Cerrar

JAVIER RUIBAL

«La música no puede cambiar el mundo, pero es una ayudita»

Cantautor. Premio Nacional de Músicas Actuales 2017, Javier Ruibal lleva 35 años sobre los escenarios. El cantautor regresa a los conciertos de La Estufa de Arrabal de Portillo los próximos días 26 y 27, dispuesto a disfrutar y emocionar con sus canciones

-PEPA NIEBLA

Publicado por
Ana de la Fuente

Creado:

Actualizado:

Javier Ruibal vuelve a los conciertos de La Estufa de Arrabal de Portillo los próximos días 26 y 27 en el año en el que el certamen celebra su vigésimo aniversario. Galardonado con el Premio Nacional de Músicas Actuales y con una trayectoria de 35 años, llega dispuesto a reencontrarse con el público vallisoletano, a disfrutar, emocionarse y a crear un ambiente mágico.

Pregunta.- ¿Cómo recuerda su primer concierto de La Estufa y cómo será el de este año?

Respuesta.- Muy cálido, como en familia, y así espero que sea este regreso.

P.- Acaba de recibir el Premio Nacional de Músicas Actuales, un galardón que también atesoran artistas como Jorge Pardo, Martirio o Kiko Veneno, entre otros, y que coincide con sus 35 años en la música. ¿Quizá, llega un poco tarde? ¿Cómo lo ha recibido?

R.- Los premios no hay que esperarlos ni ambicionarlos, pero cuando llegan te ofrecen el estupendo saborcillo de la complicidad. Es como un aplauso pero con cierta solemnidad.

P.- El jurado valoró el «lenguaje propio que ha influenciado a artistas de varias generaciones y la calidad desde la independencia y la coherencia artística». ¿Considera complicado mantener la coherencia en los momentos actuales?

R.- Yo creo que la coherencia no se persigue, se tiene o no se tiene y, casi siempre, está relacionada con un cierto pudor de no andar dando tumbos artísticos y con el deseo de esmerarse en el trabajo.

P.- ¿Cómo repasar una historia de casi cuatro décadas, cómo ha sido este camino?

R.- Pues para mí, estos años han pasado volando. Digamos que no me faltó la buena compañía del público y su apoyo. Lo demás, ha sido vivir tratando de contentarme a mi como compositor y a ellos como espectadores.

P.- No le voy a preguntar en qué ha cambiado en estos 35 años porque será en muchas cosas, pero... ¿qué permanece igual que el primer día?

R.- Pues ese regusto de escribir y componer algo que parece salir de la nada y de pronto puede convertirse en un pasaje emotivo, o divertido, o reflexivo para mí y para quienes me escuchan. Por otra parte, el trance de salir al escenario, que tiene mucho de adictivo y excitante.

P.- Sus compañeros ya lo habían homenajeado previamente, tanto en el disco 35 aniversario como en el documental Ruibal, por libre. ¿A qué sabe ese reconocimiento?

R.- A gloria ya que ellos saben mejor que nadie de tus dudas, tus alegrías y tus sombras.

P.- Dice que a veces su inspiración no fluye al mismo ritmo que sus deseos... ¿Es importante el sosiego a la hora de componer?

R.- Para hacer música hay que saber guardar silencio, aislarse del ruido de fondo, oír hacia adentro y luego, si es que ocurre el milagro, sacar hacia afuera lo que hayas encontrado. A veces no es fácil la coincidencia de todos esos factores y entonces los plazos se alargan. Lo importante es no perder la ilusión.

P.- ¿Se le ha resistido alguna historia?

R.- Lo que más esfuerzo requiere, para mí, es poner música a los grandes poetas. Entre el respeto y las dudas, uno se puede sentir atenazado y correr el peligro de renunciar al reto.

P.- Sus canciones siempre se han caracterizado por tender puentes. De Marruecos a la India, de Cádiz a la Habana... ¿Cree que ahora es más necesario que nunca tender esos puentes?

R.- Uno quisiera que las fronteras cayeran por su peso y dejaran de ser ese instrumento de agravio y abuso que el sistema ultranacionalista e hiperegoísta se ha inventado. Ojalá un puñado de canciones pudiera tener ese efecto, pero no existen los milagros.

P.- El Mediterráneo al que usted siempre canta en sus conciertos, últimamente está siendo un mar de desconciertos...

R.- Yo sigo creyendo en la labor de gente como ‘open arms’ que salen día y noche a rescatar a la gente que huye de la guerra y la miseria moral y económica. De los políticos ya no espero nada.

P.- Además de buscar la emoción, en sus canciones también alza la voz contra las injusticias, contra la corrupción e, incluso, contra la especulación inmobiliaria como canta en Los mares del surf (Las hormigoneras/ delirio de los horteras/ pan de la especulación/ van comprando concejales/ alcalduchos y vocales/ caen en la tentación)... ¿Cree que la música tiene el poder de cambiar el mundo?

R.- Si no de cambiar el mundo, sí de animar a cambiar a las personas. Una toma de consciencia puede venir de las maneras más variopintas. Nuestras propuestas musicales son una ayudita pero solo un cambio individual y profundo de las personas abrirá un camino a la esperanza.

P.- Pobre del cantor al que un día la historia lo borre sin la gloria de haber tocado espinas, cantaba Pablo Milanés. ¿Comparte esta filosofía?

R.- Sí. Siempre que no se pierda la referencia ética de que se hacen obras de arte y no panfletos.

P.- ¿Hacia dónde dirige sus proyectos musicales?

R.- Ahora estoy escribiendo y componiendo el nuevo disco. No sé muy bien hacia dónde voy, nunca lo he sabido. Es el instinto el que te va avisando de si lo que vas a ofrecer está bien o regular.

Cargando contenidos...