema que tiene la UVA es la captación de alumnos; en cuatro años ha perdido 5.000 estudiantes. Al bajo índice de natalidad, se suma la competencia de las cuatro universidades públicas de Castilla y León, que se reparten los 2,5 millones de jóvenes. Pasamos a la oferta académica, ¿es adecuada? Probablemente no; y la vendemos mal, eso es evidentísimo. Hay que revisarla tanto a nivel de grado como de profesorado. Este segundo punto conecta con otro factor, el de las relaciones internacionales. Las posibilidades de lograr alumnos en el ámbito internacional es enorme y no estamos haciendo casi nada, por no decir nada. Por otro lado, hay profesores a quienes se está exprimiendo materialmente en las funciones docentes sin dejarles posibilidades de investigar. Cuando la investigación es el factor primario para una buena actividad académica; eso es irrefutable. Así vamos enlazando cosas que presentan consecuencias trasversales en toda la universidad.

P.- ¿Qué actuaciones debe contemplar el proyecto de futuro del que habla?

R.- El objetivo que se persigue es realizar la mejor oferta académica con los medios que tenemos y con el complemento indispensable de una investigación que hay que incentivar a todos los niveles. Además, hay que establecer unas estructuras de funcionamiento de la universidad que cumplan de la forma más eficiente su actividad profesional. Soy de la opinión de que la gerencia de la universidad debe ser algo fijo y estable. Me parece absolutamente injustificable que cada rector designe a su gerente y que cada cuatro años haya que cambiarlo. Esta figura, clave para el funcionamiento de la casa, debería estar por encima de quién esté en el Rectorado. La universidad debe contar con un cuerpo administrativo de primer nivel que esté en situación de desempeñar algunas de las cuestiones que hoy, a veces con más voluntad que acierto, asumen compañeros docentes; como, por ejemplo, las direcciones de área de los distintos profesorados. Es necesario contar con ese equipo de funcionarios del más alto nivel. Esto no es un calendario a cuatro años, es iniciar un capítulo nuevo en nuestra historia que nos permita augurar un mejor futuro para la UVA.

P.- Concretando un poco más, ¿cuáles son los puntos fuertes de su propuesta?

R.- La universidad requiere de una transformación en la forma de gestionar. Ese cambio implica escuchar, aquí se escucha poquísimo, y en algunos vicerrectorados ni se oye. Potenciaremos los convenios internacionales y las dobles titulaciones. Esta labor de oferta académica, vinculada a las relaciones internacionales, puede traernos gente de fuera, estudiantes latinoamericanos becados por sus países de origen. Hay que garantizar la estabilidad financiera de las universidades y apostar por estas instituciones como un factor determinante del futuro de nuestra sociedad.

P.- ¿Qué opinión tiene del resto de aspirantes al Rectorado de la UVA?

R.- No tengo el placer de conocer personalmente ni al actual rector ni a Agustín García Matilla. Con Antonio Largo Cabrerizo traté de configurar un equipo. Hasta hace relativamente poco intenté convencerle para que se uniera a esta candidatura. En un momento determinado, él tomó la legítima decisión de presentarse como aspirante también. Creo que es una excelente persona y como profesional tiene su reconocimiento. Tengo un carácter lo suficientemente abierto como para relacionarme y tener amistad con gente que piensa muy distinto a mí o parcialmente como yo.

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