Diario de Valladolid

¡Pasajeros, al barco del Pisuerga!

La Leyenda surca las aguas de martes a domingo y ofrece una experiencia «única» para contemplar la ciudad «desde otro punto de vista» / La aventura comienza en el embarcadero

David Pérez y Noelia Arrondo con sus hijos, Paula y Sergio, y su sobrino, Óscar del Pozo, en La Leyenda del Pisuerga.-J. M. LOSTAU

David Pérez y Noelia Arrondo con sus hijos, Paula y Sergio, y su sobrino, Óscar del Pozo, en La Leyenda del Pisuerga.-J. M. LOSTAU

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Estibaliz Lera

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Valladolid es un lugar marcado por el rumoroso fluir de su cauce. Una vereda singular que saltó a los libros de la mano de escritores que contemplaron la vegetación de sus orillas y vieron en sus aguas furtivas el reflejo del amor y la pasión de los enamorados. El Pisuerga es mucho más que un río, es un testigo privilegiado que habla del flujo irreversible del tiempo. Sus ojos están llenos de instantáneas que reflejan las épocas doradas pero también las decadentes. Surcar sus aguas es un sueño, la excusa perfecta para dejarse llevar. Así que... ¡pasajeros, al barco!

La Leyenda del Pisuerga es una embarcación llena de encanto que ofrece paseos de martes a viernes a las 20.00 horas y los fines de semana y festivos en cuatro horarios: 11.30, 13.00, 18.00, 20.00 horas. Una experiencia «única» donde contemplar la ciudad «desde otro punto de vista». La aventura comienza en el embarcadero de la Playa de las Moreras. Si va con tiempo podrá sentarse en los asientos situados en la popa que permiten ver todos los rincones como si estuviera al timón. El barco se pone en movimiento. El primer golpe de vista va directo al Puente Mayor, el más antiguo de la ciudad, con más de 800 años. Está presidido por el rascacielos vallisoletano: el edificio Duque de Lerma, un proyecto de hotel que nunca llegó a buen puerto. Durante mucho tiempo fue un lugar de protesta y ahora alberga viviendas.

El periplo continua y los secretos se van desvelando. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Los turistas se sorprenden al escuchar la historia del barco de vapor Miguel Íscar. Funcionó desde 1883 hasta 1888. Un incendio intencionado puso fin a sus singladuras por estas aguas. De hecho, sus restos se encuentran junto al Puente de Hierro, pionero en vigas parabólicas. Otra curiosidad que capta la atención de los pasajeros es la cruz blanca que se erige entre los matorrales en las proximidades del conocido como Puente de Arturo Eyres. Es el vestigio de lo que algún día hubo. Una fuente de la que bebieron San Francisco de Asís y Santa Teresa de Jesús, ya que allí se encontraba el primer convento franciscano que, debido a los problemas que ocasionaba el río, se trasladó al barrio de La Rondilla.

El viaje prosigue y no deja de emocionar. Naturaleza, historia, teatro, innovación, escultura, pintura, pinchos, tapas, deporte... Todo se encuentra a continuación de sus orillas, unos márgenes donde el gran Félix Rodríguez de la Fuente consiguió sus primeros halcones, que despertaron su pasión por la cetrería, mientras estudiaba Medicina en Valladolid. El recorrido llega hasta el Puente de la Hispanidad, ya que la navegación no permite ir más allá.

Los pasajeros de la Leyenda del Pisuerga son muy variados. Los vallisoletanos David Pérez y Noelia Arrondo decidieron coger el barco con sus dos hijos, Sergio y Paula, y su sobrino, Óscar del Pozo. «Nos ha gustado mucho y cada vez que pasábamos por una zona intentábamos ubicarnos». Viven en Parquesol pero nunca habían apostado por esta aventura. «Hemos aprovechado que mi sobrino está pasando una semana de vacaciones con nosotros para hacerlo», comenta David, quien recomienda a sus paisanos la experiencia porque es «una forma distinta» de hacer turismo en tu ciudad.

En la popa, como si estuvieran en su casa, viajan Emilia Tregio th Kaite con sus hijos. Son lituanos y desde hace nueve años visitan todos los veranos a los abuelos. Hace tres descubrieron el barco y siempre que vienen surcan el Pisuerga. «Es muy divertido y los niños se lo pasan en grande», cuenta en un perfecto castellano. En el viaje, además de contemplar el paisaje, el agua y los tesoros que regalan las orillas, Emilia aprovecha para hacer dos trenzas a su pequeña mientras su otro retoño se bebe un zumo de naranja. «La primera vez eran unos bebés», recuerda.

En la embarcación también viaja Rosa Prado con su hermana y su madre. Tres madrileñas encantadas con su tierra que han aprovechado el periodo estival para conocer la capital del Pisuerga. «Nos ha encantado, es muy recogida y nos ha sorprendido mucho que las calles estén tan limpias», subraya Rosa. La posibilidad de hacer realidad este «agradable» paseo la conocieron a través de internet, así que en cuanto pisaron la ciudad de Miguel Delibes decidieron ir al embarcadero y subirse al barco. El resto de días lo aprovecharán para callejear y conocer «la vida» del lugar y sus gentes.

Los valencianos María del Carmen Montoro y Juan García realizan el paseo de pie. Sin perder detalle. Reconocen que Castilla y León les encanta, sobre todo, porque «se come muy bien». No es la primera vez que vienen pero sí la primera que se montan en el barco. Sobre la experiencia, aseguran que «es muy entretenida y amena». Conocieron la Leyenda del Pisuerga dando un paseo por el Puente de Poniente: «Lo vimos y decidimos bajar a preguntar. Nos ha encantado», concluyen.

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