Diario de Valladolid

SEMANA SANTA DE VALLADOLID

«Siempre la claridad viene del cielo»

El presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero, ensalza en un emotivo pregón de Semana Santa el sentimiento de hermandad que existe en Medina de Rioseco desde los antiguos gremios

El presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero, pronuncia el pregón de la Semana Santa de Medina de Rioseco.-MIGUEL ÁNGEL SANTOS

El presidente de la Diputación, Jesús Julio Carnero, pronuncia el pregón de la Semana Santa de Medina de Rioseco.-MIGUEL ÁNGEL SANTOS

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Santiago G. del Campo
Valladolid

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«Siempre la claridad viene del cielo». Con estas palabras del poeta Claudio Rodríguez el presidente de la Diputación de Valladolid, Jesús Julio Carnero, dio ayer un mensaje de esperanza en Medina de Rioseco, durante el emotivo pregón de Semana Santa que pronunció en la Iglesia de Santa María de Mediavilla. «Ser cristiano es un privilegio», proclamó. «La mayor fortuna que día a día me entrega mi madre».

Carnero ensalzó el carácter de los riosecanos, que «saben bien el significado de la Cruz», y su espíritu solidario. Repasó la historia de la localidad, desde «el esplendor de los gremios artesanos» con el que «se inició la creación de las distintas cofradías». Las mismas que llevaron a cabo «una importante labor asistencial y educativa».

«Siempre ese sentimiento de hermandad ha permanecido», aseguró el pregonero, a la vez que enalteció la localidad terracampina, un lugar que es como «una mirada al cielo desde el cielo». Un pueblo que ha sido para él desde su infancia «un lugar señero».

Fue en ese punto donde Jesús Julio Carnero puso toda la carne en el asador, y no dudó en compartir algunas de sus más íntimas vivencias ante los miembros de las hermandades riosecanas. Echó la vista atrás, a su niñez, y recordó los viajes de su familia desde Corcos, donde vivían, hasta las localidades zamoranas de Cañizo y Aspariegos, donde residían los abuelos. «Rioseco suponía la mitad del camino», que recorrían en un 600.

«Mi hermana y yo alborotando en la parte trasera hacían que Rioseco fuera parada obligatoria». Recordó los columpios a los que se subían en los jardines del Duque de Osuna y las rosquillas de palo que compraban para la abuela en las vacaciones de verano, Navidad y Semana Santa. «Un día no paramos y mi hermana y yo no entendimos. Luego supe que ya no había nadie a quien comprar rosquillas de palo».

Fue su primer encuentro con la muerte. Después llegaría lo peor, con la desaparición de su padre, pocos años después. «Todo se derrumbó con 14 años», dijo. Fue una época en la que sus creencias entraron en contradicción, al empezar a pensar que del cielo «no venía la claridad».

Más tarde se dio cuenta «de que las ausencias nos igualan, de que la pena por los que se han ido no es patrimonio de algunos, sino que a todos nos viste de morado y negro como en la Del Mandato y la Pasión, y de blanco como en la de La Soledad». Hacía referencia a dos procesiones riosecanas.

El presidente de la Diputación aseguró que los años le han ido acercando «cada vez más» a la Semana Santa de Rioseco, que es «intemporal como lo es la Tierra de Campos que la habita». Una Semana Santa que calificó de «emocional», «tan ritual, tan llena de vivencias», en la que parece que los «passus», las escenas de Pasión, «siempre hubieran existido».

Remarcó su vinculación con la localidad mencionando a su mujer, «palentina, hija de riosecano, nacido en esta misma calle de Santa María que hoy nos acoge. Él me enseñó que la entereza es la elegancia del alma», relató. «Nunca la perdió, nunca dejó de ser riosecano».

Carnero no quiso dejar pasar la ocasión y efectuó un recorrido por los principales pasos de la Pasión riosecana, por las obras de arte de sus iglesias y retablos. Por ejemplo, alabó el de Santa María de Mediavilla donde se encontraba, «armonioso y bello, quizá uno de los más bellos de Castilla». También mencionó los nombres de las hermandades y de sus mayordomos, presentes en el acto, y se detuvo en numerosos nombres propios de hombres principales de la localidad, como el cardenal Carlos Amigo.

Agradeció a la Hermandad de Nuestro Señor de la Columna haberle nombrado el pasado 5 de febrero Hermano de Honor y celebró, sobre todo, que ésta haya cambiado su reglamento para incorporar a las mujeres a la Cofradía, con los mismos derechos y obligaciones que los hermanos.

«Igualdad entre hombres y mujeres a la que todos, y cada uno desde nuestras responsabilidades, debemos aspirar y luchar por ella», remarcó. También tuvo palabras de afecto para el alcalde de Rioseco, Artemio Domínguez, «el mejor heraldo de su Semana Santa, el mejor emisario».

Comparó también las más valiosas tallas en un mismo momento de la historia: «Miguel Ángel allí, en Roma, y los Corral y Juan de Juni aquí, en Rioseco, nos enseñan a través de sus manos que el arte puede ser expresión comprensiva de los misterios de la vida».

Antes de su alocución, el presidente de la Diputación fue recibido en el Casino y Círculo de Recreo por el presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa, Julio de las Heras, por los mayordomos de cada una de las cofradías y por el primer edil. El pregón fue seguido por numerosos cargos públicos del PP de Valladolid y por algunos presidentes de Diputación, como el de León, Juan Martínez Majo, y la de Palencia, Ángeles Armisén.

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