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HISTORIA

Las ruedas rugen en invierno desde 1982

El club Turismoto decidió romper con las concentraciones moteras en verano y convocar a los verdaderos aficionados, a esos que utilizan la motocicleta todo el año, a reunirse en un pinar junto al Duero, para compartir hogueras, viandas y bebida, desafiando las bajas temperaturas

Arriba izq: Pingüinos en Tordesillas en 1995, arriba dcha: un grupo de moteros intercambia confidencias en 1996, abajo izq: desfile de las antorchas en la 25ª edición de Pingüinos en 2006 y abajo dcha: desfile de banderas en 2014.-EL MUNDO / PHOTOGENIC

Publicado por
Estibaliz Lera

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Cuero y gasolina. Charlas y confidencias. Máquinas y hogueras. Pingüinos es mucho más que una concentración motera invernal. Es una cita anual que reúne a miles de apasionados de todos los lugares del planeta para disfrutar durante cuatro jornadas de su pasión. Rugir sus característicos motores, ondear banderas de todo tipo e impregnar la ciudad de la liturgia de veneración a las dos ruedas se lleva haciendo mucho tiempo, en concreto desde marzo de 1982, año en el que se celebró la primera Pingüinos en la localidad vallisoletana de Herrera de Duero, donde llegaron 320 motards.

Allí comenzó una leyenda pilotada por el club Turismoto, que decidió romper con las concentraciones de verano, y convocar a los verdaderos aficionados a la motocicleta a reunirse en un pinar junto al río Duero, para compartir hogueras, viandas, confidencias y bebida, desafiando el frío castellano y leonés.

En 1985 cambiaron de ubicación. En Fuensaldaña padecieron una de las ediciones más duras, con 15 grados bajo cero de mínima y cuatro, también bajo cero, de máxima. Acudieron 600 aficionados que con toda seguridad tendrán grabado estos días en su memoria.

Desde 1998 y hasta fin de siglo, el año 2000, la cita se celebró en Tordesillas. El número de participantes no dejó de crecer. De hecho, se consiguió un Récord Guinness en 1990 al formar la mayor fila de motos, rueda con rueda en contacto, contabilizando 2.227 metros.

Con el paso del tiempo el evento continuó incrementando fama y prestigio por todos los rincones de Europa e incluso de otros continentes. Las razones eran muchas y muy variadas. Por ejemplo, desde 1986 el club Turismoto organiza una campaña para los más necesitados. Los motoristas traen en sus equipajes la ayuda solicitada en cada ocasión y a través de una ONG colaboradora se hace llegar a su destino.

También cuentan con otras actividades como la llamada ‘Vuelta Mototurística a Valladolid’ que más tarde pasó a denominarse ‘Ruta Turismoto por Castilla y León’. Según cuentan los organizadores, se trata de un completo fin de semana de rutas por los rincones más interesantes y desconocidos de la Comunidad. Cada edición se dedica a una zona determinada.

En 1998 se introdujeron los Pingüinos de Oro, unos premios que el club Turismoto instituye en dos modalidades que se entregan en la propia concentración: uno está dirigido a instituciones o personalidades que se hayan distinguido por su labor o afición al motociclismo, y otro dirigido a los profesionales del mundo del motor que más hayan destacado en la temporada.

El tiempo también marcó la edición de 2003. Hubo un temporal de nieve en muchas zonas de la Península, lo que hizo que algunas carreteras estuvieran cerradas, a pesar de eso las inscripciones no se mermaron y la cifra de asistentes se aproximó bastante a la de ediciones anteriores. En ese año se creó uno de los acontecimientos más llamativos: la gran fiesta de Nochevieja y Año Nuevo. Doce piñones y cava de Rueda sirven para festejar el nuevo año motero.

El 25 aniversario tuvo lugar en 2006. Para su conmemoración se celebraron varias actividades, entre las que destacaron la exposición 100 años de Ciencia en la Moto - 25 años de Pingüinos, celebrada en el Museo de la Ciencia de la capital. También se publicó el libro El viaje en moto en el que se repasaba el cuarto siglo de la concentración invernal motera más importante de Europa. Además, el evento batió todo los récord posibles: se inscribieron nada más –y nada menos– que 26.106 motoristas. El reconocimiento de oro, como no podía ser de otra manera, recayó en la junta directiva de Turismoto.

2008 marcó un antes y un después. Se estrenó una nueva sede: Simancas. Aunque el temporal de lluvia y nieve del viernes por la mañana dificultó el viaje, el sol y el buen tiempo fueron la tónica del resto del fin de semana. Por ello, se logró la cifra de 29.812. Fue un buen año. No se puede decir lo mismo de 2009, donde otra vez Pingüinos cambió de sede, además las temperaturas bajo cero y un temporal de nieve hizo que muchos aficionados a las dos ruedas desistieran y se produjo un bajón importante de participantes.

Los 30 llegaron en 2011. El clima fue bueno y las temperaturas altas para la época. En esta ocasión la afluencia de motoristas fue masiva y el desfile de banderas tuvo un 50% más de participantes. Aunque no se superó el récord de Simancas, el balance fue positivo, puesto que en aquella ocasión se permitieron entrar coches, furgonetas y autocaravanas y en este año se prohibieron para recuperar el espíritu de siempre.

La última cita fue en 2014. Se batió una nueva marca y Puente Duero se convirtió en un enclave lleno de apasionados a las dos ruedas. El buen tiempo hizo que el número de inscritos y asistentes fuera importante, eso sí, se cerró con la amenaza de ser el último.

Con las maletas hechas, el club organizador comenzó a buscar un nuevo nido donde reunir a sus polluelos. Esta misión ha llevado dos años, si bien el año pasado se celebró la Fiesta de la Moto, un evento que trató de saciar el mono pingüinero, pero que se quedó en 6.500 asistentes.

2017 marcará el regreso de una de las citas más importantes en el calendario invernal. Las previsiones son muy buenas y los hoteles están prácticamente llenos. Con toda seguridad, hasta el domingo la historia de la cita contará con unas cuantas páginas más llenas de buenos momentos.

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