Diario de Valladolid

Triunfo de una batuta en clave de rock

Con 22 años, Alejandro Puerta debuta en el Auditorio Nacional al frente de la orquesta de universitarios que fundó / Elimina barreras de la música clásica con el público más joven / Invita a grabar con el móvil, a sentarse entre músicos o a leer un poema

El joven Alejandro Puerta con la Joven Orquesta de Estudiantes y Colegios Mayores, el pasado jueves, durante su debut en el Auditorio Nacional ante 1.800 espectadores.-J. C. ARÉVALO

El joven Alejandro Puerta con la Joven Orquesta de Estudiantes y Colegios Mayores, el pasado jueves, durante su debut en el Auditorio Nacional ante 1.800 espectadores.-J. C. ARÉVALO

Publicado por
Alicia Calvo
Valladolid

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No somos estraterrestres en el escenario». Esta es una de las consignas que trata de trasmitir con su batuta uno de los directores de orquesta más nóveles en dirigir en el Auditorio Nacional. Un joven que quiere que sus conciertos de música clásica sean tan dinámicos e interactivos como los de cualquier otro estilo.

El soriano Alejandro Puerta, que tiene ascendencia vallisoletana, armonizó el pasado jueves la melodía de 80 músicos ante 1.800 butacas ocupadas. Casi un lleno que marcó la diferencia con otras puestas en escena, entre otras razones, por la juventud de artistas y espectadores.

Puerta cursa quinto de Arquitectura, sólo tiene 22 años y ha conseguido en tiempo récord juntar a decenas de universitarios de distintas titulaciones para formar la Joven Orquesta de Estudiantes y Colegios Mayores (Joecom).

La energía que trasmitió el conjunto durante este atípico concierto de música clásica se trasladó a un público que respondió con aplausos prolongados. «Fue brutal; una barbaridad; un sueño cumplido», cuenta sólo un día después el joven director, sin todavía haber asimilado las mieles por haber conseguido ese hito.

El recital estrenó la Sinfonía por un mundo mejor, del compositor Juan Antonio Simarro, y tuvo fines solidarios en favor de Unicef y de la ONG Voces. Pero lo más original fue su formato interactivo que rompe el convencional muro entre los asistentes a un concierto ‘serio’ y los intérpretes.

Puerta está convencido de que la música clásica llegaría a más gente si se trasmitiera de una forma más atractiva. «Los jóvenes son el público actual y, también, el del futuro, el que habrá dentro de 40 años», señala.

En eso está. En atrapar a jóvenes que no son conscientes de que les gusta una música que ya les gusta. «La clásica está presente en muchos aspectos de la vida y muchos no se dan cuenta. En anuncios, en bandas sonoras, en cualquier melodía...», comenta el director soriano.

En una escena inédita sobre el escenario de los clásicos, anima al público a que encienda su teléfono móvil y grabe, y comparta, y envíe pedazos del concierto por WhatsApp, por Telegram; los cuelgue en Twitter, en Facebook; haga fotos para Instagram... que su música fluya y llegue a cuantos más oídos mejor. «Como harían en un concierto de rock o de cualquier otro artista. Pues esto es lo mismo», aclara Puerta.

Así sobrepasó su gran noche las paredes del Auditorio.

#REVOLUCION

El público siguió el consejo del joven director de orquesta y compartió en internet imágenes y fragmentos del concierto del jueves. En Twitter lo hizo bajo la etiqueta o hastag #Revoluciónjoecom, que da una idea de lo que este grupo de universitarios pretende: revolucionar la música clásica y «romper con los clichés extendidos».

«Ni clásica ni aburrida» entiende la música que construye en el aire este aspirante a arquitecto por la Politécnica de Madrid. «Parece que es para gente aburrida o elitista y es todo lo contrario».

Si alguien en el patio de butacas tiene dudas por esta afirmación, esta orquesta se encarga de disiparlas. La danza macabra, de Saint-Saëns, fue una de las obras del repertorio. Antes de que los instrumentos sonaran, Puerta subió a una persona del público a leer el poema en el que está basada. Después, la tocaron. «Así tiene otro carácter. El público la entiende y la siente de otra forma, más cerca. Les llega nuestra pasión y su significado».

Invitó, además, a varias personas a sentarse entre la orquesta para vivir la experiencia musical de manera completamente distinta.

En otras ocasiones, en el circuito de colegios mayores donde nació la formación y donde más ha actuado, proyectó imágenes, incluso una vez un artista pintó un cuadro mientras sonaba la música. «Rompemos la barrera y está funcionando».

DIRIGIR EN EL DELIBES

Alejandro Puerta no esperaba hace cuatro años, cuando se trasladó de su Soria natal a Madrid, el éxito que disfruta ahora.

Tuvo que decidir entonces si matricularse en Arquitectura o seguir con los estudios de piano que inició con sólo siete años. Optó por lo primero y pasó un año «absorbido por la capital madrileña y por la carrera». Reaccionó y, sin saber muy bien en qué consistía eso de dirigir una orquesta, empezó un día a fijar carteles y reclutó a siete estudiantes de colegios mayores.

Ahora dedica la semana a los trabajos de clase, a estudiar dirección de orquesta y a practicar. Creó otra formación. Está al frente de la orquesta de la Politécnica de Madrid y con ella ensaya los domingos; con la primera, los viernes.

Entre tanto ajetreo se permite soñar. Le gustaría dar un concierto en el auditorio Miguel Delibes, en la ciudad vallisoletana en la que nació su madre y a la que acude algunos fines de semana. Pero si de soñar se trata, su mente se fija, como una meta «casi inalcanzable», en la Filarmónica de Berlín.

De nuevo, se encuentra en otra encrucijada similar a la del principio. ¿Música o arquitectura? Hoy, la respuesta es la contraria: «Me dedicaré a la música. A dirigir. La arquitectura nos ayuda a vivir mejor, pero la música a ser mejores personas».

Arquitecto y músico . A Alejandro le apasiona la Arquitectura, pero la música le encandila: «Veo a la gente sonreír con la música y digo ‘esto es lo que quiero».

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