Diario de Valladolid

MATERNIDAD / DONACIÓN DE ÓVULOS

Cigüeñas que no vienen de París

«Lo pasas mal un mes, pero ayudas a que alguien forme su familia». Leticia es una joven leonesa que ha donado sus óvulos dos veces y en cada proceso recibió 900 € / La solidaridad y la compensación económica se mezclan en un acto que aumenta cada año / Las donantes deben tener entre 18 y 35 años y estar sanas / «No hay acto más generoso», afirma un ginecólogo

El equipo del Clínico de Valladolid durante una extracción ovocitos a una paciente.-PABLO REQUEJO

El equipo del Clínico de Valladolid durante una extracción ovocitos a una paciente.-PABLO REQUEJO

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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Cuenta Leticia que quien conoce en profundidad a una pareja con dificultades para tener hijos descubre un universo de frustración, sinsabores y un «calvario» que marca también a quien se encuentra cerca.

A esta joven leonesa de 23 años la proximidad con la realidad descrita le empujó a convertirse en donante de óvulos. «Después de ver lo que sufrió mi prima y escuchar que era posible, supe que quería hacerlo», expone.

Su prima trató sin éxito de quedarse embarazada por varias vías, sufrió un aborto y esperó más de dos años hasta que una gestación llegó a buen término. «Lo pasan realmente mal y afecta a toda la familia. Si no se vive, no creo que se imagine lo terrible que es. Hay mucha tristeza, muchos desvelos y lágrimas», opina Leticia sobre aquellos casos en los que la cigüeña no termina de llegar ni de París ni de ningún otro lugar.

Asegura que el convencimiento de que no querrá tener descendencia cuando pasen los años también contribuyó a decidir aportar sus ovocitos para que otras mujeres intenten concebir, pese a que pueden donar mujeres con hijos y sin ellos. «Saber que hay gente que quiere y no puede y que a lo mejor con mi ayuda lo consigue es suficientemente gratificante como para intentarlo».

La experiencia resultó positiva para esta joven que trabaja en hostelería mientras encuentra un empleo relacionado con su título de Económicas, aunque apunta que no es cómodo. «No fue tan invasivo y complicado como esperaba, pero pasé un par de semanas molesta», expone.

Superado el tiempo de inyectarse un tratamiento hormonal para conseguir la estimulación ovárica, manifiesta que conserva una sensación agradable: «Algo solidario siempre hace sentir bien a cualquiera, pero este tipo de ayuda, más todavía. Lo pasas mal un mes para que otra familia sea feliz toda la vida. He ayudado a hacer una familia, que es lo más bonito que hay en el mundo», presume.

Su satisfacción la expresan sus palabras y la corrobora que donara por primera vez en mayo de este año, repitiera el pasado mes de octubre y que no descarte probar en una tercera ocasión.

La ley establece que la donación de óvulos es un acto «voluntario y altruista». Sin embargo, sí permite la compensación económica para cubrir posibles gastos, desplazamientos o molestias.

La cantidad varía según el centro médico. Leticia percibió en León 900 euros en cada una de las ocasiones y sostiene que no fue esa causa la que le hizo donar.

«Me pareció mucho. Entiendo que a muchas mujeres pueda motivarles esto porque es una cantidad importante, pero no fue mi caso porque yo tengo mi trabajo», sostiene.

El ginecólogo Florentino Garrido, jefe de la Unidad de Reproducción Humana del Centro Ginecológico de León, defiende que el caso de Leticia es el que más abunda entre las donantes, aunque también reconoce que «la compensación puede ser la motivación de un porcentaje no despreciable de personas sometidas al tratamiento».

Aclara que no se trata de una acción ilimitada: «Por ley, una donante no puede tener más de seis hijos nacidos de sus donaciones más los de su propia relación».

La ginecóloga Ana Muñoz, de la Clínica IVI de Valladolid, que en Castilla y León cuenta con centros también en Burgos y Salamanca, explica que la edad de las donantes debe estar comprendida entre los 18 y 35 años.

Florentino Garrido precisa que la media de quienes pasan por su consulta ronda los 23 y 24 años, «en su mayoría universitarias», y subraya que en el último año ha aumentado el número de personas que deciden ceder sus óvulos a otras. «Cada año aumenta más, se conoce más, y, a la vez, la edad de las mujeres que buscan un embarazo cada vez es mayor», afirma el ginecólogo de León, y agrega que «en España el 70% de las mujeres de 38 años no han tenido hijos, según el INE de 2016».

También la médico de Valladolid percibe el incremento de estos procesos. «Es una suerte que hayan aumentado porque eso equilibra la oferta y la demanda. Crecen las pacientes que necesitan óvulos porque a más edad para decidir la gestación, más probabilidades de precisar un donante», apunta.

Entre los filtros que la usuaria que acude a donar debe superar se encuentran una entrevista clínica y psicológica. «Tenemos que saber que la donación no se realiza por necesidad porque esa situación puede ser abusiva desde el punto de vista ético», señala Garrido.

La doctora Muñoz agrega que la consulta psicológica sirve para confirmar «que la paciente realmente quiere y se trata de un acto altruista».

Los exámenes médicos descartan enfermedades y analizan su reserva ovárica, que debe ser alta.

Una vez se garantiza la idoneidad, el siguiente paso es la estimulación ovárica. «Este proceso dura entre 10 y 12 días y consiste en un tratamiento hormonal que estimula sus ovarios para la punción por la que se extraen los ovocitos», indican desde IVI.

Leticia cuenta que permaneció casi medio mes envuelta en esta rutina. Comenzó pinchándose en la tripa y, después, en la pierna. «No es agradable, pero al no doler se lleva mejor», añade.

La joven asegura que tanto a ella como a su pareja le provocó cierta inseguridad inicial. «Tienes los miedos típicos. Primero si va a ser doloroso y, después, siempre piensas eso de que habrá alguien con una parte de ti por ahí. Pero no me importa, lo veo con ternura», indica.

El ginecólogo Garrido indica que «en ocasiones es difícil de aceptar en un primer momento que uno no es padre o madre porque ponga un célula». Pero una vez se asume, indica que «no existe acto más generoso».

LA CONGELACIÓN, CADA VEZ MÁS EXTENDIDA PARA FRENAR EL RELOJ

Adelantarse al reloj biológico. El jefe de Ginecología del Clínico de Valladolid, Luis Tabernero, recomienda a las mujeres que deseen tener hijos en un momento posterior al que se encuentran que anticipen los posibles problemas de fertilidad y vitrifiquen sus óvulos, que congelen sus ovocitos para postergar su maternidad. «Para que no pase mucho tiempo y sea tarde, animaría a mujeres de 34 y 35 años que crean que pueden querer tener hijos más adelante a que los preserven».

Tabernero expone que Sacyl financia la vitrificación de estas células por causas médicas. «Cuando, por ejemplo, a una mujer le diagnostican cáncer de mama, para que cuando se cure de su enfermedad si quiere tener hijos puedan tener la opción de tenerlo. Si a una mujer le dan quimioterapia, la reserva ovárica disminuye mucho. Antes sólo había donación de óvulos, hoy nos adelantarnos a eso. Vitrificando ovocitos entre el tiempo que se diagnostica la enfermedad y se da el tratamiento. Lo hacemos de urgencia, sin lista de espera. Nos llamando y a los dos días ya empezamos la estimulación, que dura unos 15 días, hasta que se produce la extracción para congelar», señala el ginecólogo del Clínico vallisoletano.

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