Cementerio para que las mascotas vayan al ‘cielo’
Dos jóvenes de Villabrágima impulsan el primer camposanto «de la provincia y de Castilla y León» para enterrar animales de compañía
Las mascotas han dejado de ser meros animales de compañía para convertirse casi en un miembro más de la familia. Y no sólo en vida. También cuando llega el momento de la muerte, sus dueños viven el duelo como si despidieran a alguno de sus hallegados, aunque los rituales no se equiparen a los de los humanos... Hasta ahora, porque la apertura de un cementerio en Villabrágima permitirá darles sepultura y tener un lugar donde visitarlos después.
El santuario más antiguo de este tipo abrió sus puertas a finales del siglo XIX y se encuentra en París, aunque a lo largo de estos más de cien años que han transcurrido desde la original iniciativa, apenas han proliferado ejemplos en España, por lo que el proyecto impulsado a título privado en la localidad terracampina se convertirá en referencia no sólo de la provincia vallisoletana, sino también de las zonas limítrofes, auguran los impulsores.
«Ni en Valladolid ni en Castilla y León hay ningún sitio que te permita enterrar a tu mascota, y en el resto de España hay muy pocos cementerios», destacó el responsable de la iniciativa, David Lago Blanco, poniendo énfasis en que esa escasez de referencias supone una oportunidad, pero también ha dilatado los trámites para poner en marcha un negocio en el que han invertido en torno a 20.000 euros.
Este joven de 34 años y su mujer, Cristina Cardeñosa Moreno, de 35, comenzaron a realizar las gestiones hace tres años, como ampliación al centro canino que regentan en Villabrágima, y acaban de recibir la autorización necesaria por parte de la Junta de Castilla y León para comenzar las obras en la parcela elegida, con una superficie de 3.000 metros cuadrados.
Su idea es habilitar espacios de diferentes tamaños para dar respuesta a los usuarios en función del tamaño de su mascota –perros, gatos, caballos, hámsters, conejos o pájaros– en un recinto «al estilo americano», es decir, completamente ajardinado, con césped, árboles y flores, y tumbas dispuestas «a ras del suelo» de características similares, «asequibles para todos los bolsillos», explicó.
Además, no sólo ofrecerán este novedoso servicio para quienes prefieran enterrar a su mascota en vez de llevarlo al veterinario para que sea incinerado, sino que se encargarán, como hacen las funerarias, de recoger el cadáver, dar de baja al animal en el registro, y facilitar los trámites administrativos.
«Muchas personas consideran que este tipo de instalaciones son necesarias, porque hay una tendencia a humanizar a los animales de compañía y ahora, aunque si alguien tiene una parcela lo puede enterrar siguiendo las pautas que marca la ley, la mayoría no dispone de terreno y no puede celebrar este ritual de despedida».
«Es un momento de desamparo porque en vida han dado al animal todo lo mejor y al final parece que se tienen que deshacer de él como si fuera un electrodoméstico estropeado, llevándolo a un punto limpio», reflexionó el joven que, además de impulsar el cementerio y regentar una residencia de perros y gatos, es también es adiestrador y criador de Labrador Retriever.
A punto de solicitar al Ayuntamiento de Villabrágima la licencia para comenzar las obras del cementerio de mascotas, Lago confía en poder abrir sus puertas antes de que finalice este año, puesto que únicamente tienen que construir una oficina y habilitar un aparcamiento; el resto de los trabajos se centrarán en la plantación de césped y árboles.